María Teresa Jardí
Leo, que Santa Teresa dice que no es suficiente con acumular años para entender lo que se vivió. De ahí la importancia de la memoria histórica para no permitir el olvido. Pero en México a base de cancelar esa memoria es como el capitalismo ha impuesto la dictadura sexenal que en medio de ríos de sangre encabeza Calderón hoy.
En la Península Ibérica cualquier niño de párvulos sabe que la Virgen del Pilar dijo “que no quería ser francesa” cuando Napoleón decidió poner a su hermano como emperador de España y que la Virgen del Pilar “se convirtió en la capitana de la tropa aragonesa”.
Cuando la desesperanza se apodera de los habitantes de un lugar sólo queda esperar un milagro. Pero ni la Iglesia cree ya en los milagros. ¿Qué pensará la Guadalupana viendo al pueblo sufriente acudir a ella hoy día de su Santo? Y el resto de días en los que las procesiones no amainan ni con la crisis ni con el cambio de temperaturas en el planeta. ¿Logrará la Virgen de su hijo que haga el milagro que los mexicanos pobres esperan? Porque con los ricos, saben los pobres, que Dios --si existe-- come en su mesa.
¿Qué puede pensar la madre del hijo que vino a ofrendar su vida, torturado y crucificado, cuando escucha a un legislador proponer que a los presos con derecho a la preliberacional, para obtener la libertad se les obligue a donar un órgano? ¿Qué pensará de los intentos por hacer estallar al país que hace la derecha que manda pero no gobierna?
¿Le darán ganas, a la Virgen, de convertirse en capitana de la rebelión de los pobres ante tan bárbaro pisoteo a la dignidad y ante la injusticia para los pobres convertida en regla de funcionamiento del sistema? Es evidente que sí.
No sólo se han dado las leyes en México a modo de la derecha más corrupta del planeta sino que de mil maneras se empeñan en estirar la cuerda buscando que se rompa.
Hay los que dicen que los muertos no son tantos y que “la poda” se está haciendo por sicarios a otros sicarios. ¿Cómo saberlo cuando la impunidad es la única certeza que a los mexicanos queda? Y aunque así fuera tampoco adelanta el hecho buenas nuevas, incluso porque cada ejecutado tiene un ámbito familiar que crecerá queriendo cobrar venganza. Y más aún cuando la “poda” es sólo de pobres. Mientras que a los ricos, vinculados, esos sí, al narcotráfico y a otras gamas del crimen organizado, entre las que destaca el lavado de dinero, ni con el pétalo de una rosa se les toca. Desde siempre se sabía que el cobro de intereses por las tarjetas de crédito que como estampitas los bancos mexicanos hasta hace muy poco ofrecían eran los más caros del mundo y hoy el abuso en México ya es inaudito. Banamex al 70% anual ha aumentado ese cobro. La extorsión, es hoy junto a la corrupción y a la impunidad, otro pilar del todavía cojo sistema, al que le falta sólo la cuarta pata: la de la represión, para emparentar a México con las dictaduras de más lamentable memoria que el mundo ha sufrido a lo largo de su historia.
Leo que al cerrar las puertas de los campos de concentración el horror no se acaba y en el nuevo Museo de Arte Contemporáneo de la UNAM, que recién acaba de abrir sus puertas al público, nos explica uno de sus autores, a la entrada de uno de los módulos y luego de ver las cobijas con las cintas canela de unos cuantos ejecutados, que de lo que se trata es de que se comprenda que aunque el arte refleje el horror jamás podrá igualar la realidad de los que sufren ese horror.
Existen responsables de “la poda” y de que tengamos los banqueros más ladrones del mundo. El Ejecutivo, desde luego. Pero más aún el Poder Legislativo, integrado por los Partidos Políticos. Poder Legislativo que o no legisla o legisla siempre a favor de los ricos. En el Poder Legislativo está el rompimiento de la estructura ética de todo el resto de instituciones que en México tenemos. Tenemos un usurpador al frente del Ejecutivo, porque el Legislativo le permitió, en un bunker militarizado, entrar por la puerta de atrás para fingir frente a las cámaras de la televisión, que es aquí lo único que cuenta, que se llenaban los requisitos de la ley que, en México hoy, a pesar de estar hecha para favorecer sólo a los ricos: es letra muerta.
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