Por Ricardo Andrade Jardí
Es curioso cómo funciona “la lógica” de la “Democracia Corporation S.A.” e incluso no deja de ser chistoso ver el cómo “las verdades de ayer” se tornan en “las mentiras de hoy” o bien cómo las mentiras de ayer se vuelven la revelación de las verdades de hoy.
Entre el 2005 y el 2006 la palabra del empresario y hampón Carlos Ahumada era la verdad universal de la telecracia mexicana y de una buena parte de la clase política, que fundamentaba sus odios y sus dichos en las versiones de Carlos Ahumada para golpear sistemáticamente a López Obrador. Hasta hace unos meses, la palabra de Carlos Ahumada, amante de Rosario Robles, ex presidenta nacional del PRD y Jefa de Gobierno interina del D.F. (por aquello de la ética y la ideología de la izquierda electoral mexicana), era casi divina. Pero algo se salió del control usurpador y el hampón de Ahumada publica recientemente en su libro: “Derecho de Réplica”, información, que si bien ya se sabía o se suponía, hoy es confirmada por el señor Ahumada. En el libro exhibe, el ex empresario futbolero, a quienes pagó y a quienes les ofreció los vídeos de funcionarios del D.F. y a reconocidos militantes del PRD recibiendo millonadas en las mismísimas oficinas del ex empresario. En la lista aparecen entre otros el chupacabras Salinas, el “jefe” Diego, el ex secretario de la Gobernación foxista, Santiago Creel, e incluso un obispo acostumbrado a estar en los medios por similares eventos ausentes de toda ética y alejados de toda “moral cristiana” y a otros personajes de la clase política mexicana, quienes hasta hace unos días respetaban la palabra del ex dueño editorial de El Independiente, ex periódico que agrupó a una buena parte de los comentaristas a modo de la telecracia.
La palabra de Ahumada, escuchada también en la jerarquía católica de México, en la “izquierda” electoral y por el dúopolio televisivo como una verdad irrefutable, de un minuto a otro, pasó a ser una mentira apestosa.
Difícil dilema tiene nuestra mediocre y ridícula clase política hoy obligada a negar toda la “verdad” de Carlos Ahumada. Y más aún cuando la negación es la confirmación de que, efectivamente, todo, entre el 2005 y el 2006, se basó en un “complot” para pegarle a López Obrador. Las mentiras de hoy, son exactamente las mismas mentiras de ayer, pero ayer los nombres de la lista de Carlos Ahumada, apuntaban al corrupto equipo de trabajo de Andrés Manuel López Obrador, lo que tampoco conviene olvidar, y la lista de hoy da cuenta de quiénes y de cuánto fue el precio que se pagó por los vídeo- escándalos, con los que se golpeó sistemáticamente a Obrador, pese a que, hasta hoy, nadie pudo establecer la relación entre AMLO y Ahumada y es ahí donde la ridiculez aflora en todo su esplendor. Ahora resulta que todo es una mentira. Que el señor Ahumada es un mentiroso de ligas mayores y que es imperdonable que “empañe así la honradez” de políticos, putas y obispos, tirando, por otro lado, todo el teatro con el que se inició la campaña del miedo y el odio que ha fracturado al país y que terminó de agotar la poca confianza ciudadana hacia las instituciones.
El señor Carlos Ahumada es ya un adulto, su carácter está formado de hace tiempo y su patología de mentiroso y su condición de hampón, vienen de atrás. Si lo escrito en ese libro, que tanta conmoción ha causado, es una mentira, todo lo anterior también lo es, pues la patología del sujeto es la misma desde hace años, desde que descubrió lo fácil que es timar a nuestros mediocres políticos y lo comprables y corruptos que son no importa si son conservadores de derecha o idiotas de izquierda, son parte de la misma estructura de control que Carlos Ahumada supo entender y manejar a su antojo.
Ahora vienen los deslindes. Lo que hay que seguir son las denuncias. Dado que el deslinde no exime de la responsabilidad. Si el hampón miente, como afirman los nuevos implicados, los veremos actuar. Pero, si no miente, quiere decir que efectivamente hubo un interés perverso por sacar deshonestamente de la contienda electoral de 2006 a un adversario político y quienes aparecen en el libro “Derecho de Réplica” confirmarán hasta dónde están involucrados sin que la sociedad deba olvidar que esos sujetos, lo mismo senadores, que funcionarios, gobernadores, que obispos, en nada se diferencian del ex empresario argentino, ni tampoco se tendrá que olvidar que los ex funcionarios corruptos del perredista gobierno del DF son la misma basura que los que hoy intentan deslindar sus corruptas bajezas... Otro claro ejemplo de “las virtudes éticas” que promueve nuestra transnacional “Democracia Corporation S.A.”.
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