Por Nazario Soto
Una agitaciòn profunda comienza a sentirse en todo el paìs. Hombres que parecìan sometidos despiertan al sentir las cadenas en sus tobillos. Cuando abran del todo sus ojos, una fuerza incontenible surgirà de ellos, y entonces en un impulso romperàn esas cadenas.
Bhabani Bhattachayra
Es vergonzoso mirar la indiferencia de los supuestos jovenes en la actualidad (aunque muchos otros dan la lucha ejemplarmente) sobre todo comparàndolos con aquella generaciòn de heroes-por que eso es lo que son-de los años 60.
La revoluciòn juvenil habìa iniciado por lo menos 150 años antes, si tomamos en cuenta los datos del autor norteamericano Anthony Esler al considerar el movimiento de la Uniòn de Estudiantes(Burschenschaft), efectuado en la ahora Alemania de 1815 a 1819, como la primera rebeliòn de jovenes en la cultura occidental. La fuerza fìsica, espiritual, polìtica, e intelectual de la juventud siempre ha cimbrado hasta los cimientos cualquier sistema, en cualquier època històrica, baste recordar el alzamiento de esclavos en la Roma Antigua(año 72 AC) lidereada por Espartaco, que venciò a numerosos ejercitos del imperio, y casi pone de rodillas a los amos, por eso el sistema de dominaciòn siempre ha hecho hasta lo imposible por mantener al joven idiotizado, enajenado, sumiso, e inmerso en el conformismo y la mediocridad màs nocivos. El sometimiento de los de menor edad siempre ha sido requisito indispensable para el desarrollo de la injusticia. Pero en 1968, mis compañeros de generaciòn se distinguìan por su capacidad de estudio, su disciplina(porque es verdad que nos encanta/ba el desmadre, pero èste siempre ha sido c-r-e-a-t-i-v-o), por su enorme esperanza en el futuro, el convencimiento pleno de que esto dependìa de nuestra lucha, de nuestra entrega diaria; el amor a la humanidad entera, la valentìa,
y el profundo desprecio por aquellos seres que degradan a la especie con tal de satisfacer su inmensa codicia, la repugnancia por lo injusto, y el deseo irreprimible de libertad. Los jovenes eramos-como apunta el novelista francès Raymond Radiguet-animales que nos rebelabamos contra el dolor. Siempre supimos que unidos podìamos tomar las riendas de la Historia, y asì lo hicìmos.
En Cuba, los revolucionarios-cuyo lider apellidado Castro tenìa 33 años- derrocaron a la dictadura pro-yanqui de Batista a principios de la dècada de los 60.
En Corea los universitarios derrumbaron al Partido Liberal gobernante, comvirtiendo las manifestaciones en revoluciòn.
En Japòn el movimiento estudiantil Zegakuren combatìa en las calles contra la policìa, la represora universal.
En Argèlia el Frente de Liberaciòn Nacional, encabezado por muchachos y muchachas, destaba la revuelta en los barrios populares conocidos como cashbas, iniciando el proceso de independecia de Francia.
En Turquìa tambièn hubo convulsiones sociales protagonizadas por jovenes musulmanes que pusieron en crisis al gobierno.
En Indonesia los masivos movimientos estudiantiles que enfrentaban aguerridamente la represiòn del règimen, lograron llevarlo hasta la quiebra.
En Mèxico, la lucha por una sociedad verdaderamente igualitaria ha durado dècadas, nuestro pueblo nunca ha estado quieto.
En China, Inglaterra, Italia, Francia, Checoslovaquia, Alemania, Argentina, Brasil; EU...,
los menores de 30 años se movilizaban con gran entusiasmo y sabidurìa para transformar la sociedad humanamente. Y lo lograron , lo logramos. Solo pudieron derrotarnos con la muerte, con el asesinato, y la desapariciòn. Pero muchos de nosotros siempre hemos estado dispuestos a dar la vida en la lucha contra la opresiòn. Porque nuestros maestros nos enseñaron que èsta era la ùnica manera de considerarnos verdaderamente humanos. No añoro el pasado. Estoy convencido que el Hombre y la Mujer fueron hechos para cumplir tareas titànicas. Que cuando al fin logremos superar èsta suicida explotaciòn de nosotros mismos, el avance de la Humanidad no tendrà lìmites. Sè profundamente que hoy los jovenes se ponen otra vez de pie, y esta vez nada podrà detenerlos. Afortunadamente, aùn podrè estar al lado de ellos.
Mèxico, el el rincòn azulado de la Vìa Làctea.
Por el Colectivo La Decena Tràgica.
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