miércoles, abril 22, 2009

Editorial.Peligrosa Falta de Malicia Calderonista

Año 6, número 2580
Miércoles 22, abril del año 2009


El poder político del Estado mexicano, que preside el Presidente de facto Felipe Calderón, peca de ingenuidad, ignorancia –carece de análisis de inteligencia devenido de un conocimiento limitado y, por añadidura, errado, de las ciencias políticas y sociales-- , infalibilidad, prejuicios y arrogancia en lo que respecta a la relación con Estados Unidos.

La participación de la Armada de México en los ejercicios navales conjuntos con las marinas de 11 Estados americanos, incluyendo el estadunidense o USAno que dirigirá y coordinará dichas operaciones, debería ser vista por el Espuriato como lo que es, una socaliña para ejercer influencia –o aumentar ésta-- y eventual control político s del aparato de defensa mexicano.

Ese control político sería ejercido, con arreglo a las experiencias históricas, mediante la homologación de estrategias, tácticas y doctrinas del poder naval mexicano, de por sí magro e insuficiente, con el USAno. De hecho, la USA Navy ya tiene influencia sobre no pocos aspectos operativos, estratégicos y de doctrins tácticas de nuestra Armada.

Lo mismo podríase decir de las demás armadas –nueve— de los países americanos participantes (Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Dominicana, Ecuador, Perú y Uruguay), en virtud de su dependencia de suministros y otros apoyos logísticos con respecto a la Armada USAna, así como la dispensa de premisas y silogismos doctrinarios. El interés USAno es estratégico.

Por su parte, en el Ejército Mexicano parece existir una actitud de prudencia con respecto a simulacros militares conjuntos, aunque no pocos jefes castrenses aquí son atraídos por la posibilidad de ejercicios con los USAnos. Pero prevalece bajo la prudencia de los mandos castrenses mexicanos cierta conciencia de los riesgos que implicarían la participación mexicana.



Éstos riesgos de dominación USAna de nuestras Fuerzas Armadas no son menores, sobre todo si se les concatena con otras expresiones de la humillante dependencia del Estado mexicano con respecto al estadunidense en materia de economía y finanzas –banca y bolsa--, comercio, tecnología, industria, abasto de materia prima y exportaciones petroleras, etcétera.

Tal dependencia le exacciona a los mexicanos un costo altísimo, al parecer impagable, dimensionado éste mediante los paradigmas de la geopolítica del poder político del Estado USAno como agente de los vastos y complejos intereses trasnacionales de EU. Ese poder político diseña y aplica en lo interno y externo políticas favorables a los intereses trasnacionales.

La falta de malicia estratégica del señor Calderón y, en general, de los personeros de la vertiente ejecutiva del poder político del Estado mexicano nos dice mucho, negativamente por cierto, de la estrechísima formación vivencial y política de don Felipe y sus asociados, cohortes y afines situados en el andamiaje burocrático de las decisiones en materia de política.

Evidencia de ello es haber aceptado, por un lado, la designación de Carlos E. Pascual como embajador USAno en México y, por otro, haber accedido a la creación de un Centro Conjunto de Implementación de políticas bilaterales en materia de seguridad y terrorismo cuya sede será México. Esa oficina tendría un titular o “comisionado” que será una especie de gran veedor.

El señor Pascual ha hecho una carrera en la burocracia de los operadores emboscados y autores intelectuales de las políticas diseñadas y aplicadas para destruir a la Unión Soviética, objetivo que se logró en 1989; en su biografía se jacta de ello y, además, de “reconstruir” Estados fallidos como el mexicano. Tiene el perfil de un verdadero procónsul imperial.

Tocante al gran veedor, ese funcionario –no se sabe si será mexicano o USAno o si el nuevo Centro tendrá mandos operativos y administrativos bicéfalos— y si respondería, o no, a una autoridad conjunta de México o de EU. Si es un solo titular extranjero, éste poseería tanto poder que lo convertiría en virtual virrey, supervisor o superintendente plenipotenciario y extraordinario.

El curso que el Espuriato ha tomado está llevando al Estado mexicano a un destino de altísima peligrosidad. Un destino de mayor dependencia y supervisión USAna de nuestros asuntos internos. Ello es, dicho en lenguaje llano, entregar México a EU e insertando a nuestro país en una asociación colonial con el vecino del norte no distinta a la que tiene con Puerto Rico.

Si los mexicanos le otorgamos el beneficio de la duda al señor Calderón, pensaríamos que la entrega de México a EU es secuela de su ineptitud –“pendejismo”, sería el coloquialismo que usaría el pueblo--, pero independientemente de que fuere dicho regalo a los USAnos omisión o comisión del Presidente de Facto, el hecho es que representa traición a la patria.

No hay comentarios.: