Barómetro Internacional
Argentina marca un camino
Por Ernesto Tamara
El pasado jueves 20 de noviembre, el Senado argentino aprobó por amplia mayoría, la reestatización de los fondos de pensión. Al mismo tiempo se inició en Chile un movimiento para impulsar la creación de una administradora de fondo de pensión estatal, mientras el ministro de Seguridad Social de Brasil, José Pimentel, apoyó la decisión del gobierno argentino y reclamó que todos los países del Mercosur adopten medidas similares.
Con 46 votos a favor, 18 en contra y una abstención, el oficialismo consiguió convertir en ley el proyecto que devuelve a manos del Estado el manejo sobre todo el sistema previsional.
“Estamos ante un cambio de trascendencia histórica, tal vez después se pueda mejorar. Pero acá estamos defendiendo el núcleo duro del tema: que el Estado maneje los recursos del sistema previsional. El sector privado ha fracasado”, dijo el jefe del bloque oficialista en el Senado, Miguel Angel Pichetto.
De esa manera se pudo fin al sistema privado de las administradoras de fondos de pensión, creados por el gobierno de Carlos Menem y su ministro de Economía, Domingo Cavallo.
En el debate en el Senado, ni siquiera los opositores a la iniciativa anunciada por la presidenta Cristina Fernández el pasado 20 de octubre, argumentaron a favor de las administradoras privadas. En todo caso reclamaron más tiempo para estudiar el proyecto y exigencia de controles para que el Estado no utilice esos fondos para cubrir déficits fiscales.
Respaldo brasileño
En tanto, en el exterior, el gobierno argentino recibió el respaldo del ministro de Seguridad Social de Brasil, José Pimentel. En la inauguración de la XXIV Conferencia Interamericana de Seguridad Social en México la pasada semana, Pimentel calificó la decisión argentina de "cambio importante" y anunció que propondrá "a los otros países del Mercosur y de América Latina" seguir el mismo camino. El funcionario brasileño dijo que ve "con buenos ojos la reforma previsional que impulsa la Argentina". A su criterio, la decisión argentina "suma a lo que está haciendo Brasil". "Por eso, vamos a dialogar con los otros países del Mercosur y de América Latina para que podamos tener reglas previsionales semejantes para proteger a los trabajadores y para la sustentabilidad de esos regímenes, que son clave para la gente de la tercera edad", afirmó Pimentel.
La experiencia latinoamericana con los fondos de pensión privados ha sido en general negativa, sin que provocara las mejoras e incentivos a la producción que tenían como objetivos, y por el contrario, han dilapidado fondos ahorrados por los trabajadores en especulaciones en la Bolsa.
Aunque el pronóstico pesimista sobre los fondos de pensión privados estaban incluido en todos los informes de seguridad social del continente, e incluso en los estudios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), no fue hasta el pasado mes, cuando la presidenta Cristina Fernández de Argentina presentó la iniciativa para re-estatizar el sistema de pensiones y jubilaciones, que el tema adquirió prioridad en la región.
En julio de 2000, la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) presentó un informe (Social Security Pensions: Development and Reform, de Colin Gillion) sobre la situación de las cajas de pensiones en el mundo, donde concluía que hasta el 90 por ciento de los trabajadores del mundo entero probablemente nunca recibirán ningún tipo de prestación de vejez o de jubilación, ya sea porque los fondos previstos para tal efecto son insuficientes o inexistentes, o bien porque, como ocurre incluso en los países más ricos, las cajas de pensiones registran déficit cada vez mayores.
Aunque las recomendaciones del informe eran contrarias a los intereses de los trabajadores (recomendaba por ejemplo aumentar la edad para jubilarse), demostraba que la preocupación de las administradoras de fondos de pensión para obtener ganancias, habían hecho perder el objetivo de la sostener una seguridad social, y que la idea de que esos fondos pudieran jugar un papel de estímulo a la economía con inversiones genuinas, no se habían concretado.
En América Latina, la creación de las administradoras privadas de fondos de pensión se inició en Chile con la dictadura del general Pinochet. Un estudio reciente demuestra que a menor democracia, mayor fue la reforma del sistema previsional que hasta entonces se basaba en la solidaridad generacional.
El profesor de la Universidad de Pittsburgh Carmelo Mesa-Lago comparó la radicalidad de la reforma con el grado de democratización del país que la implementaba y llegó a la conclusión de que aquellas naciones menos democráticas fueron las que impulsaron las reformas más privatizadoras: el Chile de Pinochet, el Perú post autogolpe de Fujimori y el México del partido hegemónico.
Modelo menemista
La experiencia argentina, iniciada bajo el gobierno del ex presidente Carlos Menem, demuestra que el sistema privado sólo le ha provocado más gastos al Estado y además ha hecho peligrar las jubilaciones y pensiones de miles de trabajadores.
Los economistas del Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino estimaron que desde la creación de las AFJP, el sistema de seguridad social público resignó anualmente recursos por un monto cercano a los 5500 millones de pesos constantes de 2006.
Según cálculos del gobierno argentino, el Estado debería intervenir en casi todos los casos de nuevos jubilados para completar el pago de una pensión digna. Sin la intervención del Estado, 33.000 nuevos jubilados no recibirían un peso de sus fondos de pensión, 9.5 millones de trabajadores, apenas completarían una jubilación de poco más de 50 pesos mensuales, es decir poco más de 15 dólares mensuales.
Un informe del diario Página 12 revelaba el pasado mes que “por las sucesivas crisis de los mercados y por las elevadas comisiones de las administradoras, los fondos capitalizados fueron tan exiguos que hoy 183.225 jubilados de AFJP, el 41 por ciento del total según datos de Anses, necesita del rescate del Estado para llegar a cobrar la mínima”.
En el último año, los fondos de pensión habían perdido en especulaciones e inversiones en la Bolsa, 13.300 millones de pesos del ahorro de los trabajadores. En los primeros 9 meses del año, el Estado argentino debió gastar este año 4000 millones de pesos para apuntalar a las AFJP, cifra que en 2009 aumentaría en 400 millones y subiría 50 por ciento en cinco años, para totalizar más de 25.000 millones de pesos en un lustro, si no se hubiera re-estatizado el sistema.
A partir de la crisis financiera internacional, los ya jubilados por los ahorros de los fondos de pensión habían visto reducidas sus pensiones en más de un 15 por ciento al reducirse sus fondos por la pérdida en las Bolsas.
En una nota de David Cufré en Página 12 se destacó que “Los afiliados a las AFJP pusieron entre octubre de 2007 y septiembre de 2008 11.141,5 millones de pesos. El fondo administrado, lo que acumularon las AFJP de sus cotizantes en más de catorce años de funcionamiento, sumaba 96.601 millones de pesos en octubre del año pasado. Si a eso se agregan los 11.141,5 de nuevos aportes, como mínimo el fondo debió haber llegado a 107.742,5 millones de pesos el mes pasado, y eso sin contar las inversiones de las AFJP que supuestamente deberían haber hecho crecer los recursos. En lugar de ello, el fondo administrado quedó el mes pasado nada más que en 94.442,6 millones. La pérdida en doce meses fue de 13.299,3 millones de pesos. Eso implica que los actuales jubilados del régimen privado obtienen cada vez menos de su AFJP, mientras que los jubilados futuros ven depreciarse sus ahorros sin poder hacer nada al respecto”.
“Pero esta historia no es nueva –escribió Cufré-. No se limita al Efecto Jazz, sino que tiene sobrados antecedentes. El régimen de capitalización comenzó a operar a mediados de 1994. Apenas unos meses más tarde estallaba la primera crisis financiera que barrería con los pocos pesos que habían juntado los recién afiliados. Ese derrumbe de los mercados tuvo epicentro en México y se conoció como Efecto Tequila. Dos años más tarde el colapso se trasladó al sudeste asiático, pero la distancia no evitó que las acciones y bonos en que invertían las AFJP en Argentina sufrieran otra dura caída. En 1998 siguió el default ruso y el país directamente entró en recesión. En 1999 devaluó Brasil y los mercados otra vez temblaron. En 2001 la convertibilidad hizo eclosión, llevando los instrumentos financieros atesorados por los clientes de las AFJP a pisos históricos. En julio de 2007 empezó a derrapar Estados Unidos, hasta que se llegó a la situación actual de colapso a escala global. En resumen, en catorce años de AFJP hubo seis crisis financieras que ocuparon ocho años de malos resultados para sus inversiones. A pesar de ello, las AFJP nunca bajaron las comisiones. Se llevaron en promedio 33 pesos de cada 100 aportados por los afiliados”.
ernestotamara@gmail.com
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