Oposición de centroizquierda arrasa en las elecciones parlamentarias en Japón y termina con más de cinco décadas de dinastía conservadora / El primer ministro japonés, Taro Aso, asume su responsabilidad por la derrota y declara que dimitirá / Washington anuncia que espera una fuerte alianza con el próximo gobierno en Tokio
TOKIO, Japón, 30 de agosto (AFP/AP) - La oposición de centroizquierda arrasó en los comicios legislativos de este domingo en Japón con un ambicioso programa de cambio social, poniendo fin a más de cinco décadas de dinastía conservadora en la segunda economía mundial.Según las estimaciones a boca de urna divulgadas por diferentes televisiones, el Partido Demócrata de Japón (PDJ), liderado por Yukio Hatoyama, obtendría entre 298 y 329 escaños de los 480 de la Cámara de Diputados.Hatoyama, de 62 años, un rico heredero de una dinastía de políticos comparada a menudo con los Kennedy, será nombrado primer ministro por el parlamento dentro de unas dos semanas.
En cambio, el todopoderoso Partido Liberal Demócrata (PLD, derecha) que gobernó durante los últimos 54 años con un breve paréntesis de diez meses en 1993-94, conseguiría entre 84 y 131 escaños, lo que equivale a una derrota aplastante.Sin esperar a conocer los resultados oficiales, que serán anunciados el lunes por la mañana, el primer ministro Taro Aso, de 68 años, reconoció la debacle electoral y dijo tener la intención de dejar la jefatura del PLD.``Estos resultados son muy graves’’, dijo Aso en una conferencia de prensa en la oficina principal del Partido Liberal Demócrata (PLD), donde reconoció que esa organización se dirigía hacia una pérdida aplastante. ``Ha habido un descontento profundo hacia nuestro partido’’, agregó.“Asumo mi responsabilidad y voy a dimitir”, afirmó.De todos modos Aso, quien últimamente batió records de impopularidad, seguirá al frente del gobierno hasta el nombramiento de Hatoyama.Entretanto, la máxima autoridad del gobernante PLD de Japón anunció el domingo que él y otros directivos de esa organización planean renunciar a sus puestos tras lo que se perfila como una derrota aplastante en las elecciones parlamentarias.El secretario general del PLD, Hiroyuki Hosoda, dijo que él y otros dos altos líderes del partido planean someter sus dimisiones al primer ministro Taro Aso, que también funge como presidente del PLD.El PDJ, un movimiento heteróclito que ya es mayoritario en el Senado gracias al apoyo de otros dos partidos de la oposición, tendrá ahora mayoría absoluta en el parlamento y por tanto vía libre para emprender su ambicioso programa de reformas.Los principales desafíos a los que se enfrenta Japón son el débil estado de la economía, el envejecimiento de su población y sus relaciones con Estados Unidos.Muy sonriente, Hatoyama dio las gracias a los votantes por su apoyo y aseguró que ahora el “principal desafío será convertir esta victoria en la del pueblo, sin ser arrogante”.La apuesta por el cambio de los japoneses es también un voto de castigo por los excesos de la política liberal aplicada por el PLD en los últimos años, a la que culpan de las crecientes desigualdades sociales, del desempleo y de la precariedad.En contraposición, el centrista PDJ quiere poner su política “al servicio de la vida de la gente”, con un programa muy generoso en subsidios, tanto para las pensiones de vejez como para las familias y los más desfavorecidos.Partidario de reactivar la economía a través del consumo, el partido vencedor prometió la gratuidad parcial de la enseñanza, ayudas por nacimientos y la supresión de los peajes en las autopistas.En el ámbito diplomático, Hatoyama se decanta por un Japón más independiente de Estados Unidos y volcado en Asia, sin por ello poner en entredicho su alianza estratégica con Washington.De hecho el presidente estadounidense Barack Obama espera una “alianza fuerte” con el próximo primer ministro.La Casa Blanca describió la votación en Japón como una “elección histórica en una de las principales democracias del mundo”.“Confiamos en que la fuerte alianza entre Estados Unidos y Japón y la estrecha asociación entre nuestros dos países continúe floreciendo bajo el liderazgo del próximo gobierno en Tokio”, dijo el portavoz presidencial Robert Gibbs en un comunicado.Obama “quiere trabajar estrechamente con el nuevo primer ministro japonés en un amplio rango de temas globales, regionales y bilaterales”, agregó.La victoria de la oposición desencadenó un estallido de júbilo y un estruendo de aplausos en el cuartel general del PDJ, situado en Roppongi, uno de los barrios de moda de Tokio.Pero Hatoyama sabe muy bien que una vez que decaiga la exaltación empezarán las cosas serias para este joven partido que nunca ha gobernado. “Una gran responsabilidad”, confesó.El respiro será corto. El lunes el PDJ nombrará un equipo restringido que se encargará de garantizar una transición sin sobresaltos con la administración saliente, siguiendo el modelo estadounidense. Una ocasión para adquirir algo de experiencia.El PLD, artífice del “milagro económico” que convirtió a Japón en la segunda potencia económica mundial, se lleva la cruz de la moneda, relegado a la oposición.Y hoy su estancia en la oposición podría ser mucho más larga que los diez meses de los años 1990, ya que tiene frente a él a un gran partido mayoritario que hará cuanto pueda para permanecer en el poder.Dentro de este contexto es muy probable que los conservadores aprovechen para reformar el partido. Aso ya se pronunció en este sentido.“Como simple miembro, debo luchar por la renovación del PLD”, declaró tras anunciar su próxima dimisión y admitir una derrota que cierra un capítulo político en Japón.
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