martes, junio 02, 2009

La Abstención Debería Anular Elecciones y Llevar a Segunda Vuelta



De los millones de habitantes que tiene México, sólo puede votar la mitad, pero la abstención rebasa a veces el 65% de esa mitad, y lo restante se divide entre tantos partidos que "la mayoría" no es ni de un tercio de votantes, o sea, NO ES representativa. Debería haber una "Segunda Vuelta Electoral" para lograr la auténtica representatividad democrática, aunque no le conviene a los partidos satélites



La Constitución tan parchada a favor de los abusivos del poder, no expresa con claridad que una abstención mayor al 70% del electorado descalifique una elección, a fin de obtener la auténtica voluntad del pueblo.

Por eso se dan los casos de que una muy minúscula minoría de voto duro asuma la representatividad de TODO el electorado.

Si a ello se suma que sólo puede votarse por partidos "reconocidos" (por los propios partidos) la democracia mexicana podrá ser cualquier cosa, MENOS "democracia".

La gran abstención que se registre (o el alto número de votos anulados o nulificados) debería ocasionar la nulidad de toda elección y ser motivo para convocar a una Segunda Vuelta Electoral, a fin de lograr una efectiva representatividad.

En esa Segunda Vuelta ya no deberían participar los partidos que no alcancen por sí solos (sin alianzas ni coaliciones engañosas) un auténtico reconocimiento de los votantes como fuerza política determinante. Deben seguir existiendo para efectos de voz minoritaria, pero sin determinación gubernamental.

Asimismo, no se debe reconocer como válida y representativa una elección que no alcance por lo menos el 75% de votación. Esto es, que sea admisible sólo un 25% de abstención o se convoca a nueva elección.

Tómese en cuenta que el Registro Nacional de Electores NO incluye a toda la población, sino únicamente a quienes se registran (con la edad mínima legal y los requisitos burocráticos impuestos), no tanto por conciencia cívica, sino porque el gobierno decreta la obligatoriedad de la credencial de elector como identificación para todo efecto legal. Quien no tiene credencial de elector, NO existe para la burocracia.

De quienes se registran para obtener su credencial de elector, sólo la mitad o menos se sobrepone al hastío, a la desconfianza y a la flojera para acudir a votar. La preferencia de los pocos que votan se reparte entre tantos partidos registrados (que hacen trampas diversas --especialmente si están en el poder-- para lograr "haiga sido como haiga sido" una ilusoria mayoría) que la mayoría alcanzada por alguno es poco significativa en el universo que se pretende gobernar.

Por eso, en realidad, los políticos elegidos hasta hoy --y menos con trampas y fraudes-- NO REPRESENTAN a las mayorías de las que se ufanan con fines de propagada.

La Democracia (gobierno del pueblo) en México es otra de las ficciones autóctonas. Y debe volverse una realidad.

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