Gilberto Balam Pereira
Desde la Colonia o antes
La escritora socióloga Sara Sefchovich acaba de publicar un libro al que ha titulado "País de Mentiras", con el que estamos de acuerdo en la mayoría de los juicios. Por ejemplo, dice que "en la vida pública el no creer alcanza ya dimensiones exponenciales" y se deduce de la lectura de la obra que las mentiras datan de los tiempos del PRI, del PAN y del PRD. Y que además, mentir se ha hecho un problema de índole cultural y del que participa el pueblo en general, sobre todo creer que los cambios se van a dar súbitamente. Cuestión de método para explicarnos.
La autora fundamenta su tesis en ejemplo de todos conocidos, en los más popularizados como la sarta de ridiculeces oficiales sobre el célebre avionazo reciente, en el que murieron los que ustedes ya saben. "La desconfianza y la incredulidad alcanzan ahora límites inconmensurables", dice Sara. Acerca de las mentiras de Fox, a ella no le importa quién las dijo; le interesan como fenómeno social que se prolongan con el espurio Fecal, aunque con otro lenguaje.
Recordemos que la apariencia y la mentira también prevalecieron durante la época de la Colonia. Comenzando con los evangelizadores que implantaron sanguinariamente a los nativos, la idea de "un solo Dios verdadero" combatiendo el politeísmo aborigen pero aceptando los mismos colonizadores la adoración de múltiples figuras divinas de la religión impuesta por la Corona, conceptuación que se mantiene hasta la fecha. Creer en las enseñanzas de la Corona era asegurar la paz de los cielos. Desde entonces, se gestaban la resistencia cultural y la incredulidad como sus referentes naturales. Ahora van apareciendo creencias monoteístas que han suprimido la importancia del culto a santos y vírgenes.
De la Reforma, no recuperamos mentiras trascendentes más que la que significaba Juárez para los conservadores reaccionarios de la época.
Vendrían luego los tiempos de los caudillos revolucionarios con sus verdades y sus mentiras que condujeron a movilizaciones facciosas de mexicanos, sin el sentido de la unidad por la construcción de un país único. Y las facciones terminaron por aniquilarse entre sí, por la misma razón de mentirse con ofuscación sin objetivos comunes.
Mentiras fueron así, para el pueblo mexicano, los propósitos de las perturbaciones violentas de la falsa Independencia y la dubitativa Revolución de 1910. Así lo declararon hace unos días a POR ESTO! los ejidatarios de Kopomá: "Vinieron a ofrecernos, votamos por ustedes y luego, nada, seguimos así igual de olvidados!
Y si ha habido una enorme mentira desde 1910 es ésa de Sufragio Efectivo, No Reelección. ¿Llegaron los mexicanos a creer algún día que el PRI en verdad ganaba de todas, todas, con "carro completo" porque gozábamos de Sufragio Efectivo? Una descomunal mentira histórica con la edad de un dinosaurio de setenta y tantos años.
No, mi admirada socióloga Sarita Sefchovich, la creencia, resignación y aceptación de la mentira no ha sido un componente de la cultura del mexicano. En cuanto a la alternancia partidaria PRI-PAN, no ha habido tal. El pueblo mexicano hace rato que identifica a ambos partidos como la misma cosa. Salinas apoyó a Fox para la alternancia y Manlio Fabio y Gamboa Patrón están alcahueteando al espurio Fecal en sus iniciativas.
"Resolveré el problema de Chiapas en 15 minutos". "En 2006, todos los mexicanos tendrán pan en su mesa". "Seré el presidente del empleo". "No subirán la gasolina ni la corriente eléctrica". "Los responsables del granadazo de Morelia son los cinco sicarios que detuvieron en Apatzingán." "Esos pilotos del avionazo son egresados de escuelas "patito". "Estados Unidos tiene pulmonía, México sólo un ligero resfriado".
De acuerdo Sarita Sefchovich, la mentira y el disimulo son vicios culturales... pero de los partidos y de la clase política en general. También estamos de acuerdo cuando usted dice "yo confío en los ciudadanos que día con día mantienen la esperanza y cumplen, aun cuando sepan que los engañan".
Comentario sobre lo mismo, pero algo diferente
El 1 de enero de 2009, con motivo del 50º aniversario del triunfo de la Revolución Cubana, el Presidente Raúl Castro dijo un discurso en Santiago de Cuba ante centenas de miles de ciudadanos. Rescaté del discurso un impresionante párrafo:
"¡Nunca más volverán la MENTIRA, la miseria, la ignominia, el abuso y la injusticia a nuestra tierra! ¡Jamás regresará el dolor al corazón de las madres ni la vergüenza al alma de cada cubano honesto! Es la firme decisión de una nación en pie' de lucha, consciente de su deber y orgullosa de su historia".
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