Año 8, número 2483
Domingo 04, enero del año 2009
Así como Felipe Calderón ha decepcionado hasta a sus seguidores, al todavía no cumplir ninguna de sus promesas de campaña. Ocioso sería enumerarlas; pero la más reciente es la nueva alza a las gasolinas con la que “empezamos” este 2009.
Cuando no solo durante su campaña prometió bajar el precio de los energéticos; sino que hace poco dijo que cuando las gasolinas se equipararan a los precios de las gasolinas norteamericanas, no subirían más.
Por no comentar los problemas en que nos podemos meter los mexicanos por tener un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU. Hoy que ya se huelen los vientos de la guerra; los que dicho sea de paso, nunca han dejado de soplar.
Barak Hussein Obama, quien todavía no toma posesión del cargo que tan democráticamente ganó, ya ha comenzado a decepcionar a quienes votaron por él.
Y no solo por haber permitido el envío de 30 mil soldados más a Afganistán. Aunque si bien es cierto que el actual Gobierno, apoyado por ellos, está viéndose en serios problemas con los terribles Talibanes, que ya han recuperado las tres cuartas partes de lo que habían perdido a manos de la OTAN.
No es menos cierto que el hoy Presidente de los EEUU, prometió a sus seguidores que regresaría a las tropas. Y mucha gente votó por su apariencia, discurso y promesa pacifista.
Cuando era de esperarse que una economía de guerra, como lo es la norteamericana, que gasta en armamento más que en cualquier otra cosa, y eso la hace una economía de guerra, se volviera pacifista de la noche a la mañana; y sobre todo ahora que la recesión requiere de activar las factorías.
Además, el que don Barak, así de bote-pronto, sin siquiera analizar el caso, que fue lo que en su campaña dijo que haría, no haya aceptado levantar el embargo económico a Cuba, que fue lo que motivó que su Presidente Raúl Castro expresara que al parecer Obama “despertó esperanzas excesivas”.
Parece confirmar que el mundo está en unas cuantas manos, que son las que manejan, ponen y quitan a quienes finalmente son sus empleados (por no llamarlos títeres) En un perverso juego de intereses económicos al que llaman Democracia.
Pero lo malo no es que nuestros políticos (los títeres de los ricos) nos quieran hacer creer que el Pueblo es el que manda. Diputados, República (División de Poderes) y todas esas cosas. Finalmente cada cual hace su lucha; y a su manera.
Como tampoco tiene algo de malo que haya quienes dicen tener poderes superiores y ser enviados o representantes de Dioses (por cierto bastante belicosos los Dioses).
Lo malo es que todavía, a estas alturas del Siglo XXI y del 3er Milenio (y sobre todo después de las experiencias sufridas) haya quienes les crean.
Quizá ya vaya siendo tiempo de que hagamos las cosas de otra manera. Porque mientras las sigamos haciendo como hasta ahora las hemos hecho, difícil será, por no decir que imposible, que obtengamos resultados diferentes.
Tal vez si nos diéramos cuenta que ellos son ricos porque hay quienes les compran, podríamos tomar el sartén por el mango si se dejara de comprarles.
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