Barómetro Internacional
Miguel Ángel del Pozo
La realidad socio-política que está en “pleno desarrollo” en Honduras, a nuestro criterio, es el punto de inflexión entre dos realidades socio-político-económico-ideológicas que están presentes no solo en América sino en el mundo entero. Ellas son, sencillamente, dos propuestas antagónicas desde los propios fundamentos filosóficos: capitalismo contra-sociedad versus socialismo democrático y participativo en los esquemas en evolución frente a dos realidades: globalización-modernización versus postmodernidad.
La realidad política en Honduras, consideramos, se debería analizar en su propio desarrollo en ejecución; es decir, las etapas, cada una, per se, y las relaciones entre esas etapas tanto con los factores socio-militares internos hondureños como los externos, ideológicamente, adscritos a los principios que los “golpistas” hondureños argumentan al realizar la lectura “entrelineas” del discurso por ellos propuesto.
El movimiento fáctico inicial fue dado por el “ejercito” hondureño, de bien conocido. Al reflexionar sobre esa acción ejecutada por militares hondureños y vista la realidad militar en Honduras con la presencia real de la base militar de los Estados Unidos de América, desde antaño tiempos, lo que ello implicaría es una comunicación permanente, clara, interesada y fluida entre la base militar norteamericana y el alto mando hondureño; por ello resultaría extraño que el Pentágono norteamericano y, por ende, la Secretaria de Defensa del Gobierno de Barack Obama no estuvieran informados sobre las decisiones política-militar del sector militar hondureño en perfecta coordinación con cierto y específico sector social de Honduras.
Frente a la realidad muy posible arriba descrita junto con las declaraciones dadas tanto por la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, y las del propio Presidente Obama, se evidencian las contradicciones surgidas en Washington entre los “halcones y las palomas”; es decir, entre la línea política que viene desarrollando el Presidente Obama, atacada por las derechas norteamericanas, y las tradicionales líneas político-militares de la Secretaria de Defensa y del Pentágono sustentada en las tesis de las derechas norteamericanas desde la Caída del Muro del Berlín. Esas contradicciones son muy importantes tenerlas presentes porque del resultado de las líneas políticas que decida el Ejecutivo norteamericano no solo dependerá el futuro de la democracia en Honduras sino también las futuras reacciones de las derechas en el resto del continente americano; a ello se debería tener presente el triunfo de ese movimiento de derechas a nivel internacional con el triunfó de las derechas y extremas derechas en las recientes elecciones en Europa que, en última instancia, pareciera significar el regreso a paradigmas capitalistas neoliberales en progreso y “examen de conciencia” no solo en lo económico (como la propuesta a una nueva política laboral impulsada por las derechas internacionales a nivel global en el marco de la reingeniería del sistema capitalista después de la “crisis financiera” y sus posteriores consecuencias) sino tambien en los fundamentos del pensamiento más rancio y conservador que implicaría un regreso a los cánones ideológicos de la Guerra Fría con evidentes visos del catolicismo mas fundamentalista de los tiempos de Benedicto VII. A titulo de demostración, las declaraciones del obispo de Tegucigalpa, las de Baltasar Porras y la aceptación del Vaticano a la militancia política de ciertos prelados.
La segunda etapa del proceso de “golpe de estado” se manifestó en el Poder Legislativo hondureño en la expresión de la mayoría de las derechas representadas en ese Poder del Estado. Esta etapa comenzó con la decisión del Poder Judicial lo que significaba darle un “marco legal en lo jurídico” al acto político del “golpe de estado”. Pero con esos acuerdos se violaron los Derechos más fundamentales de un Estado de Derecho aun dentro del marco del Estado capitalista por las decisiones tomadas por ambos Poderes en dos fundamentos: la negativa a la defensa del acusado, es decir, del Presidente constitucional y democráticamente electo y Comandante General de las Fuerzas Armadas hondureñas por votación mayoritaria, directa y secreta, de y por la sociedad hondureña; y, la usurpación demostrable del “poder popular” por parte del Poder Legislativo. Es decir, que para las derechas, nacionales y continentales, apoyadas por las extra-continentales americano, la “legalidad” de sus actos políticos, jurídicos, legislativos y militares tiene un marco referencial fácilmente describible, demostrable y antidemocrático inclusive dentro de los paradigmas que sustentan la democracia representativa propia del sistema capitalista y en profunda contradicción con las normas fundamentales de la democracia participativa.
Tomando en cuenta el proceso militar-político desarrollado durante el Golpe de Estado de Augusto Pinochet, los sucesos internos y la reacción internacional en apoyo a ese acto barbárico cuando el sector militar en su conjunto, el sector político de las derechas más recalcitrantes, racistas, y xenófobas junto a la Iglesia chilena y la clase media y alta chilenas apoyaron las acciones asesinas contra la sociedad chilena opuesta al Golpe de Estado en colaboración evidente de los Estados Unidos de América. A ese marco referencial y tomando en cuenta la “perfecta repetición” de las políticas impuestas por los gobiernos norteamericanos en su “patio trasero”, nada de extrañar tiene que ese “jueguito” de 72 horas de “stand by” sea una jugada de la “negociación” que podría significar, consecuencialmente, en el resultado de dos escenarios perfectamente definibles, a saber: el primero, buscar lo que se ha comentado sobre un adelantamiento de las elecciones en Honduras; lo segundo, sería mucho más grave ya que implicaría que el estamento norteamericano está en plena negociación a lo interno de la política norteamericana con la finalidad de alcanzar un acuerdo de “mutuo beneficio” entre “halcones y palomas”.
Cabe la pregunta ¿Qué se buscaría en ese muy posible acuerdo entre las derechas norteamericanas con las políticas de reingeniería de la economía capitalista norteamericana, actualmente, calificada como “capitalismo socialista”, buscar la gobernabilidad en los Estados Unidos de América y la permanencia del “status quo” norteamericano, es decir, del “new wave of the american way of life”? El status quo norteamericano, es decir, el Poder (Mûller Rojas dixit) busca su permanencia como Poder, como “Superpotencia”, como “marcador” de paradigmas, como impositor de ideologías según los estamentos propuestos por Karl Popper y Isaac Berlin acompañado por las “ideas salvadoras” hacia la Eternidad. ¡La crisis es terrenal y humana!
El escenario global-general continental americano es grave, políticamente delicado con salidas, pareciera, violentas (“lucha de clases” plus “nacionalismos sociales y socialistas” versus capitalismo post-neoliberal cristianizado) a menos que haya una toma de decisiones al más alto nivel de UNASUR, OEA, Grupo de Rio, CARICOM, SICA, ALBA, por nombrar, para no solo buscar restituir la “democracia hondureña” sino establecer, definitivamente, la vía política, económica, participación social y de democracia, representativa en transición a la participativa, del siglo XXI, para todo el continente americano incluyendo al propio Estados Unidos de América y al gobierno del Presidente Obama (consideramos que las medidas expresadas por RAND Org. demuestran las fuertes contradicciones que se vienen desarrollando a lo interno de la sociedad norteamericana y un aparente regreso a las divisiones históricas que llevaron al asesinato de Abraham Lincoln).
Volver al “oscurantismo ideológico” impuesto desde el siglo XII en Europa por los actores políticos de aquellas épocas históricas, sustentado en las nuevas tecnologías (nanotecnologías, etc.) y el control de los medios de comunicación por parte de las derechas nacionales e internacionales según un plan ya preestablecido por cúpulas derechistas, es evidente que conllevaría la implementación de políticas muy negativas para el conjunto de la sociedad mundial no fascista; es decir, que el desarrollo de las situaciones generales tanto a nivel de los Gobiernos como de las sociedades podrían retrotraernos a situaciones similares a las vividas en Europa durante las décadas 20, 30 y 40. Pero ¿no se han comportado, históricamente, las derechas mundiales con “vehemencia ideológica” cuando se trata de preservar su propia existencia?
Regresamos a nuestro continente y trataremos de recordar las realidades que se vivieron en Argentina, Uruguay, Brasil y en Centroamérica para no nombrar las realidades en las naciones de El Caribe y las políticas represivas en Venezuela. La realidad continental está signada por lo que hemos señalado en pasadas oportunidades. Es un continente bendito por Dios: agua, tierras fértiles, minerales, y pueblos nobles. Esa realidad comparada con las realidades en Europa, las fuertes contradicciones entre la Comunidad Europea y Rusia, la real realidad de Asia Central, las competencias por los centros de producción de crudo (petróleo), las líneas de transporte marítimo, oleoductos y gasoductos, armamentismo en el Asia Oriental –Pacífico-, las guerras en Iraq, Afganistán, Paquistán, los movimientos radicales musulmanes en Indonesia, Filipinas, Tailandia, Kurdistán, la larga franca que abarca una de las “Ruta de la Seda” donde las migraciones musulmanas se trasladan desde Vladivostok hasta la zona del Asia Menor bajando hacia Xi`an. ¿Sabían ustedes que el comercio entre Turquía y la comunidad “hui” (musulmana), minoría de más de 30 millones de habitantes, radicada en la zona central de China, se realiza a través de Kashkar, y es permanente, sostenido y consolidado?
El continente americano no sufre de la gravedad de esas realidades geopolíticas arriba en mención, (con las excepciones del Golpe de Estado en Venezuela, los movimientos separatistas en Bolivia, las políticas de sabotaje en Ecuador, las acciones de los dueños del agro argentino, por nombrar) pero si contiene realidades geoestratégicas “muy delicadas”. Nuestras realidades geopolíticas están, actualmente, es decir, desde las reuniones de la OEA en Panamá, la Reunión del Grupo de Rio, la de UNASUR, y la más reciente de San Pedro de Sula, entrando en un proceso de desarrollo en contradicción con el capitalismo continental que no se había manifestado con la gravedad que significa el golpe militar en Honduras.
El Golpe militar justificado por decisiones jurídicas y legislativas en Honduras es mucho más complejo por el marco justificativo del discurso de los actores de las derechas hondureñas y los discursos de pleno apoyo de las derechas continentales y las manifestaciones de los medios de comunicación extra-continentales. Es una propuesta ideológica con un marco de acción contra las propuestas de la Revolución Bolivariana y las aspiraciones de las sociedades continentales.
delpozo14@gmail.com
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