miércoles, mayo 13, 2009

Estercolero

Lilia Arellano

“Muchas veces nace la enfermedad del mismo remedio”: Baltasar Gracián.

Hasta hace unas décadas la historia de nuestro país daba cuenta de la existencia de pensadores, hombres y mujeres de letras, ideólogos y algunos más hacían del conocimiento público sus andanzas en la política. Hoy los libros que impactan son los escritos por malandrines, por delincuentes de cuello blanco, por saqueadores del presupuesto, por clérigos sin escrúpulos y otros bellos ejemplares que nada tienen que ver con la trayectoria real de los pueblos. En un país en el que ya nadie lee, causó asombro que en un solo día se vendieran 6 mil ejemplares del libro de Carlos Ahumada, y con él empieza a cerrarse un círculo que hace importante que los pillos, pillastres y pillines escriban sus memorias, que recompongan sus recuerdos, que rearmen las piezas sueltas de un pasado, aunque éste avergüence y resulte nauseabundo.
La historia ya no parece que sea hoy un asunto académico o de meditabundos escritores que hurgan en los papeles y documentos antiguos para presentarnos un panorama de lo que fue, y a veces permitirnos soñar con lo que pudo ser. En estos días, los que escriben la historia, con sus luces y con sus sombras, con sus nubes y pequeños resplandores son los malandrines que han estado cerca, en las entrañas del poder, y se han visto beneficiados de ello.
Parece que pecamos de ingenuos quienes nos preguntamos cuál es la calidad moral de un Carlos Ahumada, aunque la respuesta la tengamos de inmediato: ninguna. Porque es cierto que Ahumada ni tiene calidad moral ni mucho menos literaria, pero cuenta con una pieza clave, con una moneda de oro: con información. Pero también tiene videos y en esas cintas grabó casi a todos los personajes de los que habla y eso, más que lo escrito, es lo que ha llenado a los protagonistas de ese texto de gran pavor. Y es que a partir del video del que el “Niño Verde” se dijo “chamaqueado”, la consigna parece ser: “graba que atrás vienen grabando”.
Con todo y el estiércol que sale a flote con libros como el de Ahumada, podría encontrase una diminuta ventaja que nos advierte que ya es hora de que los asuntos públicos dejen de manejarse en las oscuras antesalas del poder, y que sean vistos por los ciudadanos en toda su grotesca dimensión, de esta forma, muy cruel por cierto, no hay que esperar a que pasen los años y que los historiadores del mañana tengan que buscar en archivos polvorientos o en memorias deslavadas por el tiempo.
En medio de tanta mentira, de tanto engaño, de tanta farsa, vivida dramáticamente a partir de la llegada de los tecnócratas y de los ignorantes al poder, es bueno que todo se conozca, que los ajustes de cuentas se hagan a la vista de todos, en las plazas públicas, en los textos, en las denuncias periodísticas, en los bares, en las cantinas, en cualquier punto en donde la gente se reúna para conversar y para hacer de la vida un grato punto de encuentro, porque ya hablar de política y de religión nos hace iguales.
Ha quedado roto ese arcaico cliché que obligaba a que la ropa sucia se lavara en casa. Como están las cosas se ha dado la voz de arranque para que la ropa sucia se lave delante de todos, y para que los espacios públicos se conviertan en un gran lavadero, en un imponente escenario de dimes y diretes y que sea en la calle donde se confronten versiones y rumores.
No es privativo de México que los asuntos públicos se manejen como si fueron privados y que en ocasiones los privados y los íntimos se conviertan en escándalo.
El Premio Nobel Gabriel García Márquez afirmó que las personas tenemos tres vidas: la privada, la pública y la secreta, y ya es ahora, en estos tiempos, cuando las dos primeras han quedado rebasadas y sólo la última es la que vende libros, periódicos o eleva los raitings de la radio y la televisión. Y es que visto está que aunque no debiera importarnos, es la vida secreta de los hombres públicos la que revela con quién, cuándo y cómo se han tomado las peores decisiones para el país. Parecería que llegó la hora de que las aguas vuelvan a su nivel, que los que privatizaron la política la vuelvan pública, aunque sea a través de la infidencia de sus antiguos socios, que todos se desnuden, que no le tengan miedo a sus adiposidades, que saquen las lonjas para solaz de los espectadores-lectores, que sus vergüenzas sean motivo de chismarrajo.
En estos tiempos de desempleo atroz, de fatales imprevisiones, de amenazas de un virus que afirman puede reactivarse, del mal manejo de la economía y de la emergencia sanitaria, lo único que parece nos puede divertir, solazar, distraer, son las memorias de los pillos, de los que han contribuido a colocar a México en el penoso cabús de las Naciones.
Nos pasa como dirían los antiguos pregoneros: ¡pásenle todos a ver el espectáculo de una clase política enana pero enriquecida hasta la insolencia!, ¡pásenle a ver como se contonean nuestros políticos ante un fajo de dólares!, ¡observe como se desnudan en una escena promiscua Robles y Salinas; Salinas y Fox; Diego y Macedo, y tantos otros a quienes usted se imaginaba modositos y recatados!.
Al parecer no importa que escriban sus memorias los pillos, que siempre habrá una editorial dispuesta a vender miles de ejemplares, porque a final de cuentas en este país no se lee ni a Octavio Paz, ni a Carlos Fuentes, ni a José Emilio Pacheco, se lee sobre las sabandijas que nos han desvalijado y que además se atreven a cobrar regalías.
Así como el Niño Verde –Jorge Emilio González- puso en marcha los video escándalos, el “alazán tostado” inauguró las memorias políticas de desvergüenza. Para muchos políticos la moral sigue siendo el árbol que da moras. Y no olvidemos que en esto las féminas exigen igualdad, una muestra es “ A Calzón Quitado”, el libelo escrito por Irma Serrano, alias la Tigresa, que fue todo un éxito en su momento al sacar a relucir sus retozos con el ex presidente Díaz Ordaz y otros próceres de la política vernácula. No hay que olvidar “Lo Negro del Negro”, que dio a conocer las sucias andanzas policíacas. Tampoco puede dejarse de mencionar el de Lino Korrodi, que exhibió las entrañas del foxismo.
Y pensar que todavía nos faltan los libros de “el Chapo”, los de García Abrego y muchos otros de los llamados operadores de la política nacional. De estos últimos ya estuvo el de Carlos Ugalde, o de los perdedores del mañana, como lo fueron el de Roberto Madrazo y el del propio López Obrador. Finalmente, todos han descubierto que al escribir un seudolibro hay un filón, ya que sus memorias recortadas a modo también pueden ser un negocio a costa de este país en el que a falta de pan se busca cuando menos el circo.

Tucom

A pesar de que el ex candidato presidencial del PRI Roberto Madrazo no señala nada nuevo cuando acusa a los ex presidentes Ernesto Zedillo y Vicente Fox de proteger al Cártel de Juárez y a Joaquín “El Chapo” Guzmán, respectivamente, y a Felipe Calderón de encabezar no un gobierno federal sino un cártel más, cada vez más ausente en el control del país, las autoridades federales de la gestión calderonista no han abierto la boca para hacer frente a estas acusaciones y las reacciones se han limitado a declaraciones aisladas de algunos legisladores panistas descalificando al ex gobernador de Tabasco.
Para nadie es un secreto el gran poder que han alcanzado los capos de los cárteles del narcotráfico en nuestro país, en particular “El Chapo” Guzmán, quien está considerado como uno de los hombres más ricos del mundo por Forbes y uno de los más influyentes del país por la revista Time. Tampoco escapa a la opinión pública que a pesar de las acciones emprendidas por Calderón, quien desde las primeras horas de su mandato declaró la guerra al narcotráfico y para ello sacó a los soldados de los cuarteles y los mando a las calles de las ciudades mexicanas a realizar labores de policía y ministerio público que no le corresponden, los cárteles han adquirido cada vez más poder, han multiplicado el universo de farmacodependientes del país creando un inmenso mercado local, y han llegado al grado de retar al Estado en muchos rincones de la geografía nacional, en donde su ley es la que impera.
Ninguno de los militantes de Acción Nacional que salieron a responderle a Madrazo se tomó la molestia de analizar aunque sea a vuelo de pájaro la actual situación del crimen organizado en el país, la guerra fallida contra los cárteles del narcotráfico, la pérdida de control del gobierno federal sobre el Estado mexicano y su territorio nacional, los miles de ejecutados en la lucha por el control de este lucrativo negocio, y todas las implicaciones, ya no sólo jurídicas sino sociales, que ha tenido en nuestro territorio nacional este fenómeno y que para combatirlo Calderón ha llegado al extremo de ceder parte de la soberanía nacional ante el gobierno de los Estados Unidos. Nada de eso señalan o recuerdan.
No, los panistas se han concretado a descalificar al mensajero, a compararlo con Carlos Ahumada, a sacar pasajes de su pasado, a exhibir su desprestigio, a exigirle que presente sus denuncias ante el Ministerio Público, como si eso sirviera de algo con la Procuraduría General de la República en manos del PAN; a destacar sus nexos con el gobierno de su sucesor en el Estado de Tabasco, Eduardo Andrade. No hay nada, hasta ahora, que abone a un debate democrático ante uno de los principales problemas del país: el narco y su fuerte vínculo con el poder político, puesto otra vez en la agenda nacional por Roberto Madrazo.
Los legisladores panistas nada han dicho tampoco del cogobierno de PAN y el SNTE, es decir de Calderón y la dirigente magisterial Elba Esther Gordillo, de las grandes facturas que el michoacano ha tenido que cubrirle a la chiapaneca por “ayudarlo” a ocupar la residencia oficial de Los Pinos, labor que ha sido ampliamente recompensada. Dichos pagos incluyen dependencias tan importantes como el ISSSTE, la Lotería Nacional, la secretaría técnica del Sistema Nacional de Seguridad, la Secretaría de Educación Pública, entre otras, manejadas totalmente por sus incondicionales. Y aún faltan muchos servicios por hacer y por cobrar, sobre todo en vísperas de la elección federal intermedia.

Calderón vs Castro

La grave acusación del ex presidente cubano Fidel Castro a Felipe Calderón en el sentido de que su administración ocultó la epidemia de gripe A/H1N1 para no estropear la visita a México del presidente estadounidense Barack Obama, revela el estado actual de las relaciones diplomáticas entre Cuba y nuestro país. Los señalamientos de Castro se dieron después de que Calderón anunció que no viajaría a la isla –como tenía previsto hacerlo a mediados de este año- en respuesta a la decisión del gobierno de La Habana de suspender, el pasado 29 de abril, los vuelos con México por el brote de influenza humana.
Ante la imputación de Castro que tuvo una gran repercusión internacional, Calderón intentó refutarla al señalar que gracias a la velocidad con la que actúo su administración se evitaron 8 mil fallecimientos. El inquilino de Los Pinos insistió en la transparencia con la que actuaron para enfrentar la emergencia sanitaria. Sin embargo, una vez más sus declaraciones quedan en entredicho porque la respuesta no fue directa a la acusación y los propios datos difundidos por su secretario de Salud, José Ángel Córdova, lo desmienten. En efecto, el titular de la SS informó que de las 8 mil 211 muestras procesadas para detectar el virus A/H1N1, sólo se han confirmado 2 mil 282 positivos, de los cuales 58 han sido mortales. Entonces, ¿de dónde sacó el michoacano el dato de que pudieron haber muerto 8 mil contagiados si ellos no hubieran actuado a tiempo? ¿De la chistera?
El resultado de esto es otro round para Castro, cero para Calderón, en un largo enfrentamiento que por momentos se calienta, a pesar de los esfuerzos diplomáticos por mantener las relaciones en un nivel aceptable.

Una confrontación desigual: Fidel Castro no miente, es una de las consignas de la Revolución cubana, Calderón miente siempre, desde su investidura todo ha sido mentira. Fidel cuenta con credibilidad a nivel mundial, Calderón carece de credibilidad.

De los pasillos

Hasta los propios datos oficiales señalan la debacle económica del país. De acuerdo con cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y de la Secretaría del Trabajo, México ha perdido 584 mil 961 empleos formales en los últimos seis meses, por lo que no sería de extrañar que la cifra real supere el millón de plazas perdidas en ese periodo. Tan sólo en lo que va de este año –de acuerdo con los reportes oficiales- han desaparecido 93 mil 496 plazas y sólo en abril la pérdida de puestos de trabajo sumó un total de 60 mil 218, lo que significa que en promedio desaparecieron 2 mil 7 empleos cada día… La crisis económica y la emergencia sanitaria podrían dejar como secuelas una pérdida de 300 mil millones de pesos y más de 600 mil empleos, advirtió la Confederación Nacional Campesina (CNC), quien demandó al gobierno federal elaborar un “Plan B”, para hacer frente a la crisis. En este punto a mi me gustaría saber si la administración de Calderón tiene un “Plan A”.
Un ejemplo de lo golpeada que está la economía mexicana lo representa la difícil situación por la que atraviesa el sector automotriz. La Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) reportó que la producción de vehículos en el país cayó 46.6 por ciento y las exportaciones bajaron 41 por ciento en abril a tasa anual. La situación es tan crítica que este año será recordado como el peor en la venta de automotores de la primera década del Siglo XXI… La Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles advierte que la decisión de la SEP de recorrer el actual ciclo escolar hasta el 16 de julio representará “darle la puntilla” al sector turístico… Las pérdidas en el sector podrían alcanzar los 4 mil millones de dólares y hasta 250 mil empleos.
La firma KPMG aseguró que los incentivos fiscales anunciados por la gestión calderonista serán insuficientes para contrarrestar las pérdidas de empleo y de ingresos de la mayoría. El efecto no será el esperado con la reducción de la cuota patronal al IMSS, toda vez que el beneficio se encuentra limitado a 35 mil pesos, únicamente por los meses de mayo y junio de 2009. En cuanto al pago mensual del ISR, el beneficio otorgado no implica necesariamente una reducción de la carga fiscal de las empresas.
Todo aquel que tuviera alguna duda de cómo se las gastan los funcionarios del “presidente del empleo”, no debe dejar de observar como el director general de Pemex, Jesús Reyes Heroles, maneja los suculentos contratos que habrán de firmarse para construir la nueva refinería. De entrada, el funcionario ya les avisó a las empresas mexicanas que ni se apunten en proyectos de gran envergadura como lo es la multianunciado complejo petrolero y les advirtió que “se traerán firmas extranjeras” para llevar a cabo el proyecto. ¿Qué no se trataba de que con los proyectos de infraestructura se detonara el crecimiento económico del país y el mercado interno? O ya de plano quedó también en el papel esa promesa pues la “comisión” por la entrega de los multimillonarios contratos es tan suculenta como para dejarla pasar.

( lilia_arellano@yahoo.com)

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