Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción: Helen Keller.
Habíamos visto la escena. La habían repetido una y otra y otra vez en las televisoras de manera que la percepción pública era la de un grupo, no muy numeroso, de jóvenes atacando con mobiliario urbano a las estoicas huestes que se les oponían. Estas huestes estaban, todos y cada uno, forrados de los pies a la cabeza y toda la carga juvenil les hacía lo que el aire a Juárez. Pero la escena era dramática y epopéyica y se prestaba a la indignación del respetable que era maleable y desinformada a favor de las huestes. Las huestes uniformadas resistían valerosamente la carga juvenil que probablemente, era dirigida y azuzada por personeros de las mismas instituciones de las que provenían. No pasó a mayores; por diseño o por cansancio los jóvenes se retiraron y las televisoras apagaron sus equipos y se concentraron en sus estudios a reproducir la escena una y otra vez para consumo masivo.
Me recordó de otra escena en la que las cámaras de las televisoras privadas repetían hasta el cansancio la escena de un grupo de jóvenes civiles con gorras y características indicativas de su apoyo al gobierno, que disparaban con una pistola hacia abajo de un puente. Los conductores de la tele despotricaban e ‘interpretaban’ la escena para hacernos pensar que las víctimas de esas balas abajo del puente eran civiles desarmados que con oportunísimo corte de escena caían bajo las balas. Pero la verdad era otra. En tomas abiertas que mostraban todo el campo de combate se veía que los de arriba del puente se defendían contra militares insurrectos y también contra francotiradores que ya habían asesinado a algunos de ellos. Los caídos que las grandes televisoras mostraban eran los mismos que apoyaban al gobierno y se defendían con una pistola. Todo fue un perverso plan perpetrado con meses de anticipación, con ayuda de Estados Unidos y las televisoras para derrocar, una vez más, a un gobierno elegido democráticamente, como se comprobó después.*
Pero en esa primera escena las cosas no pararon ahí. Tan pronto se apagaron las cámaras y cámaras y reporteros se retiraron, esas “gallardas” huestes fueron desatadas como perros en jauría contra los jóvenes, hayan estos participado o no. A punta de macanazos la salvaje redada se extendió hasta las tres de la mañana por toda la ciudad. Sólo se tenía que estar caminando por la calle, tener cierta apariencia y ser joven para ser arrestado. Se arrestaron y vejaron a más de 80. En los sótanos de la SSP a las mujeres las encerraron en un cuarto, las obligaron a desnudarse y a hacer sentadillas. Imagínate porqué. A los jóvenes los tuvieron acostados boca abajo con las manos en la nuca por horas y los agarraron a patadas. A todos, hombres y mujeres, los golpearon y ensangrentaron. Hay numerosos testimonios y reportes médicos.
Intervino el represor de Jamay, Jalisco Francisco Ramírez Acuña quien era 'servidor público', gobernador. Este nefasto personaje acaba de declarar a un periódico local que no le temblaron las corvas para ordenar las violentas agresiones en Guadalajara. ¡Claro! se pasea rodeado por sus fieles y numerosos guaruras. Esta es la calaña de personajes que, apoyándose en la desinformación e ignorancia de algunos tapatíos, quiere ahora ser diputado federal. Seguramente para mejor llevar a cabo todos esos jugosos negocios en los que está involucrado que no para defender y representar dignamente a la ciudadanía.
*El segundo caso fue en Venezuela. Si quieres verlo. Pícale aquí-
http://video.google.com/
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