Ricardo Andrade Jardí
Menos mal que se le está "ganando la guerra al crimen organizado", que si no, estaríamos fritos; más de una decena ejecutados en Chihuahua, media docena en Sinaloa y para colmo una familia asesinada (menores incluidos) ni más ni menos que en la casa de un secretario de Estado del desgobierno espurio, que afirma sin empacho que "se está ganando la guerra".
Mientras, en el México de verdad, el de la realidad, la cosa es diferente, la violencia institucionalizada recorre el país, al tiempo que el Banco de México nos informa que la inflación superará el 5.5% y que no se crearán, ni remotamente, la cantidad mínima de empleos requerida; el gas, de consumo doméstico, subirá los primeros días de agosto un 60%, lo que por otro lado nos obligará a ser una nación ecológica, sin convicción, pero ecológica, al fin, subirá también y que nadie se olvide la gasolina, como cada mes, y los legisladores de la dictacracia (PRIANNI) harán todo por la aprobación de la mal llamada reforma energética, que de energética tiene poco o nada, pues sólo se ocupa de ver cómo abrir al capital privado extranjero o nacional (el menos) al codiciado petróleo, en un país donde las pérdidas siempre son sociales y las ganancia únicamente privadas.
¿O por qué creen que hay tanto interés en el petróleo mexicano? Así es, porque todo el mundo sabe que si algo sale mal seremos los mexicanos los que terminaremos pagando la presunta inversión privada y si todo sale bien, para los "inversionistas", sólo ellos ganarán, además de tener una garantía fiscal que no les exigirá nada. Para eso estamos los mexicanos: para pagar los impuestos que no paguen los nuevos monopolios. Como no los pagan Slim o Televisa.
Ese es el panorama futuro: el de un México empobrecido hasta el límite de lo infrahumano y una oligarquía mediocre regalando el país como si fuera suyo. Una nación enajenada detrás de la caja idiota esperando la olimpiada China. Una dictacracia empresarial disfrazada de concesionaria de los bienes públicos que en realidad maneja como propios, mientras chantajea a toda la inmoral clase política, sometida fielmente al poder del dinero.
Cien años de revolución y las cosas vuelven a ser como hace doscientos años. Hay que volver a luchar por conquistar una independencia que nos han robado los mismos que corrompieron la Revolución Mexicana.
La historia siempre se repite, unas veces como tragedia y otras como farsa, pero no olvidemos que la farsa al igual que la tragedia son géneros catárticos... Menos mal.
viernes, agosto 01, 2008
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