UnoAmérica, actualización de la Operación Cóndor, denuncian
Stella Calloni
Corresponsal
Buenos Aires, 21 de abril. El vicepresidente de Bolivia Alvaro García Linera pidió colaboración al gobierno argentino, para buscar a ex militares carapintadas de la pasada dictadura aquí, quienes estarían vinculados con la banda que habría intentado un magnicidio en su país y que fue desbaratada después de un enfrentamiento en un hotel de Santa Cruz de la Sierra, que dejó tres muertos.
Ese lugar es el epicentro de un permanente ejercicio de golpes y acciones violentas de la ultraderecha boliviana contra el gobierno de Evo Morales, pero también subsisten allí ex militares, ex policías, paramilitares y empresarios ligados a las dictadura de Argentina, Chile, Paraguay y Brasil, que conviven con grupos de nazis alemanes y croatas.
La solicitud está basada en las investigaciones bolivianas sobre una red de amigos argentinos de la activa ultraderecha de la Media Luna, de donde surge que hay prófugos húngaros y vinculados a este caso por lo menos dos ex militares argentinos -puede haber más– uno de los cuáles tiene documentos de un país africano, pero llegó a Bolivia proveniente de Hungría .
Se los caracteriza en los medios como carapintadas, término surgido después de los levantamientos e intentos de golpes de Estado a fines de los 80 y a principios de los 90, en los cuáles aparecieron con las caras pintadas de negro, como las tropas de acción y especiales de Estados Unidos.
El entramado que va apareciendo evidencia algo que manejamos anteriormente en este periódico, sobre la vinculaciones de esos sectores con algunos productores del campo de Argentina aquí, que a su vez se identifican con los de la Media Luna de Bolivia. Precisamente a principios de 2008 se produjeron paros patronales de productores agrarios con corte de carreteras, estratégicas que vinculan al Mercado Común del Sur en ambos países, donde el accionar de unos y otros fue considerado como parte de intentos golpistas con fuerte acompañamiento mediático.
Las autoridades bolivianas destacan que uno de los mencionados ex carapintadas, Jorge Mones Ruiz, mantuvo contactos con Eduardo Rózsa, un hombre de novelesca vida que pasó de ser en un corto período de izquierda-algunos dicen que infiltrado-para convertirse en un solado de la causa de los croatas nazis, en la ex Yugoslavia, con los que también participaron numerosos ex militares de la pasada dictadura argentina.
Rózsa sería quien encabezó el grupo de acción y Mones Ruiz llegó a Bolivia como delegado de la Fundación UnoAmérica, conformada en Colombia en diciembre pasado con lo más granado de la derecha regional.
Unoamérica está ligada a la Fundación Heritage de Estados Unidos y a todo el entramado de similares que dependen de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Aquí tienen como gemelas las Fundaciones Libertad en varias provincias con sede en Rosario. Pero lo llamativo es que UnoAmérica surgió como una actualización de la contrainsurgente Operación Cóndor, que unió en asociación criminal a las dictaduras del Cono Sur en los años 70.
En aquellos momentos se dijo que Cóndor nacía para responder a la unidad de organizaciones revolucionarias en el sur y en este caso declaran su asociación para enfrentar a los nuevos gobiernos surgidos del Foro de Sao Paulo, considerando a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) como supranacional.
Entonces decidieron accionar supranacionalmente con una serie de autoatribuciones que les permiten desarrollar todo tipo de actividades ilegales y cruentas como Cóndor.
El juez federal argentino Daniel Rafecas había dictado este año el pedido de captura para un ex militar carapintada Luis Enrique Baraldini, otro de los mencionados en este caso sobre el que existen denuncias que lo involucran en la represión ilegal de la dictadura en esa provincia, de cuya justicia se fugó en 2003. Se fue prófugo a Bolivia refugiándose entre sus buenos amigos de la ultraderecha de Santa Cruz de la Sierra y de militares de esa zona donde nació el ex dictador Hugo Bánzer Suarez.
El buscado Mones Ruiz estuvo destinado en Bolivia representando a la inteligencia del ejército argentino en tiempos de la pasada dictadura y cuando se desarrolló la Operación Cóndor. Así los graves sucesos de los últimos días en Bolivia, están accionando como una caja de Pandora que pone en alerta a América Latina, especialmente si se estudia la composición de UnoAmérica y el nuevo sueño de terrorismo supranacional que parece haber despertado a los nostálgicos del pasado.
Mones Ruiz es un activista local que trabaja con los ruralistas enfrentados al gobierno y que han manifestado públicamente tener armas, además de amenazar en el interior del país a diputados oficialistas y a vecinos y sectores que no que comulgan con sus posiciones.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario