Año 7, número 2444
Martes 25, noviembre del año 2008
Siguiendo por el mismo camino que transitó cuando Juan Camilo Mouriño fue acusado de tráfico de influencias; en el sonado caso que puso en claro cual sería el derrotero del Estado en la presente administración. Por si todavía no había certeza de que sería más o menos lo mismo que el anterior, pero peor.
Delito del que lo acusaron, y que posteriormente fue cínicamente reconocido por escrito y ante las Autoridades judiciales por el entonces secretario de Gobernación, sin que se le haya hecho otra cosa que no sea cubrirlo con el manto de la impunidad presidencial.
Felipe Calderón, desde Perú, hizo una apología de su Secretario de Seguridad Pública, de quien se dicen muchas cosas, y no precisamente buenas, desde que colaboraba en el sexenio pasado con el señor Fox.
Y del que se siguen diciendo, pues han sido ya varias las mantas de los malosos que ligan a Genaro García Luna con el narcotráfico; sin que don Felipe siquiera dude de la honorabilidad de su cercano colaborador.
Y sin que tampoco importe, para efectos de la confianza en nuestras Autoridades, la deserción de agentes de la tristemente célebre sub procuraduría (SIEDO) a raíz de la detención de los altos mandos por su presunta complicidad con el crimen organizado.
Que lógicamente, por el temor de ser descubiertos ahora que arraigaron a Noé Ramírez Mandujano; y tienen en capilla a los dos ex directores de Interpol México, Ricardo Ramírez y Rodolfo de la Guardia...
Y asimismo al Director General Adjunto de inteligencia de la Coordinación, Fernando Rivera Hernández (y la lista no termina; o sea, a casi todos).
Agentes que con sus deserciones hacen claro que participaban en la repartición de los 450 mil dólares mensuales que recibían de los malosos.
Y que con toda seguridad se irán a refugiar con sus antes protegidos (los malosos) lo que ciertamente engrosará aún más las filas del crimen organizado al que pretenden combatir.
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