03 agosto 2009
Miles de familias de niños y niñas robados dicen lo mismo: nunca imaginé que esto me pudiera suceder a mí. Nadie me explicó cómo preparar a mi niña o a mi niño para pedir ayuda; nunca hicimos planes de emergencia en caso de un secuestro. Lo cierto es que nada nos da más poder que el conocimiento.
El centro nacional para niños desaparecidos de Estados Unidos ha demostrado reiteradamente que la rapidez con que reaccionan las familias de criaturas robadas en las primeras 48 horas puede significar la diferencia entre rescatarlas y nunca más saber de ellas. Cada año 45 mil niños y niñas mexicanas son robados; 25 mil terminan en la industria del sexo comercial. Los principales puntos son el Distrito Federal, Jalisco y el estado de México. Un 30% de menores reportados como desaparecidos son sustraídos por padres o madres que utilizan a sus criaturas como rehenes en situación de divorcios por violencia. Algunos son vendidos por los tratantes entre 15 mil y 50 mil dólares. Autoridades y asociaciones civiles documentaron el robo de 12 mil infantes en 2006, 80% cerca de casa, de la escuela y en parques; frente a testigos. Para adopción ilegal roban pequeños entre cero y seis años. Para pornografía infantil y explotación laboral entre seis y 10 y para prostitución forzada entre 10 y 18 años. La mayoría de robachicos son amables y se acercan con mentiras. Testigos dicen que con frecuencia les llevan de la mano, sin aspavientos.
Especialistas recomiendan que desde que aprenden a hablar se enseñe a los niños a memorizar número telefónico y dirección completa. Instruirles a no ir con nadie más que con quien llegaron a la escuela, parque o fiesta. Nunca creerle a un desconocido que diga venir de parte de mamá o papá. Siempre estar en grupo. Nunca le deje ni por un segundo en el auto sin supervisión. Si alguien le lleva debe gritar, patalear y morder (eso hace que los testigos reaccionen). Desde bebés guarde en lugar cerrado y seguro un mechón de cabello de la o el bebe (para el DNA). Guardar una libreta de salud con tipo de sangre, un par de dientes de leche que haya perdido. Tomarles fotografías cada seis meses, guardar todo en una caja. Organice una reunión en su vecindario. Conozca los nombres de las y los vecinos de su cuadra, proponga un plan de emergencia en caso de que algún niño y niña desaparezca. Organice la red de apoyo con una lista de números telefónicos y con responsabilidades específicas. Hagan algún simulacro que incluya llamadas a la patrulla asignada a su colonia. Haga lo mismo en la escuela.
En caso de que haya sucedido, denuncie de inmediato, suba la información a una página web como http://www.menoresextraviados.org.mx. Recurra a los medios de comunicación y el éxito de rescate aumentará 50% en las primeras 24 horas. Lleve la foto con datos a las oficinas de PGR y a Migración. Vivimos en un país con altos índices delincuenciales, llevar a cabo estrategias de prevención es imprescindible, saber cómo actuar ante un delito sí está en nuestras manos. La negación y la ignorancia son los mejores aliados de los delincuentes.
El centro nacional para niños desaparecidos de Estados Unidos ha demostrado reiteradamente que la rapidez con que reaccionan las familias de criaturas robadas en las primeras 48 horas puede significar la diferencia entre rescatarlas y nunca más saber de ellas. Cada año 45 mil niños y niñas mexicanas son robados; 25 mil terminan en la industria del sexo comercial. Los principales puntos son el Distrito Federal, Jalisco y el estado de México. Un 30% de menores reportados como desaparecidos son sustraídos por padres o madres que utilizan a sus criaturas como rehenes en situación de divorcios por violencia. Algunos son vendidos por los tratantes entre 15 mil y 50 mil dólares. Autoridades y asociaciones civiles documentaron el robo de 12 mil infantes en 2006, 80% cerca de casa, de la escuela y en parques; frente a testigos. Para adopción ilegal roban pequeños entre cero y seis años. Para pornografía infantil y explotación laboral entre seis y 10 y para prostitución forzada entre 10 y 18 años. La mayoría de robachicos son amables y se acercan con mentiras. Testigos dicen que con frecuencia les llevan de la mano, sin aspavientos.
Especialistas recomiendan que desde que aprenden a hablar se enseñe a los niños a memorizar número telefónico y dirección completa. Instruirles a no ir con nadie más que con quien llegaron a la escuela, parque o fiesta. Nunca creerle a un desconocido que diga venir de parte de mamá o papá. Siempre estar en grupo. Nunca le deje ni por un segundo en el auto sin supervisión. Si alguien le lleva debe gritar, patalear y morder (eso hace que los testigos reaccionen). Desde bebés guarde en lugar cerrado y seguro un mechón de cabello de la o el bebe (para el DNA). Guardar una libreta de salud con tipo de sangre, un par de dientes de leche que haya perdido. Tomarles fotografías cada seis meses, guardar todo en una caja. Organice una reunión en su vecindario. Conozca los nombres de las y los vecinos de su cuadra, proponga un plan de emergencia en caso de que algún niño y niña desaparezca. Organice la red de apoyo con una lista de números telefónicos y con responsabilidades específicas. Hagan algún simulacro que incluya llamadas a la patrulla asignada a su colonia. Haga lo mismo en la escuela.
En caso de que haya sucedido, denuncie de inmediato, suba la información a una página web como http://www.menoresextraviados.org.mx. Recurra a los medios de comunicación y el éxito de rescate aumentará 50% en las primeras 24 horas. Lleve la foto con datos a las oficinas de PGR y a Migración. Vivimos en un país con altos índices delincuenciales, llevar a cabo estrategias de prevención es imprescindible, saber cómo actuar ante un delito sí está en nuestras manos. La negación y la ignorancia son los mejores aliados de los delincuentes.
1 comentario:
no cabe duda que nadie está a salvo de los delincuentes. Gracias por la información
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