22 abril 2009
“El jefe del imperio (está) acorralado por reglas que no puede cambiar”. Daniel Ortega.
I
La declaración final --¡67 cuartillas, nada menos, de vaciedades!— de la “cumbre” de las Américas es un documento sin duda valioso e histórico. ¿Valioso e histórico? Sí, pero no nos engañemos. Fue la declaratoria de un gran fracaso.
Para no pocos observadores en Nuestra América --la indígena, afro e ibérica-- y la del Norte (Canadá, Estados Unidos y México) este fracaso se sustenta sobre un hecho objetivo: en su crisis y repliegue global, el imperialismo se hace fuerte en las Américas.
Cierto. El imperialismo cava trincheras, erige muros y aprieta tuercas políticas en lo que el poder político del Estado “USAno” o estadunidense considera su “hinterland” o patio trasero: México y los países insulares y continentales de la cuenca del Caribe.
Así, fueron los jefes de Estado y de Gobierno de los países insulares –con la excepción de Cuba— y continentales de la Cuenca del Caribe (que EU siempre ha considerado un “lago propio”) los que se prestaron a producir esa declaración de un fracaso.
El imperialismo se salió con la suya: ningún acuerdo real devino de la “cumbre”, sino sólo la “reafirmación” a los principios de la ONU, la OEA, Carta Democrática Interamericana, el Consenso de Monterrey y la Declaración del Milenio.
Esos son, preciso es subrayarlo, los mecanismos de control político que el imperialismo USAno ejerce sobre los Estados americanos. Otros mecanismos (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y los tratados de “libre” comercio) son económicos y financieros.
Pero lo que fue fracaso para los Estados americanos en general, fue un triunfo político-diplomático para EU: logró desactivar los detonantes declarativos que reflejan afanes reivindicatorios, ya ocurrentes y dramáticos, en Nuestra América.
II
Por ello, las sesiones plenarias fueron secretas, para evitar que trascendiesen las discrepancias y disidencias que se manifiestan en empeños bolivarianos –independentistas— históricos para desasir a Nuestra América del imperialismo USAno.
Véase:
Por principio, el citado documento fue intitulado “Declaración de Compromiso”, así denominado porque resultó de un “consenso” Estados Unidos evitó una votación de los mandatarios americanos para no mostrar grietas rupturistas entre los asistentes.
Así, el documento final no fue avalado por varios jefes de Estado y de Gobierno de las Américas, lo cual descubre que no hubo tal “consenso”. No en vano Felipe Calderón, jefe espurio del Estado mexicano, exaltó, eufórico, los “éxitos” de la “cumbre”.
¿Se puede culpar de ello a Barack Obama? ¿Representó acaso el USAno en Trinidad y Tobago un papel de duplicidad e hipocresía, con sonrisas y abrazos y frases cálidas de amistad, mientras tras bambalinas sus alfiles apretaban a los homólogos americanos?
Para el Presidente Ortega, de Nicaragua, así como para sus homólogos Hugo Chávez, de Venezuela; Evo Morales, de Bolivia; Rafael Correa, de Ecuador; Luiz Inácio Lula de Silva, de Brasil, entre otros, don Barack sería un rehén.
Sí, pero, ¿rehén de quién o de quiénes? De los intereses económicos --financieros, bancarios y bursátiles, comerciales, industriales y tecnológicos--, ideológicos y políticos y militares de EU, sin duda casi todos trasnacionales.
Como consecuencia, existen muchos entreveramientos y traslapes de variopinta naturaleza en una colosal y densa, muy densa, y gruesa urdimbre de concatenaciones. Ello ha creado una cultura del poder que tiene mucho de colonialismo interior y de imperialismo.
La cultura de poder creada por esos intereses y sus alcances en EU es incontrovertiblemente imperialista y sus conductas suelen ser, a veces con matices. Esa es precisamente la laya vera de lo que la ciencia política identificaría al imperialismo.
III
Esos intereses --vastos y asaz complejos— influyen de tal jaez en el poder político del Estado USAno –o estadunidense—que éste es ejercido con modalidades rayanas en una forma de plutocracia, que sirve mayormente a los intereses especiales. Ello, en lo interno.
En lo externo, en el trato del Estado USAno con los demás Estados del planeta, los intereses especiales son los que diseñan las políticas bilaterales y multilaterales y determinan el curso a seguir por éstas.
El Presidente Obama parecería tener conciencia y, por tanto, noción precisa de ello; es decir, de la existencia de esos intereses –el imperialismo— y de que estaría secuestrado por éstos, sin metáforas e hipérboles. Ese secuestro, ¿sería real?
Si abducido por esos intereses, don Barack carecería de libertades para diseñar y aplicar políticas devenidas de su propia cosmovisión –su formación política— y sus convicciones y compromisos políticos y morales con el electorado.
Hé allí el dilema del señor Obama. Su secuestro, que sería político, moral y ético, y operativo, tiene un equivalente al de la proverbial jaula de oro. Es el hombre más poderoso del mundo, tal vez el más famoso, pero su poder y su alcance sería pírrico.
Es la figura carismática nominal –el rostro “tercermundista” del imperialismo que depreda y saquea con brutalidad, precisamente, al Tercer Mundo, el de Nuestra América, y los millones de pobres en EU. ¿Está siendo usado y se deja usar?
Pero ignórase si el señor Obama es sólo un gran actor o un prestidigitador que juega con espejos, luces y humo negro, o si su dilema como secuestrado de los intereses del imperialismo es genuino. En Puerto España mostró ser un Jano, con gran talento.
ffponte@gmail.,com
Glosario:
Abducido: del verbo abducir, secuestrar, plagiar.
Carta Interamericana: Acuerdo adoptado por la OEA en el 2001.
Consenso de Monterrey: acuerdo tomado por los Estados americanos acerca de la financiación para el desarrollo.
Declaración del Milenio: acuerdo, en el marco de la ONU, de los Estados de economías de capital, mercado y consumo desarrolladas y en vías de desarrollo para erradicar la pobreza.
Jano: en la mitología romana, el dios de dos caras. Una atrás, otra adelante.
OEA: Organización de Estados Americanos.
ONU: Organización de las Naciones Unidas.
I
La declaración final --¡67 cuartillas, nada menos, de vaciedades!— de la “cumbre” de las Américas es un documento sin duda valioso e histórico. ¿Valioso e histórico? Sí, pero no nos engañemos. Fue la declaratoria de un gran fracaso.
Para no pocos observadores en Nuestra América --la indígena, afro e ibérica-- y la del Norte (Canadá, Estados Unidos y México) este fracaso se sustenta sobre un hecho objetivo: en su crisis y repliegue global, el imperialismo se hace fuerte en las Américas.
Cierto. El imperialismo cava trincheras, erige muros y aprieta tuercas políticas en lo que el poder político del Estado “USAno” o estadunidense considera su “hinterland” o patio trasero: México y los países insulares y continentales de la cuenca del Caribe.
Así, fueron los jefes de Estado y de Gobierno de los países insulares –con la excepción de Cuba— y continentales de la Cuenca del Caribe (que EU siempre ha considerado un “lago propio”) los que se prestaron a producir esa declaración de un fracaso.
El imperialismo se salió con la suya: ningún acuerdo real devino de la “cumbre”, sino sólo la “reafirmación” a los principios de la ONU, la OEA, Carta Democrática Interamericana, el Consenso de Monterrey y la Declaración del Milenio.
Esos son, preciso es subrayarlo, los mecanismos de control político que el imperialismo USAno ejerce sobre los Estados americanos. Otros mecanismos (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y los tratados de “libre” comercio) son económicos y financieros.
Pero lo que fue fracaso para los Estados americanos en general, fue un triunfo político-diplomático para EU: logró desactivar los detonantes declarativos que reflejan afanes reivindicatorios, ya ocurrentes y dramáticos, en Nuestra América.
II
Por ello, las sesiones plenarias fueron secretas, para evitar que trascendiesen las discrepancias y disidencias que se manifiestan en empeños bolivarianos –independentistas— históricos para desasir a Nuestra América del imperialismo USAno.
Véase:
Por principio, el citado documento fue intitulado “Declaración de Compromiso”, así denominado porque resultó de un “consenso” Estados Unidos evitó una votación de los mandatarios americanos para no mostrar grietas rupturistas entre los asistentes.
Así, el documento final no fue avalado por varios jefes de Estado y de Gobierno de las Américas, lo cual descubre que no hubo tal “consenso”. No en vano Felipe Calderón, jefe espurio del Estado mexicano, exaltó, eufórico, los “éxitos” de la “cumbre”.
¿Se puede culpar de ello a Barack Obama? ¿Representó acaso el USAno en Trinidad y Tobago un papel de duplicidad e hipocresía, con sonrisas y abrazos y frases cálidas de amistad, mientras tras bambalinas sus alfiles apretaban a los homólogos americanos?
Para el Presidente Ortega, de Nicaragua, así como para sus homólogos Hugo Chávez, de Venezuela; Evo Morales, de Bolivia; Rafael Correa, de Ecuador; Luiz Inácio Lula de Silva, de Brasil, entre otros, don Barack sería un rehén.
Sí, pero, ¿rehén de quién o de quiénes? De los intereses económicos --financieros, bancarios y bursátiles, comerciales, industriales y tecnológicos--, ideológicos y políticos y militares de EU, sin duda casi todos trasnacionales.
Como consecuencia, existen muchos entreveramientos y traslapes de variopinta naturaleza en una colosal y densa, muy densa, y gruesa urdimbre de concatenaciones. Ello ha creado una cultura del poder que tiene mucho de colonialismo interior y de imperialismo.
La cultura de poder creada por esos intereses y sus alcances en EU es incontrovertiblemente imperialista y sus conductas suelen ser, a veces con matices. Esa es precisamente la laya vera de lo que la ciencia política identificaría al imperialismo.
III
Esos intereses --vastos y asaz complejos— influyen de tal jaez en el poder político del Estado USAno –o estadunidense—que éste es ejercido con modalidades rayanas en una forma de plutocracia, que sirve mayormente a los intereses especiales. Ello, en lo interno.
En lo externo, en el trato del Estado USAno con los demás Estados del planeta, los intereses especiales son los que diseñan las políticas bilaterales y multilaterales y determinan el curso a seguir por éstas.
El Presidente Obama parecería tener conciencia y, por tanto, noción precisa de ello; es decir, de la existencia de esos intereses –el imperialismo— y de que estaría secuestrado por éstos, sin metáforas e hipérboles. Ese secuestro, ¿sería real?
Si abducido por esos intereses, don Barack carecería de libertades para diseñar y aplicar políticas devenidas de su propia cosmovisión –su formación política— y sus convicciones y compromisos políticos y morales con el electorado.
Hé allí el dilema del señor Obama. Su secuestro, que sería político, moral y ético, y operativo, tiene un equivalente al de la proverbial jaula de oro. Es el hombre más poderoso del mundo, tal vez el más famoso, pero su poder y su alcance sería pírrico.
Es la figura carismática nominal –el rostro “tercermundista” del imperialismo que depreda y saquea con brutalidad, precisamente, al Tercer Mundo, el de Nuestra América, y los millones de pobres en EU. ¿Está siendo usado y se deja usar?
Pero ignórase si el señor Obama es sólo un gran actor o un prestidigitador que juega con espejos, luces y humo negro, o si su dilema como secuestrado de los intereses del imperialismo es genuino. En Puerto España mostró ser un Jano, con gran talento.
ffponte@gmail.,com
Glosario:
Abducido: del verbo abducir, secuestrar, plagiar.
Carta Interamericana: Acuerdo adoptado por la OEA en el 2001.
Consenso de Monterrey: acuerdo tomado por los Estados americanos acerca de la financiación para el desarrollo.
Declaración del Milenio: acuerdo, en el marco de la ONU, de los Estados de economías de capital, mercado y consumo desarrolladas y en vías de desarrollo para erradicar la pobreza.
Jano: en la mitología romana, el dios de dos caras. Una atrás, otra adelante.
OEA: Organización de Estados Americanos.
ONU: Organización de las Naciones Unidas.
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