lunes, agosto 31, 2009

Calderón oculta asesinatos

Indice Político
Francisco Rodríguez

La muerte es una quimera: porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existo yo. Epicuro de Samos

Invariablemente, las cifras de los informes presidenciales dan siempre de qué hablar. Y es que, generalmente, no coinciden con la realidad que a diario enfrentan los contribuyentes.
Las del “programa estrella” de la fallida Administración que encabeza el señor Felipe Calderón, las relativas a seguridad pública, son poco confiables, por lo que, dice don Emilio Treviño, colaborador de este espacio, siempre resultará pertinente analizar las estadísticas oficiales sobre inseguridad, criminalidad y violencia, dado que su fiabilidad depende de muchos factores (denuncias, descubrimiento o definición del delito, entre otros elementos). En ese sentido, muchos delitos pueden estar subestimados, al basarse en estadísticas oficiales.
Sin embargo, el registro de las muertes por agresión constituye un indicador muy aproximado a la realidad, por la naturaleza misma del delito, al ser perseguido de oficio, lo cual dificulta la llamada cifra negra en el delito de muerte por agresión.
A pesar de lo anterior, el subregistro doloso, intencional, puede también alterar la confiabilidad en las estadísticas oficiales sobre muertes por agresión en México.
Tal ya ocurrió hace un año, en la presentación del Segundo Informe de “Gobierno”.
Para comprobar lo anterior, compárense las cifras de asesinatos reportadas en los anexos del documento llamado Informe Presidencial, con las estadísticas respectivas del Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad (ICESI), que en su momento fue bien visto por el gobierno federal debido a la animadversión de Luis de la Barreda en contra de autoridades del Distrito Federal. Pero ahora…
Bien haría este instituto en desligarse de figurones como De la Barreda o Reyes Heroles, paleros del sistema.
El siguiente cuadro indica la subestimación de homicidios en documentos oficiales del informe gubernamental, con respecto al ICESI.

Muertes por agresión reportadas en México, por año y fuente

Años 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006
ICESI 13,550 14,208 13,110 12,760 11,690 11,255 11,594

Informe 2008

10,743 10,286 10,089 10,087 9,329 9,921 10,454
Diferencia

2,507 3,922 3,021 2,673 2,361 1,334 1,140

La subestimación de asesinatos no es un asunto menor, dado que el empleo de cifras sobre índices delictivos constituye un punto medular para evaluar la gestión de la autoridad.
A partir de la subestimación pueden derivarse otros indicadores, que, de acuerdo con criterios comparativos, permiten dimensionar la gravedad del subregistro.
En el siguiente cuadro se indican para México las tasas de homicidio por cada cien mil habitantes, según los datos del ICESI y las del “gobierno” federal.

Tasa de homicidios por cada cien mil habitantes en México, por año y fuente

Años 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006
ICESI 14.0 14.4 13.1 12.6 11.4 10.9 11.1

Informe 2008

11.0 10.4 10.1 10.0 9.1 9.6 10.0
Diferencia

3.0 4.0 3.0 2.6 2.3 1.3 1.1

Las discrepancias no son menores, tomando en cuenta que tasas de homicidios por cada cien mil habitantes en países europeos de la OCDE rondan en los dos puntos, y ésas son las cantidades aproximadas en México que resultan del subregistro (u ocultamiento) de las cifras del informe seudopresidencial.
A final de cuentas, la tasa de homicidios es un indicador fiable del grado de civilidad en toda sociedad.
Disfrazar o maquillar las cifras es un asunto relevante. Ya lo hizo la fallida Administración en 2008. ¿Lo hará en 2009?

Índice Flamígero: Don David Sol Corzo, lector del Índice en Chiapas, escribe: “He leído con atención, sobre ‘el caso Acteal’. Leo y vuelvo a leer las declaraciones de ambos bandos y en medio de ellos, veo la figura siempre presente del ladino que sanciona los actos de unos y otros. En la historia el ladino, siempre ha jugado un rol fundamental en la toma de determinaciones comunitarias. La Iglesia católica, el maestro rural que siendo indio se comportaba como ladino, el actor gubernamental sancionando la toma de decisiones de la comunidad y, en los últimos años, los promotores de las ONG’s que, odiando al capitalismo, viven de su dinero. (Obviamente del dinero de los capitalistas buenos). La historia del pueblo malo y el pueblo bueno está presente en cada uno de los escritos de los articulistas; en especial de los articulistas de La Jornada. La acción maniquea de unos y de otros, el botín siempre el mismo; los indios y su pobreza. La construcción de mentiras, descalificación y la profundización del odio entre comunidades provocada por agentes externos ha impedido la reconciliación de la región, ellos solos ya hubieran arreglado sus diferencias, siempre tuvieron conflictos y, más temprano que tarde, siempre los resolvieron. Son comunidades humanas, la dialéctica del conflicto, el enfrentamiento y la paz no les son ajenas. Terminaría con una expresión turula, muy chiapaneca: “cuando esta bola de vergas intrusos de todos los colores y sabores concluyen su aventura política y de redención personal por estas tierras de Dios, los que se quedan aquí, son los indios que se seguirán matando, amando y viviendo como lo han hecho siempre”.

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