A José Pablo Robles Martínez, periodista eminente y émulo de muchos, con motivo del trigésimo aniversario del diario Imagen, de Veracruz.
I
Cierto legislador del PRI, amigo entrañable de éste escribidor y fuente informadora confiable –aunque interesada, que reconoce— suele exaltar en nuestros diálogos lo que llama la democracia mexicana y su reflejo en la composición plural de las instituciones.
En diálogo reciente, la argumentación entre ambos fue –como siempre— la respetuosa discrepancia acerca de (1) la definición filosófica, ideológica, política, cultural y semántica de democracia, y (2) la magra representatividad.
Permita el caro leyente reproducir ese diálogo reciente, guardadas las proporciones del tiempo y el lugar y con las licencias propias de la traslación de ideas no considerada verbatim, mas sí aproximada. “No me identifiques”, nos advirtió.
El leyente tiene el albedrío de pensar que la presente reconstrucción del diálogo entre amigos puede ser fiel o no, o incluso suponer que es producto de la imaginación y así tomarlo como
literatura política. Fuere cual fuere, la charla enriqueció al escribidor.
Descrito el contexto consígnese a seguidas el diálogo más reciente:
--¿Cómo puede haber democracia política si no la hay en lo económico ni mucho menos en lo social? --se le pregunta en su cubículo en San Lázaro y que luego prosiguió en un entorno sociable, familiar.
--Tu premisa, Fausto, es falsa –responde--. Sí hay, afirmativo, democracia económica en México. Los aumentos al IVA, el ISR, etcétera, son sin duda expresión de democracia económica, pues se busca redistribuir la riqueza.
--Sí, sin conceder, pero lo que se redistribuye no es la riqueza ajena que está en manos de los ricos, sino la de los ingresos tan magros de los pobres que la crean con su trabajo, cuando tienen empleo, pero que no es de su propiedad no obstante que la producen.
II
Acepta, desde luego, nuestro incógnito amigo que la democracia en México no es social, pero “suficiente” para los “fines de la representación”. Ésta, afirma, es “real, aunque imperfecta”. La democracia perfecta no existe; es “sueño” inalcanzable.
Admite que la falla mayor de ésta “democracia” no es su representatividad. Pero en su Legislatura –ha sido tres veces diputado— “hay pluralidad”, aunque 40 millones de ciudadanos no hayan votado en julio pasado; éstos no están representados. ¿Pluralidad?
--Mira –sostiene no sin refitolería—, mi Legislatura, la LXI, es muy representativa: hay diputados de todas las ideologías y corrientes ideológicas que existen en México. Yo, como priísta, me considero de derecha pero con sensibilidad de izquierda.
¿Sensibilidad de izquierda? La definición del diputado –en otros sentidos hombre de finezas en las expresiones de su amistad-- movería a risa fuere no por que lo dice convencido. “Yo entiendo a la izquierda; lo que no entiendo son sus motivos”.
--Pero ¿a cual izquierda? –se le pregunta.
--Pos esa, la del PRD, el PT, de Convergencia, incluso la de algunos en el PRI.
La conversación, al arribar a ese punto, accede a otro ámbito. La izquierda –se le dice— no es monolítica; es muy, pero muy diversa, tanto como la sociedad misma.
--Además de que tú te refieres a la izquierda amaestrada, la izquierda política, no la izquierda filosófica o ideológica, la democrática –se le precisa.
--¿Cuál es esa? –inquiere.
--La que no está en los partidos políticos ni cree en la convalidación del statu quo, sino que preconiza modificar éste por considerarlo injusto e incluso antisocial. Refundar al Estado. Fundar un Estado social.
III
El amigo legislador sonríe condescendiente y luego incurre en carcajada que se antoja sarcástica.
--¡Ajá! –reacciona sardónico y chancero--. ¿Te refieres a los que quieren una revolución, los subversivos, los “contreras”, los violentos, los atrabancados, los Noroñas y Muñoz Ledos, los
anarquistas, los comunistas, los marxistas, los socialistas?
Se desconcierta nuestro amigo cuando la respuesta es un “¡No!” Pregunta: “¿Marcos, el EPR, los Cerezo, los sesentaocheros y guerrilleros artríticos que cobran en la UNAM y universidades de
provincia y gobiernos estatales y hasta han sido diputados?”.
“¡No!”, se le vuelve a decir. El escribidor recuerda en la reconstrucción del diálogo haber dicho: “Me refiero a los millones de mexicanos que cada día experimentan algo extraordinario: toma de conciencia de que ellos tienen el poder y pueden cambiar las cosas. No son marxistas ni comunistas ni mucho menos subversivos.”
--Hmm. Estás soñando –contesta lacónico y hace una pausa--. ¿Dónde están esos de la verdadera izquierda de los que hablas? No se les ve; yo, al menos, no los veo.
--Los hay hasta en tu partido, en el PRI. ¿No sabes acaso que la socialdemocracia que adoptó tu partido en vez de la Revolución Mexicana es incluso una vertiente del socialismo marxista y que su origen es el marxismo?
La respuesta parece sacudirlo. Su rostro tórnase grave.
--¡Estás loco! –reacciona el diputado--. No te creo. Si fuera como dices, el promotor no hubiera sido Miguelito, que está más a la derecha que el PAN.
--Eso se llama simulación, amigo diputado. ¿Cómo fuíste designado candidato? ¿Dedazo?
--¡Ah, bueno! Ese es otro asunto. Yo busqué la candidatura, la “pelié”, me la gane a pulso. El PRI me postuló. Quien no está en la Cámara es porque no quiere. Cualquier priísta puede ser candidato y ganar una elección. También en cualquier partido.
--¿Sin ayuda del gobernador?
--Bueno. El gobernador es mi amigo; me echó la mano; sí me ayudó, pa´que negarlo. Los amigos se ayudan entre sí.
--Precisamente. El capitalismo en México, dijo el Nobel James J. Heckman, Premio Nobel de Economía, es de “cuates”. La política también es de “cuates” y “cuatachismo”. ¿Cómo puede ser eso una democracia y además plural y representativa?
El diputado soltó una risotada. “Así es en todas partes”, dijo encogiéndose de hombros y abriendo los brazos.
ffponte@gmail.com
www.faustofernandezponte.com
Glosario:
I
Cierto legislador del PRI, amigo entrañable de éste escribidor y fuente informadora confiable –aunque interesada, que reconoce— suele exaltar en nuestros diálogos lo que llama la democracia mexicana y su reflejo en la composición plural de las instituciones.
En diálogo reciente, la argumentación entre ambos fue –como siempre— la respetuosa discrepancia acerca de (1) la definición filosófica, ideológica, política, cultural y semántica de democracia, y (2) la magra representatividad.
Permita el caro leyente reproducir ese diálogo reciente, guardadas las proporciones del tiempo y el lugar y con las licencias propias de la traslación de ideas no considerada verbatim, mas sí aproximada. “No me identifiques”, nos advirtió.
El leyente tiene el albedrío de pensar que la presente reconstrucción del diálogo entre amigos puede ser fiel o no, o incluso suponer que es producto de la imaginación y así tomarlo como
literatura política. Fuere cual fuere, la charla enriqueció al escribidor.
Descrito el contexto consígnese a seguidas el diálogo más reciente:
--¿Cómo puede haber democracia política si no la hay en lo económico ni mucho menos en lo social? --se le pregunta en su cubículo en San Lázaro y que luego prosiguió en un entorno sociable, familiar.
--Tu premisa, Fausto, es falsa –responde--. Sí hay, afirmativo, democracia económica en México. Los aumentos al IVA, el ISR, etcétera, son sin duda expresión de democracia económica, pues se busca redistribuir la riqueza.
--Sí, sin conceder, pero lo que se redistribuye no es la riqueza ajena que está en manos de los ricos, sino la de los ingresos tan magros de los pobres que la crean con su trabajo, cuando tienen empleo, pero que no es de su propiedad no obstante que la producen.
II
Acepta, desde luego, nuestro incógnito amigo que la democracia en México no es social, pero “suficiente” para los “fines de la representación”. Ésta, afirma, es “real, aunque imperfecta”. La democracia perfecta no existe; es “sueño” inalcanzable.
Admite que la falla mayor de ésta “democracia” no es su representatividad. Pero en su Legislatura –ha sido tres veces diputado— “hay pluralidad”, aunque 40 millones de ciudadanos no hayan votado en julio pasado; éstos no están representados. ¿Pluralidad?
--Mira –sostiene no sin refitolería—, mi Legislatura, la LXI, es muy representativa: hay diputados de todas las ideologías y corrientes ideológicas que existen en México. Yo, como priísta, me considero de derecha pero con sensibilidad de izquierda.
¿Sensibilidad de izquierda? La definición del diputado –en otros sentidos hombre de finezas en las expresiones de su amistad-- movería a risa fuere no por que lo dice convencido. “Yo entiendo a la izquierda; lo que no entiendo son sus motivos”.
--Pero ¿a cual izquierda? –se le pregunta.
--Pos esa, la del PRD, el PT, de Convergencia, incluso la de algunos en el PRI.
La conversación, al arribar a ese punto, accede a otro ámbito. La izquierda –se le dice— no es monolítica; es muy, pero muy diversa, tanto como la sociedad misma.
--Además de que tú te refieres a la izquierda amaestrada, la izquierda política, no la izquierda filosófica o ideológica, la democrática –se le precisa.
--¿Cuál es esa? –inquiere.
--La que no está en los partidos políticos ni cree en la convalidación del statu quo, sino que preconiza modificar éste por considerarlo injusto e incluso antisocial. Refundar al Estado. Fundar un Estado social.
III
El amigo legislador sonríe condescendiente y luego incurre en carcajada que se antoja sarcástica.
--¡Ajá! –reacciona sardónico y chancero--. ¿Te refieres a los que quieren una revolución, los subversivos, los “contreras”, los violentos, los atrabancados, los Noroñas y Muñoz Ledos, los
anarquistas, los comunistas, los marxistas, los socialistas?
Se desconcierta nuestro amigo cuando la respuesta es un “¡No!” Pregunta: “¿Marcos, el EPR, los Cerezo, los sesentaocheros y guerrilleros artríticos que cobran en la UNAM y universidades de
provincia y gobiernos estatales y hasta han sido diputados?”.
“¡No!”, se le vuelve a decir. El escribidor recuerda en la reconstrucción del diálogo haber dicho: “Me refiero a los millones de mexicanos que cada día experimentan algo extraordinario: toma de conciencia de que ellos tienen el poder y pueden cambiar las cosas. No son marxistas ni comunistas ni mucho menos subversivos.”
--Hmm. Estás soñando –contesta lacónico y hace una pausa--. ¿Dónde están esos de la verdadera izquierda de los que hablas? No se les ve; yo, al menos, no los veo.
--Los hay hasta en tu partido, en el PRI. ¿No sabes acaso que la socialdemocracia que adoptó tu partido en vez de la Revolución Mexicana es incluso una vertiente del socialismo marxista y que su origen es el marxismo?
La respuesta parece sacudirlo. Su rostro tórnase grave.
--¡Estás loco! –reacciona el diputado--. No te creo. Si fuera como dices, el promotor no hubiera sido Miguelito, que está más a la derecha que el PAN.
--Eso se llama simulación, amigo diputado. ¿Cómo fuíste designado candidato? ¿Dedazo?
--¡Ah, bueno! Ese es otro asunto. Yo busqué la candidatura, la “pelié”, me la gane a pulso. El PRI me postuló. Quien no está en la Cámara es porque no quiere. Cualquier priísta puede ser candidato y ganar una elección. También en cualquier partido.
--¿Sin ayuda del gobernador?
--Bueno. El gobernador es mi amigo; me echó la mano; sí me ayudó, pa´que negarlo. Los amigos se ayudan entre sí.
--Precisamente. El capitalismo en México, dijo el Nobel James J. Heckman, Premio Nobel de Economía, es de “cuates”. La política también es de “cuates” y “cuatachismo”. ¿Cómo puede ser eso una democracia y además plural y representativa?
El diputado soltó una risotada. “Así es en todas partes”, dijo encogiéndose de hombros y abriendo los brazos.
ffponte@gmail.com
www.faustofernandezponte.com
Glosario:
Cerezo: alusión a los hermanos Alejandro, Héctor y Antonio Cerezo, detenidos en 2001 junto con el indígena náhuatl Apablo Alvarado acusados de actos de terrorismo, delincuencia organizada, acopio de armas , cartuchos y explosivos y de dañar propiedad ajena al causar
presuntamente explosiones en tres cajeros bancarios automáticos el 8 de agosto de ese año. Jamás se les comprobaron los cargos. Antonio fue exonerado tras tres años de cárcel. Los otros hermanos cumplieron sentencias de seis años; Alvarado, de cinco.
“Contreras”: coloquialismo por contrarios.
Muñoz Ledo: en referencia a Porfirio Muñoz Ledo, político y diplomático que ha sido dirigente del PRI y asesor de Vicente Fox y es hoy diputado por el Partido de los Trabajadores.
Miguelito: alusión a Miguel Alemán, ex gobernador de Veracruz (1998-2004), más conocido por su riqueza, heredada de su padre, Miguel Alemán Valdés, quien fue Presidente de la República (1946-52) y cuyo presidencialado fue notoriamente corrupto.
Miguelito: alusión a Miguel Alemán, ex gobernador de Veracruz (1998-2004), más conocido por su riqueza, heredada de su padre, Miguel Alemán Valdés, quien fue Presidente de la República (1946-52) y cuyo presidencialado fue notoriamente corrupto.
Noroñas: alusiòn a Gerardo Fernández Noroña, diputado del PT.
Lecturas recomendadas:
Documentos básicos del PRI. Secretaria de Difusión y propaganda de
dicho partido.
Lecturas recomendadas:
Documentos básicos del PRI. Secretaria de Difusión y propaganda de
dicho partido.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario