Todo llega, bienvenidos de regreso a casa
Por María Teresa Jardí
Recordarán, quizá, que terminaba mi colaboración con unas preguntas: ¿alguien sabe cómo nació la banca privada?, ¿por qué? y ¿para qué? Preguntas a las que el propio Jorge Álvarez les da la respuesta que, como les prometí ayer, les comparto hoy.
“Esa institución absolutamente improductiva, intermediaria y parásita que nuestros ‘intelectuales’ y ‘politólogos’ (¡¿qué carajos será eso?!, me refiero al politólogo), consideran ‘el motor fundamental de desarrollo moderno’. Hoy en día la mayoría de las personas creen como un dogma que ningún país podría avanzar y crecer sin banca privada, financieras y casas de bolsa. De hecho existen varios, además de los países comunistas, (que no es sólo Cuba, también Yemen, Corea, Vietnam, etc.,), sino también los Islámicos chiítas, que son más ortodoxos, como Irán, donde los bancos privados serían un ejercicio del pecado, pues allí se especifica que cualquier préstamo por interés es un pecado y muy grave, pues no debe haber lucro en la acción de prestar que es un acto solidario. ¿Ahora se entiende mejor por qué los iraníes son tan odiados por los países ‘desarrollados’? Estos países avanzan y crecen sin necesidad de bancos y financieras privadas y sobre todo sin Bolsa de Comercio en sus principales ciudades. Esos casinos obscenos e irracionales donde una persona en unos minutos por tener ‘información privilegiada’ puede hacerse de millones que representan el trabajo de cientos o hasta miles de personas en un mes, pues aunque lo hayamos olvidado esos alegres billetitos representan siempre el trabajo que alguien hizo en algún lugar, si no, no tendrían ningún valor. Si no estuviéramos en una Edad de Oscurantismo Cultural y Social, equiparable a la Edad Media, nos horrorizaríamos que instituciones como ésa existieran y no festejaríamos que ‘las acciones subieron y los inversores ganaron fortunas’ como si eso evidenciara alguna bonanza especial para los ciudadanos que nunca pisamos esos recintos. Los banqueros privados surgieron luego de la caída del Imperio Romano, pues las rutas se hicieron peligrosas tanto por la falta de vigilancia como por el crecimiento de las diferencias sociales causadas, en parte, por la invasión de elementos foráneos con una cultura más baja y sin posibilidades de prosperar a través de algún trabajo; que aumentó la delincuencia al punto que los comerciantes o simples viajeros no podían ir de un lugar a otro llevando encima su dinero. Uno de los grupos más grandes y poderosos de banqueros privados fueron los Caballeros del Temple que se enriquecieron al punto que el rey de Francia y el Papa envidiaban su fortuna y fueron perseguidos y destruidos por tan honorables personas para quedarse con ella. Es decir: el aumento de la miseria y el rimen fueron los padres de esas ‘imprescindibles instituciones del desarrollo’, y de esos padres no podría salir un hijo bonito u honrado. Hoy en día los banqueros globales tienen un poder tal que manejan gobiernos y presidentes de países ‘democráticos’ y superpotencias a su antojo. Este poder se alimenta de las monstruosas diferencias sociales que hace que los obscenamente ricos sientan permanente temor de perder su riqueza y poder, y a gran parte de la sociedad tratando de arrebatarles lo mínimo para su subsistencia por cualquier medio pues de ello depende su vida. Sólo en los países donde no existe diferencia social o es mínima es posible sacudirse ese cáncer, claro que a costa de quedar fuera de la maravillosa globalización. No Tere, la historia que nos enseñan ensalza a los héroes inofensivos o falsos y considera canallas sólo a los que atentan contra ciertos intereses de los que pagan esa Historia. En la Segunda Guerra los genocidas estuvieron en ambos bandos y no como nos hicieron creer. La verdadera Historia se puede saber pero hay que buscarla y pocos se toman el trabajo…”
¡Qué tal! Interesante ¿no? Y aún me falta compartirles la parte central del mismo documento, en la que lo que dice Jorge es también importante.
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