Quién sabe si de motu propio o porque es el más pendejo y por eso lo enviaron a él a pedir la pena de muerte. Los que se preparan para seguir manteniendo el poder por asalto luego de la salida del usurpador actual, que no como decisión del pueblo, eso se acabó aquí también. Evidentemente en un acto más de corte electorero. Pero con implicaciones terribles porque en el fondo lo que se haría es legalizar las ejecuciones, como legalizaron el fraude.
Por María Teresa Jardí
Condenados estamos los mexicanos a no despertar de la pesadilla impuesta por la derecha fascista e inculta que desde hace varios sexenios tomó el poder con Carlos Salinas de Gortari. Pesadilla inaugurada con Echeverría y continuada con López Portillo, algunos quisimos creer que la terminaba Salinas y que lo que decía ese ex presidente, mientras sentaba las bases de lo que está, era cierto. Y el regreso a la misma pesadilla, con Zedillo, fue horrendo. Y ni qué decir de la continuación, con Fox y con Calderón salta a la vista la película de terror en que se ha convertido la misma. Y la posibilidad de despertar se aleja de la peor de las maneras.
Sí, AMLO es una esperanza, estoy de acuerdo. Sí, somos millones los que integramos el movimiento ciudadano y cada día se suman más. Y, sí, AMLO está haciendo lo que debe hacer todo líder consciente para no dejar que muera la esperanza de que en México se puede acceder al cambio de manera no violenta.
Pero ya no tenemos ni siquiera un partido para acceder de esa manera. A través del PRD no llegaría ni AMLO. Mucho menos va a llegar Ebrard y menos aún pagando una millonada por hacer galletitas frente a niños enfermos o enajenadas amas de casa. ¿A esa hora a ver quién más puede perder el tiempo sentado frente a la telebasura? Niños que no votan y mujeres que no votan por el PRD. Su ida a la telebasura le quita votos, no se los da, aunque él crea que sí. Dinero tirado a la basura.
Y siendo gravísimo no tener expectativa partidaria de cambio. Lo peor es el constatar el bajísimo nivel moral y el escandalosamente bajo nivel cultural de los que tienen y de los que aspiran a continuar controlando el poder. Es como si les hubieran ejecutado las células cerebrales que a los humanos nos convierten en seres pensantes.
Ebrard, por cuestiones de inteligencia, no debió ir a hacer galletitas con Galilea Montijo ni con la Virgen María si ella fuera la que trabajara en esa empresa, en lugar de llorar, como con toda seguridad hace, por los pecados de Televisa, la madre del hijo de Dios.
Moreira era la esperanza para el PRI. Los dinosaurios priístas producen tal horror que hasta se corre el riesgo de que la pesadilla la siga administrando otro panista.
Pero no. Moreira está liquidado como esperanza de cambio. Porque es el más pendejo, repito, y lo enviaron a hacer el trabajo sucio. O, peor aún, de motu propio, demostrando igual que la estupidez irredenta, —de quien hasta cree que eso le da puntos electoreros frente a los otros impresentables rivales que tiene el PRI tiene—, lo convierte en otro peligro para México.
¿A ver qué ciudadano pensante votaría por el impulsor de la pena de muerte en un país donde las ejecuciones se han convertido en la primera causa de muerte natural?
Está liquidada la esperanza de que del PRI surja alguien capaz de permitirnos despertar de la pesadilla sin final en la que estamos condenados a transitar a lo largo de este siglo o hasta que nos llegue “Made in USA” el cambio.
Una dictadura es lo que ya se perfila en el horizonte que viene y en lugar de cuidar lo poco que pueda mantener la esperanza volátil de un pueblo tan brutalmente agraviado se le tapa hasta la menor de las rendijas. La única certeza que nos dejan es la de la indiscutible verdad en cuanto a que la corrupción mata las neuronas.
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