Por Alvaro Delgado
La imputación no la hizo un feroz adversario del gobierno federal y del Partido Acción Nacional (PAN), sino un panista, nada menos que Virgilio Mendoza Amezcua, alcalde con licencia de Manzanillo, Colima, y candidato a diputado federal: Felipe Calderón “es un ratero”.
Estas fueron las palabras que sobre Calderón pronunció Mendoza Amezcua ante amigos suyos y que quedaron registradas en una grabación de audio: “Yo nomás te digo que ese cabrón es un ratero.”
¿Qué pruebas enumeró el panista para llegar a una conclusión de tal calibre sobre su correligionario? En la grabación no lo detalla, pero atribuye a Calderón otras conductas que cualquier ciudadano suscribe, por su obviedad, sobre la “guerra” contra el narcotráfico y la generación de empleos:
“La cagó Felipe Calderón en esta estrategia: El consumo se ha incrementado, y pinches matazones, la gente está asustada. Está fallando el presidente del empleo... ¡del desempleo! Yo nomás te digo que ese cabrón es un ratero.”
Después de que el jueves 28 de mayo la revista electrónica Reporte Indigo difundió la grabación de las imputaciones de Mendoza Amezcua, ¿el PAN ha procedido contra su candidato a diputado federal? No. ¿Y qué ha hecho el gobierno federal? Nada, tampoco.
¿Pero partido y gobierno deberían intervenir sin que pueda interpretarse como una represalia contra un candidato que se fue de la boca bajo el dominio etílico? Por supuesto, no por los señalamientos sobre la ineptitud de Calderón en materia económica y de seguridad pública —que son más que obvios—, sino por la imputación a éste del delito de robo: ¿Qué le sabe que lo llama ladrón alguien que gobernó Manzanillo, una de las principales aduanas del país?
Pero, sobre todo, es deber del PAN y del gobierno intervenir por otras confesiones del panista colimense, porque reconoce —como consta en la grabación— conductas criminales, como haber recibido dinero del narcotráfico:
“Ni te imaginas, ni se imagina la gente de bien, que está relacionada con los cabrones del narco, y que a través de ellos te hacen llegar las cosas y a través de ellos te buscan. Ellos buscan el cómo estar seduciendo y la chingada. A mí se me acercaron, así como se le acercan a medio mundo, y me mandaron dinero. Yo como dije un día: ‘chingue su madre mientras sea negocio’.”
¿Es Mendoza Amezcua, conforme a esta grabación, un delincuente confeso? Parece que sí, porque ese sujeto ni siquiera niega que sea su voz la que se escucha, aunque curiosamente la denuncia que presentó ante la Procuraduría General de la República (PGR) es por supuesta “fabricación” del audio.
Mendoza Amezcua es un tipo peculiar: Fue militante priísta hasta que vio en el PAN mejores perspectivas y llegó a la alcaldía de Manzanillo, de la que se separó con enorme desprecio por el cabildo, y ahora busca ser diputado federal.
El suyo es uno más de los casos de escándalo de Colima, y que revelan cómo actúa diferenciadamente la dirigencia nacional del PAN que encabeza Germán Martínez:
En el primer caso, exhibida como ladrona en un video, por robarse artículos por más de mil pesos en Wall Mart, Dania Ivette Puga Corona fue desconocida como candidata a diputada local plurinominal por el PAN.
Y en el segundo caso, la diputada federal Esmeralda Cárdenas fue obligada por Martínez a renunciar a la candidatura a la presidencia municipal de Colima, porque dos de sus hermanos —no ella— fueron condenados por narcotráfico.
El propio Martínez había ofrecido la candidatura a la diputada federal, pero su estrategia de imputar al candidato del PRI, Mario Anguiano, relaciones de sus familiares con narcotraficantes, lo hizo recular y la obligó a renunciar. “Lo que me hicieron fue una injusticia”, dijo ella, con lágrimas en los ojos, aunque después agachó la cabeza.
Otro rasero aplicó Martínez con Valdermar Gutiérrez Fragoso, secretario general del sindicato del IMSS, candidato a diputado federal y cuyo hijo, Israel Gutiérrez Botello, de 25 años de edad, fue detenido en el aeropuerto de Madrid, el 14 de septiembre de 2005, al tratar de introducir casi un kilo de cocaína en 70 cápsulas que llevaba en el estómago.
Procesado en España por delitos contra la salud pública, y preso en la cárcel de Soto Real —a las afueras de Madrid—, el hijo del líder sindical logró ser extraditado a México y actualmente está internado en el Reclusorio Norte. Está vinculado a una banda que opera en hospitales del IMSS, cuyo sindicato controla su padre y que, gracias a Martínez, ahora tendrá más poder como diputado federal.
“No tenemos ninguna objeción para el candidato Valdemar Gutiérrez Fragoso”, respondió Martínez a la pregunta de si era congruente quitarle la candidatura a la diputada Cárdenas y aprobar la del expriista.
—¿A pesar de que su hijo está preso por narcotráfico?
—El partido, el Comité Ejecutivo Nacional, el presidente del PAN, no tienen objeción a nuestro candidato Valdemar Gutiérrez Fragoso.
Por ello no extraña que el presidente del PAN encubra, también, a Mendoza Amezcua, quien imitando su voz, como se escucha en el video, confiese cuáles son los verdaderos objetivos de ese partido que se fundó hace casi 70 años: “Que se acabe ya el romanticismo de la democracia, eso fue cuando surgió el partido. Ahorita tenemos que tener triunfos.”
Tal cual.
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