Boletín de Prensa
1° de mayo de 2009
En el marco del 119 aniversario de la conmemoración del primero de mayo, como “Día Internacional de los Trabajadores” (1890 – 2009), la crisis de salud que vive el país con la alerta epidemiológica, el deceso de varias personas y la paranoia social que el contagio y propagación de un nuevo tipo de virus de influenza ha provocado en la sociedad, complica la crisis general de la economía mexicana, empeorando aún más las precarias condiciones laborales de los trabajadores, los desempleados y las gentes más pobres del campo y de la ciudad.
En la medida que pasan las horas, desde la noche del jueves 23 de abril en que las autoridades sanitarias federales tardíamente anunciaron la contingencia y llamaron a la población a adoptar medidas preventivas, la información resulta cada vez más complicada, limitada y contradictoria, generando un ambiente de especulación popular, mediatización informativa y pánico social, que ha provocado la distracción de los grandes problemas nacionales y por consiguiente la desactivación momentánea del movimiento social.
Hasta el momento la información no ha fluido con la transparencia y rapidez debida, generándose una situación insegura al no existir certeza en cuánto a la cantidad de decesos: ¿más de cien o 15?; el grado de propagación del virus: ¿brote de enfermedad o epidemia?; la fecha real de su aparición: ¿1988, 2008 o 2009?; y, sobre todo el origen de éste: ¿reproducción natural o producción biotecnológica?.
En estos hechos, si algo ha quedado al descubierto, es la grave deficiencia del sistema nacional de salud y el desmantelamiento de la seguridad social que se ha dado con los gobiernos neoliberales, poniendo en evidencia no solo la falta de servicios, hospitales y medicinas, sino inclusive, las precarias condiciones de los trabajadores de la salud, mientras que con la alerta sanitaria los grandes laboratorios y empresas de la industria farmacéutica reportan atractivas ganancias, cuando apenas hace un mes estaban en apuros económicos.
En todo esto, sobresale la actuación de Felipe Calderón de aprovechar las circunstancias para buscar la legitimación de su mandato e insistir en la militarización del país, con ejercicios castrenses que van desde el reparto de cubre bocas hasta la legalización de allanamientos domiciliarios por causas sanitarias, así como, el protagonismo del gobierno del Distrito Federal, quien ha semi paralizado la ciudad estableciendo radicales medidas sanitarias, que pudieran poner en riesgo a corto plazo la economía del DF, aunque con una meritoria decisión, de que en estos casos, la salud y la vida son primero.
En ese tenor de ideas, la alerta epidemiológica debe ser una alerta proletaria para todos los trabajadores del país, no solamente para evitar ser engañados y manipulados una vez más, sino que también, para evitar el manejo irresponsable desde el poder de esta nueva enfermedad, su magnificación, descuido o manipulación, ya que puede devenir en una verdadera tragedia para nuestro país, no solo económica, sino que inclusive sanitaria, debido a que 27.7 millones de personas en edad de trabajar, más los que dependen de ellas, carecen de cobertura de seguridad médica y social, al ubicarse en las filas del desempleo, el subempleo y la informalidad, situación que se ha venido agravando al perderse de octubre de 2008 a marzo de 2009 casi 600 mil empleos, implicando que estas personas también perdieran la protección de salud que les brindaba el IMSS, en tanto que, el Seguro Popular, resulta un sistema total insuficiente e ineficaz.
En las últimas semanas antes de la influenza, con la crisis y el papel activo de las organizaciones sindicales y sociales de izquierda, el movimiento popular mostró una reactivación, que ahora se frustra momentáneamente, dejando en el tintero la conmemoración masiva del primero de mayo y las acciones de resistencia de los mineros en defensa de su sindicato y huelgas, así como, el repunte de la lucha de los maestros de la CNTE en contra del pensionisste, las afores y contra la Alianza por la Calidad de la Educación.
Aún cuando en este primero de mayo los trabajadores no pudimos salir a las calles como otros días, los juristas mantenemos en nuestra memoria el origen de esta gesta, reafirmando nuestra inquebrantable disponibilidad de seguir luchando por un país y un mundo mejor.
Por ello, los obreros, los mineros, los maestros y todo el pueblo trabajador volveremos a la carga. Ahora por lo pronto, sigamos con objetividad y prudencia las recomendaciones de los especialistas sanitarios para hacer frente a esta enfermedad, en tanto que exhortamos a sindicatos y organizaciones sociales a insistir en nuestra unidad. Debemos de crear nuestro propio comité de salud y previa opinión de especialistas orientar nuestras propias decisiones, para dejar de ser carne de cañón y campo de laboratorio de los capitalistas y exigir justicia, respeto a la Ley y a la dignidad obrera. Corre la voz, en la ruta 2010 – 2012 México libre, esa es la opción.
Fraternalmente.
POR LA PRESIDENCIA COLEGIADA DE LA UNIÓN DE JURISTAS DE MÉXICO: EDUARDO MIRANDA ESQUIVEL, JESÚS CERVANTES ESPARZA, CESAR ADRÍAN DE LEÓN y PABLO FRANCO HERNÁNDEZ. POR EL CONSEJO NACIONAL DE LA UNIÓN DE JURISTAS DE MÉXICO: JOSE ENRIQUE GONZALEZ RUIZ E HILDA VENEGAS NEGRETE. INVESTIGACIÓN: PROFR. DARIO ROJAS MACIAS.
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