jueves, noviembre 13, 2008
Adversidades
Además de las dificultades derivadas de las virulentas campañas electorales y de la controvertida elección de 2006, el presidente Felipe Calderón ha tenido que enfrentar en su sexenio, junto con las consecuencias de sus errores, un entorno plagado de adversidades: desastres naturales, crisis internacionales y, el pasado martes 4 de noviembre, la tragedia dentro de su gabinete.Unos días antes de rendir su primer informe de gobierno, el 21 de agosto del 2007, Calderón se vio envuelto en los embates del huracán Dean, que golpeó en dos ocasiones el territorio nacional y dejó a su paso 10 muertos y más de cien mil damnificados. Apenas dos meses más tarde, hubo de encarar uno de los peores desastres naturales de los últimos años: las inundaciones de Tabasco y Chiapas, que afectaron a más de un millón de personas, provocaron decenas de muertes y, de acuerdo con las estimaciones del gobierno de Tabasco, ocasionaron daños materiales por más de 50 mil millones de pesos.Según la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros, a juzgar por las indemnizaciones que sus afiliados han debido pagar, los anegamientos de Tabasco y Chiapas constituyen hasta ahora el desastre natural más costoso de México después del huracán Wilma de 2005. En efecto, de acuerdo con las estimaciones realizadas, el terremoto de la Ciudad de México en 1985 costó a las aseguradoras 473 millones de dólares en indemnizaciones; las destrucciones causadas por el huracán Gilberto en 1997 representaron para esas empresas una erogación de 567 millones de dólares; los daños ocasionados por el huracán Wilma en la zona turística de Cancún significaron a las aseguradoras un pago global de mil 752 millones de dólares, mientras que las inundaciones de Tabasco y Chiapas, ocurridas el año pasado, las obligaron a realizar una cobertura de 700 millones de dólares.Las fuertes lluvias que comenzaron el 28 de octubre de 2007 y duraron alrededor de un mes anegaron más de 80% del territorio del estado de Tabasco, por el desbordamiento de los ríos Grijalva y Usumacinta y el desfogue de la presa Peñitas; pero además afectaron a 22 municipios del norte de Chiapas y ocasionaron el desgajamiento de un cerro que provocó una inmensa ola y sepultó más de 100 viviendas del pueblo Juan de Grijalva. Se le considera el más grave desastre natural en Tabasco de los últimos 50 años.Obviamente, a las cuantiosas precipitaciones pluviales se sumaron la negligencia y la corrupción de autoridades actuales y anteriores. Diversas voces habían advertido sobre los riesgos de la tragedia, y tras los acontecimientos se conoció que los gobiernos encabezados por Roberto Madrazo, Manuel Andrade Díaz y el actual gobernador, Andrés Rafael Granier Melo, habían recibido más de 2 mil millones de pesos aportados por Pemex para invertirlos en construcción de infraestructura que pudiera prevenir este tipo de desastres. Así, antes de cumplir su primer año de gobierno, Calderón tuvo que lidiar con uno de los mayores desastres naturales que ha habido en el país. Pero prácticamente por las mismas fechas se empezaban a manifestar los primeros síntomas de la crisis financiera que sacudiría al mundo en septiembre de 2008. Desde junio de 2007 había asomado el peligro que representaban los préstamos hipotecarios en el vecino país del norte, con las dificultades que enfrentó el banco de inversión Bear Stearns, y en enero de 2008 el presidente George Bush anunció un paquete de medidas por un valor de 150 mil millones de dólares para tratar de reactivar la economía.Sin embargo, todavía en aquellos tiempos a Calderón lo motivaba enfrentar el "escenario preocupante de 2008", como dijo ante banqueros, pues, destacó, "a nosotros nos acomoda bien y nos gusta y nos agudiza el desempeño trabajar en un escenario bajo presión; es decir, estamos hechos para la adversidad".Lamentablemente, la adversidad se agudizaría en seguida, de manera que en julio de este año estallaron las crisis de las hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac, que finalmente tuvieron que ser rescatadas por el gobierno estadunidense en septiembre. Y, tras unos días de forcejeo, en los primeros días de octubre el Congreso de Estados Unidos aprobó un plan de rescate financiero por 700 mil millones de dólares, para evitar un mayor impacto sobre la economía. Dos días después del triunfo electoral de Barack Obama, el presidente George Bush instruyó a su secretario del Tesoro, Henry Paulson, para utilizar un préstamo de 550 mil millones de dólares antes de fin de año en el plan de rescate.Hoy la economía estadunidense vive una recesión y existen temores de que ésta desemboque en una depresión. Como sea, nadie duda que será esta la mayor crisis económica que se ha experimentado desde 1939. Tal es la realidad con la que todos tendremos que lidiar en México, y las consecuencias ya se empiezan a sentir, al menos en tres ámbitos: la caída de los precios del petróleo, el regreso de migrantes y la reducción de las remesas que vienen del extranjero; esto, sin considerar la disminución de las exportaciones y los recortes de personal que ya se hacen en las empresas trasnacionales instaladas en México.El pasado 13 de octubre, el grupo parlamentario del PRI presentó un informe según el cual unos 800 mil mexicanos que radican en el vecino país del norte están en riesgo de perder sus casas por la crisis hipotecaria, además de que unos 3 millones de connacionales podrían verse forzados a retornar a nuestro país.Mientras tanto, las remesas que ellos envían a sus familias en México -que en 2007 sumaron casi 24 mil millones de dólares- empezaron a caer desde enero, de manera que en el primer cuatrimestre del año se redujeron en 2.37%. Y, apenas el pasado jueves 6 de noviembre, la economista en jefe de la Cámara Americana de Comercio pronosticó que disminuirían aproximadamente 5% en el presente año.Pero el mayor impacto de la crisis estadunidense y mundial se manifiesta en la caída del precio del petróleo que, tras situarse en su máximo histórico del pasado 11 de julio, a 146.90 dólares el West Texas Intermediate -que sirve de referencia para el crudo mexicano-, el jueves 6 cerró a 65 dólares por barril. Y las consecuencias para el crudo mexicano pueden observarse en el hecho de que, si bien la cotización promedio del año ha sido de 94.25 dólares por barril, el 6 de noviembre cerró en 48.34 dólares, según los comparativos realizados en un informe de la Secretaría de Hacienda denominado Evolución del mercado petrolero.El mayor problema es que, en el presupuesto para 2009, el precio del barril se está fijando en 70 dólares y hoy se encuentra ya más de 20 dólares por debajo de esa cifra, lo cual implicaría un recorte mayor en los egresos de la administración, considerando que los ingresos del gobierno federal, derivados del petróleo, significan alrededor de la tercera parte del total. De modo que los severos efectos de la recesión estadunidense se presentan en muchos frentes. Este mismo año, el 13 de abril, el director general del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, alertó sobre la existencia de una crisis alimentaria causada por el alza sostenida en las materias primas. Unos días después, el presidente del Consejo Nacional Agropecuario, Jaime Yesaki, señaló que México está inmerso en esa crisis y que el sector más vulnerable es el pecuario, porque se importan entre 18 y 20 millones de toneladas de granos para forraje. Esta situación ya se resiente en el incremento en los precios de diversos artículos agropecuarios.Y, por si todas estas calamidades no fueran suficientes, el martes 4 de noviembre la tragedia llegó hasta el propio gabinete presidencial, con la muerte del secretario de Gobernación. Accidente o atentado, el avionazo se suma a las adversidades externas que aquejan al sexenio de Calderón y lo obligan a cambiar de ruta frente a lo inevitable. l
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