María Teresa Jardí
Genocidio el cometido en ACTEAL. Un crimen más en el haber de Ernesto Zedillo. Masacre impune que involucra también a otras altas autoridades implicadas en el mismo. Paramilitares incluidos que no alcanzaron ni siquiera a ser acusados de asociación delictuosa a pesar de haber sido el antecedente de "Los Zetas" y de la permisible entrada de los Kaibiles.
"La más terrible historia --- como contestara el Frayba a Aguilar Camín --- " no es la de cómo se mataron entre ellos sino la de un régimen capaz de trazar una política deliberada de ataques sistemáticos contra la población civil, es decir, crímenes de lesa humanidad, un régimen que hasta la fecha se mantiene cómplice de dichos crímenes. En el fondo la más terrible historia es la de cómo los mexicanos permiten un régimen político asesino".
Genocidio el cometido contra indígenas en ACTEAL que pone en evidencia además el profundo racismo de la derecha empresarial y política que al pueblo mexicano le tocó llevar a cuestas como castigo.
Castigo divino, pensarán, quizá, algunos de ustedes a propósito de la Navidad que esta semana en el mundo se celebra.
Navidades distintas las de los unos y las de los otros. Con ricas mesas puestas para los menos y con manjares que brillan por su ausencia para los más que también se hacen la ilusión de que las fiestas celebran.
Casas como árboles de Navidad adornadas también por fuera, al más puro estilo del consumista estilo de la vida, que los Bush al mundo le quieren imponer como el único posible, en las colonias de los ricos. Tristes y solitarios nacimientos, si acaso, en el interior de los hogares de los pobres condenados por la impune corrupción que a los menos enriquece y que en cómplices convierte.
Año de muertes con las que va finalizando del todo el Siglo XX sin que aparezcan todavía a la vista los relevos que el Siglo XXI demanda.
Doña Amalia, irrepetible compañera del generoso receptor de los exiliados republicanos, obligados a abandonar, por la dictadura de Franco, su patria. A cuyos nietos hoy acoge España brindándoles la oportunidad de elegir el tener la doble nacionalidad que por derecho de sangre y de nacimiento les corresponde.
A los 84 años de incansable lucha parte Othón Salazar dejando constancia de su magisterio y testimonio de vida taladrados para siempre en la memoria al lado de la de otros maestros como Genaro Vázquez y Lucio Cabañas. País de maestros entrañables condenado a convertirse en pueblo analfabeta.
Además de lo que se denuncia por estos días y aunque desde siempre se sabía sobre la rapacidad delincuencial que acompaña la vida política de Gil Díaz, no hay que olvidar tampoco que es uno de los autores del FOBAPROA. Atraco monumental cancelador de la vida digna de varias generaciones de millones de mexicanos pobres, que impune sigue, a pesar de estar documentado por diarios como el POR ESTO! decididos a contribuir escribiendo la historia para impedir que se olvide. Castigar a los responsables del FOBAPROA pasa por llegarle también a Guillermo Ortiz debidamente protegido por su cargo a modo al frente del Banco de México. Documentada está la impunidad como tantas otras cosas que para la historia van quedando como la constancia de la corrupción sin límite de la clase política mexicana.
Año de despedidas que anuncia el de definiciones que necesariamente será el próximo para los mexicanos. Sociedad, la mexicana, admirable en su tolerancia probablemente debida a que forma parte de un pueblo nacido generoso y solidario al que se empeñan en llevar a que diga: Ya basta. Año decisorio, el que viene, que pasa por meter a la cárcel a unos cuantos que sí la merecen: Gil Díaz y Ortiz, Zedillo y Fox, Mario Marín y Ulises Ruiz, Roberto Hernández y los Patrón Laviada.
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