Barómetro Internacional
Por Ricardo Daher
Más de 80.000 millones de coronas (unos 11.000 millones de dólares) obtenidos por la venta de empresas públicas, se evaporaran en poco más de un año, según se desprende del informe de la Oficina Central de la Deuda Pública de Suecia, que prevé un déficit fiscal para el 2009. Mientras, un tercio de los ahorros de las familias suecas se “hicieron humo” este año en medio de la crisis financiera y el desajuste económico.
Este año el gobierno sueco cerrará con un superávit fiscal de 148.000 millones de coronas, más de la mitad obtenido por la venta de empresas públicas, pero ya el próximo año se prevé un déficit de 23.000 millones. Estos cálculos no tienen en cuenta probables gastos del gobierno en el salvataje de instituciones financieras, para lo que ha previsto disponer un fondo de 1,5 billones de coronas suecas (201.000 millones de dólares).
A fines de octubre el Estado ya había gastado 6.000 millones de coronas en créditos a la banca de inversiones Carnegie, hasta que el pasado 10 de noviembre, el gobierno decidió asumir el control de la institución a través de la Oficina Central de la Deuda Pública. No está estimado aún cuanto le costará al Estado gestionar esa institución, hasta que, según el gobierno conservador, vuelva a ser administrada nuevamente por privados. Este caso no se trata de una estatización, sino de la asunción de las pérdidas y participación en la gestión del banco por un tiempo no precisado.
Pero no sólo el Estado pierde dinero. Según una encuesta de la Oficina Central de Estadísticas, una tercera parte de los ahorros de las familias suecas se evaporaron este año. Las mayores pérdidas se registraron en los ahorros volcados en acciones o en fondos que invertían en acciones. Sólo los ahorros depositados en cuentas bancarias no fueron afectados por ahora. La Oficina de Estadísticas hizo el anuncio el pasado jueves tras consultas con administradoras de fondos y bancos de inversión.
Rematando “las joyas de la abuela”
El eterno candidato presidencial en Uruguay –hasta que lo logró en 1999-, Jorge Batlle, activo defensor de las políticas neoliberales, reclamaba ya en 1989 la venta de las empresas públicas y hasta de las reservas de oro del país para, sostenía, poner en marcha la economía. Decía que para un país en crisis era como si una familia conservara en un cofre las joyas de la abuela mientras pasaba hambre y necesidades.
Aquí en Suecia, el gobierno conservador del primer ministro Fredrik Reinfeldt está haciendo exactamente lo que quería el ex presidente uruguayo: está vendiendo las joyas de la abuela. El capital ahorrado por la sociedad a través del Estado e invertido en empresas públicas, ha sido puesto a la venta. Algunas empresas ya se vendieron y ese dinero no ha servido para mejorar la situación de los habitantes, sino que sencillamente se ha evaporado para financiar la reducción de impuestos a los ricos, y apenas en sólo un año.
Cuando se inició la crisis financiera, el gobierno argumentó orgulloso que lo obtenido por las privatizaciones concretadas habían sido una buena reserva para los momentos de crisis, y que los reclamos de la oposición para que volcara lo obtenido en mejoras a la población, a través de inversiones en salud, educación, estaba demostrado, había sido una posición errónea.
Ahora, está claro que lo producido por la venta de empresas públicas será absorbido por los bancos y financieras en crisis, o para cubrir el déficit fiscal del gobierno que aumenta ante la recesión económica, o por la reducción de los impuestos a los ricos que deja con menos recursos al Estado, y por el aumento del desempleo que también provoca menor recaudación fiscal y más gastos en subsidios.
Una situación que se podría haber previsto con sólo observar lo que pasó en los casos de privatizaciones en otros países del mundo, o con experiencias anteriores en Suecia misma.
Pero, mientras se asusta a la población con la crisis financiera, el gobierno conservador sigue con sus planes de privatizaciones.
Defendiendo el neoliberalismo
En el panorama europeo, Reinfeldt se ha opuesto a la exigencia de controles estrictos al sistema financiero, tal como había propuesto el presidente francés Nicolas Sarokozy. En la política interna, el primer ministro conservador no ha podido ser tan estricto. Después de rechazar en primera instancia la intervención estatal para salvar a la financiera Carnegie, finalmente debió aceptar la intervención del Estado.
No es la primera vez que Carnegie aparece en los titulares de prensa vinculada al gobierno conservador. A inicios de este mandato, por lo menos dos funcionarios debieron dejar sus cargos al comprobarse que habían sido empleados de esa empresa que era además la encargada de asesorar al gobierno para preparar la privatización de empresas públicas. Un caso claro de conjunción de intereses, es decir de estar detrás de los dos lados del mostrador.
Aunque la crisis financiera internacional ha sacado del debate el impulso del gobierno a las privatizaciones, un informe de la Oficina Central de la Deuda Pública sobre el déficit fiscal para los últimos dos años de gobierno, permite augurar que volverá a intentar la venta de activos públicos para compensar ese déficit.
De superávit a déficit
El superávit fiscal se convertirá en déficit el próximo año, advierte un informe de la Oficina Central de la Deuda Pública que pronostica un drástico aumento del endeudamiento público.
Esta institución publicó en su informe que para 2008 se espera un superávit fiscal de 148.000 millones de coronas, la mitad producido por la privatización de las empresas Vin & Sprit, la aseguradora Vasakronan y la parte estatal en OMX, que controla la Bolsa de Valores.
La Oficina de la Deuda Pública adelanta que para los años 2009 y 2010 el Estado pasará a tener déficit fiscal, si es que no logra concretar las privatizaciones previstas. Sin contar con privatizaciones no concretadas, en 2009 el Estado tendrá un déficit de 23.000 millones de coronas, y en 2010, año de elecciones, un déficit de 35.000 millones de coronas.
Esta oficina estatal considera además que el gobierno aumentará su endeudamiento en 120.000 millones de coronas en los próximos dos años a través de préstamos obtenidos y subasta de papeles públicos.
Privatizando a toda máquina
El gobierno conservador del primer ministro Fredrik Reinfeldt intenta mantenerse fiel a la prédica neoliberal, y busca ampliar las privatizaciones de empresas públicas más allá de lo anunciado al inicio del gobierno.
Las expectativas del ministro de Mercado Financiero, Mats Odell ha sido desde el principio lograr 200.000 millones de coronas a través de las privatizaciones de empresas públicas, hasta ahora ha llegado 103.000 millones, según informes del parlamento.
A principios de año, el gobierno de la Alianza derechista tenía una lista de 54 empresas parte de empresas o acciones en empresas que podían ser objeto de venta. Algunas empresas o departamentos estatales podrían ser convertidos en sociedades anónimas y cotizadas en la Bolsa.
Por ejemplo, a principios de setiembre, el gobierno decidió que parte del Servicio Nacional de Carreteras (Vägverket) y de la Administración Nacional Ferroviaria (Banverket) pasaran a ser una empresa única cotizada en la Bolsa. El gobierno no anunció su privatización, pero todo indica que su cotización en Bolsa es parte del camino para su venta. La ministra de Industria y Comercio, Maud Olofsson, ya usó el argumento de que cotizar en Bolsa es para privatizar.
Además de las privatizaciones más conocidas, como la de Vin & Sprit, el gobierno ha privatizado parte del Instituto Nacional de Cartografía y Catastro a la editoral Norstedts, por 28 millones de coronas.
El gobierno ha vendido ya sus acciones en la empresa inmobiliaria Vasakronan por 24.600 millones, toda la empresa Vin & Sprit por 58.000 millones, el puesto en la empresa que dirige la Bolsa de Valores, OMX, en 2.100 millones.
A esto se suman 18.000 millones de coronas obtenidos por la venta de parte de acciones de Telia Sonera, el Estado mantiene todavía el 37,3 por ciento de la empresa teléfonica.
El gobierno conservador ha solicitado autorización al parlamento –que controla- para vender su parte en el banco Nordea –el Estado posee el 19,9 por ciento de las acciones totales del banco-, y toda su participación en el Instituto de Préstamos para la Vivienda (SBAB).
Además está pendiente de la autorización para vender parte de Exportkredit, y reducir la participación del Estado a sólo el 34 por ciento de su paquete accionario, así como el total del instituto de investigación Imego.
El ministro de Asuntos Sociales, Göran Hägglund por su parte promueve la venta de parte de las farmacias del país para habilitar la participación privada. Aunque no existe una cantidad prefijada, se supone que se privatizarán la mitad de las 1.000 farmacias de Apoteket existentes en el país.
Al mismo tiempo que la ministra de Industria y Comercio autorizó la fusión de los Correos de Suecia y Dinamarca, el gobierno se propone deshacerse de una parte del paquete accionario que posee en el Correo sueco, para reducir su porcentaje de 60 al 34 por ciento.
También existen planes para vender la empresa estatal de rehabilitación de empresas del este ministerio. La empresa tiene 200 empleados y un capital de 100 millones de coronas.
“Nada es sagrado”
La ministra de Industria y Comercio, Maud Olofsson, líder además del Partido del Centro –hoy más a la derecha-, respalda una política de privatizaciones abiertas. “Nada es sagrado” y cualquier propiedad estatal puede ser privatizada, ha argumentado.
El gobierno conservador también privatiza servicios sociales que eran exclusivos del Estado, aunque sin vender empresas públicas, sino permitiendo la competencia privada en sectores monopolizados por el Estado. Al mismo tiempo se busca facilitar la participación privada en servicios comunales y la venta de empresas comunales.
Uno de los sectores comunales de mayor interés son las escuelas privadas. El pasado año se habilitaron 47 escuelas privadas, y en los primeros 7 meses de este año, se presentaron 30 solicitudes. El gobierno ha recibido críticas del sindicato de maestros por este auge de instituciones privadas.
Un estudio reciente ha mostrado enormes carencias en algunos centros escolares, y una tendencia a la compra y venta de escuelas por empresas de riesgo. Empresas dedicadas a la especulación, compran escuelas, las gestionan como máximo por 3 años y la vuelven a vender con ganancias. Los maestros sostienen que la educación no debe asumirse como un negocio y reclaman al menos mayor control del Estado sobre las escuelas privadas para que cumplan con los requisitivos mínimos educativos.
Por otra parte, el gobierno pretende ampliar la participación privada en la atención a los ancianos. La ministra de Salud, Maria Larsson, prepara una nueva ley para facilitar la apertura de centros de atención a ancianos, especialmente a través de cooperativas para las minorías o grupos de extranjeros.
El argumento de la mayor participación de privados en la salud, sostiene la ministra, está basada en la ”libertad de elección” de los ciudadanos.
La misma reforma se plantea para la atención primaria de salud. El ministerio de Salud estudia habilitar la apertura de policlínicas privadas de atención primaria.
Además, el Partido del Centro pretende modificar la situación de los préstamos de estudios eliminando el Departamento Central de apoyo a los Estudios, CSN, y que los estudiantes obtengan los préstamos de estudios directamente de los bancos privados. Según voceros de este partido, el tema está aún en estudio y no se han querido referir a las exigencias que plantean los bancos privados a la hora de conceder préstamos. De aplicarse el mismo criterio que para el resto de los préstamos bancarios, será muy dificil para la mayoría de los estudiantes obtener un préstamo para continuar sus estudios.
“Lo vendido está vendido”
Cuando se reveló que dos asesores del ministro privatizador, Mats Odell, fueron funcionarios de Carnegie que estaba realizando un informe al gobierno para la privatización de empresas públicas, la oposición reclamó de inmediato el freno a los planes del gobierno de vender las empresas públicas.
Los tres partidos de la oposición, Socialdemócrata, de Izquierda y del Medio Ambiente, reclamaron congelar las privatizaciones en ese momento. Sin embargo, el gobierno continuó su política.
El Partido Socialdemócrata, el mayor de Suecia y probablemente de nuevo en el gobierno en las elecciones de 2010, ha constituído una comisión interna para estudiar las propiedades del Estado y como reaccionar ante las privatizaciones que el actual gobierno busque concretar en los dos años que le quedan de mandato.
Tomas Eneroth, vocero de las políticas de industria y comercio de la Socialdemocracia, comentó hace poco que su partido no respalda las privatizaciones de las farmacias en la forma que pretende realizarla el gobierno conservador –vender la mitad de las bocas de venta a la competencia-, sino que prefiere una negociación para reglamentar el mercado, dejando entrar la competencia privada, pero sin vender la mitad de las farmacias como quiere el gobierno.
La vocera socialdemócrata en temas de salud, Ylva Johansson, dijo que su partido no descarta volver a comprar las farmacias privatizadas si ganan las elecciones en 2010. “No descarto nada. Es dificil volver a comprarlas de nuevo, pero en un cambio de gobierno vamos a modificar la decisión de privatizar las farmacias” dijo Johansson.
Eneroth dijo más o menos lo mismo. “Es dificil volver a comprar lo ya privatizado. Lo que está vendido, está vendido, pero el mercado se puede reglamentar” dijo.
El Partido Socialdemócrata ya privatizó empresas públicas en anteriores administraciones, pero algunos de sus sectores siguen críticos a esa política. El ex secretario general la central de trabajadores LO, Stig Malm, ha criticado varias veces algunas privatizaciones, especialmente en la energía eléctrica, sosteniendo que desde la privatización los precios al consumidor han aumentado constantemente y que muy poco se ha invertido en renovar equipos, líneas de conexión y en la producción.
Sin embargo ese tema no parece ocupar la primera línea de preocupación de los nuevos dirigentes socialdemócratas.
¿Integrarse a la eurozona?
Apenas desatada la crisis financiera, voceros de la alianza de gobierno de derecha, comenzaron a plantear la necesidad de volver a discutir la adopción del euro como moneda. Rechazada en un plebiscito hace dos años la incorporación de Suecia a la zona del euro, los dirigentes de la coalición comenzaron a mencionar la posibilidad de repetir el referendo en un corto plazo, argumentando que la incorporación al sistema de moneda única, le permitiría al país enfrentar mejor la crisis financiera, y como se ve ahora, también productiva.
Sin embargo, la incorporación de Suecia a la zona euro no producirá efectos positivos, al contrario, la arrastrará más rápido a la recesión que ya se instaló en los países que tienen al euro como moneda. Además, la incorporación a la zona euro elimina los escasos atisbos de independencia financiera. El Banco Central de Suecia ya no podrá adoptar medidas como la baja de tasas de interés y otros recursos monetarios para enfrentar la crisis. Quedará absolutamente rehén de lo que decida el Banco Central Europeo.
El pasado fin de semana se conoció que los países de la llamada “zona euro” están oficialmente en recesión al presentar dos trimestres consecutivos de descenso del producto nacional bruto. Algunos países que no han adoptado el euro, tuvieron por el contrario crecimientos del PBN, por lo que en promedio, la Unión Europea puede presentar números en cero. Según informe de Eurostat -el organismo estadístico de la Unión Europea de 27 socios los países de la zona euro tuvieron descensos del PBN de 0,2 por ciento en los últimos dos trimestres.
ricardher@gmail.com
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