Fuerzas Armadas
Los funcionarios de gobierno y en general los políticos, jamás dominarán el interés propio ni el honor para obtener como resultado la moral. Pero sí, parapetarán su miedo detrás de nuestras fuerzas armadas.
En medio de una recrudecida violencia que al parecer sólo no la ve la Secretaría de Relaciones Exteriores, el presidente Felipe Calderón ordenó al Ejército invadir Nuevo León, al menos ritualmente el próximo día 19, cuando se celebre en Monterrey el Día del Ejército.
Esta es la primera vez que se recuerde en la historia moderna que el Ejército sale de la Ciudad de México o de sus campos militares aledaños a ella para conmemorar tan importante fecha para los soldados mexicanos.
Preguntaba al final de la pasada entrega si quedaba algo por decir en el intercambio de mensajes entre el poder civil y el poder militar en este mes de febrero preñado de reminiscencias bélicas.
Pero no hubo necesidad de esperar a los mensajes, cuando en la capital neolonesa surgió y permanece un grupo de desadaptados que exige con la cobardía del anonimato enmascarado que se retiren los soldados de Monterrey.
Y no, no sólo no se retirarán, sino que ya ocupan posiciones en todo el estado para hacerse ver y escuchar.
No se entiende más que con la injerencia de la alta delincuencia, radique donde radique, que grupos de individuos se planten en las calles para demandar que salgan los militares. Dice el gobernador Natividad González Parás que posiblemente estén patrocinados por los Zetas o por el Cartel del Golfo.
Reportes de prensa afirman que este tipo de plantones y reclamos por la presencia del Ejército, llegaron ya a Veracruz.
¿Qué clase de país queremos tener? ¿Quién está revolviendo este explosivo caldero en el que se quiere legalizar el consumo de la droga, que el Ejército se meta a dormir a sus cuarteles, y la secretaria de Relaciones Exteriores trate de minimizar el nivel de violencia que campea por todo el territorio nacional?
¿Ya se habrá enterado del sangriento enfrentamiento ocurrido ayer en Reynosa, Tamaulipas, donde hasta la última cuenta iban diez muertos?
Para algunos la presencia del alto mando militar y del presidente de la república en Monterrey, con motivo de celebrar el Día del Ejército, podría ser un alarde que está demás, pero como ya se ha dicho aquí también, el gobierno de Felipe Calderón se encuentra a la mitad del río y la corriente aumenta su caudal y su fuerza. Es momento, por más que también parezca una contradicción con lo que se ha expuesto en este espacio, de lanzarse con todo contra quienes quieren acabar con este país, estén en donde estén. A problemas extraordinarios, soluciones extraordinarias.
Los soldados no dan un paso atrás, por más que esta clase de decisiones entrañen riesgos.
Comenta la Comisión de Análisis y Opinión de Militares Retirados (CAOMIR), que la gran problemática a la que los militares se encuentran en esta época de grave incertidumbre, ?es la inexorable difuminación de los principios que los constituyentes plasmaron a nuestra original Carta Magna. Las fuerzas apátridas representadas por los panistas declarados (porque en otros partidos existen otros panistas embozados); saben lo que para las fuerzas armadas representan lo que decía Tucídides: La solución a la anarquía es no negar el miedo, el interés propio, ni el honor; sino dominarlos con el fin de obtener un resultado moral.
?Los funcionarios de gobierno y en general los políticos, jamás dominarán el interés propio ni el honor para obtener como resultado la moral. Pero sí, parapetarán su miedo detrás de nuestras fuerzas armadas. Para ellos, el fin siempre justificará los medios, como buenos estudiantes de Nicolás Maquiavelo?.
De nada ha servido que el alto mando militar señale la necesidad de hacer más, de que todos hagamos más, pues de no ser así ?nuestro arrepentimiento será irreversible?.
Los riesgos que corren las fuerzas armadas no son únicamente aquellos inherentes a su condición, misiones y servicio a la patria. Los riesgos radican igualmente en las disyuntivas que puedan enfrentar dentro de muy poco tiempo, si es que no hacemos más, todos hacemos más. No, no se habla aquí de aventuras anticonstitucionales ni arribazones anacrónicas, pero sí de la conciencia que priva en los militares de no permitir que se nos deshaga este país por culpa de unos cuantos.
Lamentablemente las balas siguen hablando, pero el día 19 habrá que escuchar con doble atención lo que el alto mando militar va a decir en Monterrey.
fuerzasarmadas@prodigy.net.mx
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