Francisco Rodríguez
Indice Político
El mayor crimen está ahora, no en los que matan, sino en los que no matan pero dejan matar.
José Ortega y Gasset
DE ACUERDO AL primer opositor al fallido régimen, Andrés Manuel López Obrador, a los mexicanos nos gobierna (jejeje) una “mafia política”. No le falta razón. En menos de una semana y gracias a la delación de cuando menos dos de sus mobsters más visibles, Carlos Ahumada y Roberto Madrazo, muchas de las prácticas corruptas y corruptoras de ese grupo criminal han quedado al descubierto.
Quebrantando la sacrosanta omertá, o juramento de silencio que ha permitido sobrevivir a los criminales, ladrones y asesinos, Ahumada y Salinas han puesto el dedo en las purulentas llagas de las cúpulas políticas, empresariales, mediáticas, clericales e incluso demoscópicas de este país que, según genial definición de Carlos Monsiváis, “no existe, es simplemente el sueño de un mariguano a quien se le está acabando la bacha”.
La mafia está en un brete. Zedillo y Fox acusados por el delator Madrazo de complicidad con cárteles de la droga. Salinas, por su parte, reinterpretando el papel que más le gusta: el de villano favorito.
Como nunca, la mafia que nos “gobierna” necesita de un rescate. Le urge un Bernardo Provenzano, aquel capo de la mafia italiana que fue responsable de modernizar a este antiguo grupo cuando más estaban en problemas. De sus experiencias de salvamento, se ha escrito un libro sobre las estrategias que utilizaba para mantener bajo control su organización, que finalmente, motivada por el dinero, es un negocio. Igual que la política a la mexicana lo es también.
Boss of Bosses: How Bernardo Provenzano Saved the Mafia es el título de la obra escrita por Clare Longrigg, de cuyas reseñas han surgido las siete reglas que cualquier organización debe adoptar para emerger de una crisis, cual la que por estos dos delatores, Ahumada y Madrazo, vive en estos momentos lo que aquí llamamos “El Sistema”.
1: Inmersión. Cuando una empresa ha cometido errores y va mal, lo primero es salir del radar, incluso si significa dejar a un lado la publicidad. Aprenda de sus errores, y siga adelante cuanto antes.
Nino Giuffré menciona que la primera orden de Provenzano fue hacer su organización invisible para deslindarse de la mala publicidad que sufrían en los medios. Se les instruyó que evitaran cualquier actividad que atrajera la publicidad, mientras reconstruían sus enlaces con clientes, negocios, víctimas y políticos.
2: Mediación. “Pórtese tranquilamente, con mentalidad clara, correcta y consistente, no ignore todo lo que la gente le dice, pero tampoco crea todo. Siempre busque descubrir la verdad antes de hablar, y recuerde que para hacer una decisión, nunca es suficiente sólo una fuente de información.”
Este es el primer manifiesto de la Cosa Nostra bajo la égida de Provenzano, una diferencia drástica después de una década de violencia con el líder anterior. Provenzano educó a sus hombres en el arte de la negociación y la importancia de dialogar.
3: Consenso. Provenzano respondía cartas de todos los estratos sociales que preguntaban sobre vacantes de trabajo, administraciones de hospitales, resultados de exámenes, etc. Provenzano tenía en claro que deseaba que su mafia se presentara como un elemento positivo de la sociedad. Persuadir a la gente de que lo necesitaba funcionó mejor para promover su negocio que imponer la violencia.
4: Dios de nuestro lado. Provenzano mantenía una imagen de alguien piadoso, con un papel de confianza, pero autoritario. Sus cartas a los mafiossi parecían las cartas de un apóstol, y mandaba a sus funcionarios algunas parábolas de la Biblia.
Los investigadores trataban de descubrir el código secreto en los pasajes de la Biblia que se enviaban, pero hasta ahora, no hay nada. Simplemente, los encontró útiles como herramientas de liderazgo.
5: Sea políticamente flexible. Los empresarios de éxito de todo tipo usualmente se encuentran solicitados por el gobierno en algún momento.
Provenzano manejaba esta situación de forma que cambiaba su lealtad política cuando le convenía. Buscaba políticos que estaban preparados para ayudar a los mafiosos en problemas. Estas relaciones nunca salían al público, pero no significaba que los negocios no estaban sucediendo tras bambalinas.
6: Reinvención. En caso de un escándalo político, o un negocio en problemas, es vital que el nuevo jefe aleje su imagen de la controversia. Incluso, si es necesario, debe cambiar de puesto o de personalidad.
Con las nuevas direcciones de Provenzano, cambió el tono negativo de los medios hacia la mafia, y además nunca se le relacionó con los escándalos que habían sucedido antes de su entrada. Con ayuda de su equipo, se aseguró de que nadie lo asociara con los años violentos, y creó su imagen de hombre de paz.
Modestia. A la mitad de su carrera, Provenzano cambió de ser un rufián armado a ser un inversionista, líder político, y estratega. Parte de su mística era que nadie sabía realmente si era un genio o un analfabeta con suerte. Se presentaba como un hombre simple, con errores en sus cartas y pidiendo disculpas por sus faltas gramaticales. Era un “hombre del pueblo”.
¿A cuántos personajes conoce usted urgidos de estos consejos?
Índice Flamígero: Dice un conocedor que la mafia que maneja el espectáculo del fútbol mexicano, ha hecho un excelente negocio fiscal con el descenso del Necaxa. ¿Lo sabrá Agustín Carstens? ¿Qué porcentaje lleva el empresario–gobernador a quien sus paisanos llaman “Benedicto XVI”?
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