El sábado 30 de enero de 2010, aproximadamente a las 11 de la noche, un comando paramilitar de 18 personas arribando en 7 camionetas irrumpió en tres domicilios contiguos para realizar una masacre donde se llevaba a cabo una fiesta estudiantil de jóvenes de bachillerato, en la colonia popular Villas de Salvarcar en Ciudad Juárez. El saldo de la masacre hasta ahora conocido, son 14 personas asesinadas por fusilamiento y 7 heridos de gravedad, algunos de ellos con muerte cerebral. La mayoría de las personas asesinadas son jóvenes estudiantes del CBTIS 128, el Colegio de Bachilleres 9 y la UACH que se encontraban celebrando simultáneamente el triunfo de un equipo de beisbol y un cumpleaños.
Esta masacre es una más de las que han sucedido en la ciudad más violenta del mundo, desde que el día ultimo de marzo del 2008 se inaugura el Operativo Conjunto Chihuahua (ahora renombrado Operación Coordinada Chihuahua). Las masacres de Ciudad Juárez son acciones realizadas por escuadrones de la muerte que operan en la ciudad mientras más de 10,000 elementos del ejército federal y de la Policía Federal Preventiva patrullan toda la ciudad día y noche montando retenes constantemente e incitando a que la ciudadanía entregue sus armas.
La militarización de Ciudad Juárez se lleva a cabo como parte de la declarada “guerra contra el crimen” por el gobierno del presidente más cuestionado en el país en los últimos tiempos, el espurio Felipe Calderón, y se lanza para supuestamente “responder” a una guerra entre carteles antagónicos por controlar la ruta del trafico de drogas hacia los Estados Unidos. Pero lo que padecemos en Ciudad Juárez no es la violencia provocada por enfrentamientos entre bandas del crimen organizado, ni entre las fuerzas federales y las bandas del crimen.
Casi la totalidad de los 2 mil 635 asesinatos del año 2009 y los que van del año 2010 se han dado por ejecuciones a personas desarmadas sin enfrentamientos, en lo que parece ser una estrategia de limpia programada por una fuerza militar superior, en el marco de una campaña de terror. La violencia que se está promoviendo y tolerando por el gobierno, le ha servido a Felipe Calderón de pretexto para seguir militarizando al país sin resultados contrarios al crimen, pero sí restringiendo derechos a la población.
En Ciudad Juárez se confirma una tendencia general que ya conocimos durante las ilegales guerras de contrainsurgencia en Centroamérica. Existe una relación intima entre la militarización de las ciudades y los pueblos y la actuación de escuadrones de la muerte que tienen como fin último amedrentar a la población, así sucedió en El Salvador con los Escuadrones de la Muerte, en Nicaragua con los Contras, en Guatemala con los Kaibiles y en México con un grupo dentro del ejercito mexicano que a la postre se convertiría en Los Zetas y que ha trabajado tanto con las policías federales como con los carteles de la droga, dentro y fuera del ejército. Dichos escuadrones de la muerte fueron promovidos por el Gobierno de Estados Unidos a través de la Escuela de las Américas y la CIA y hoy retoman protagonismo en México a partir del Plan Mérida y la supuesta “guerra contra el crimen”.
Desde la llegada de las fuerzas militares a Ciudad Juárez el promedio de asesinatos diarios aumento de 2 a 5 diarios durante el año 2008 y en el 2009 se elevó a más de 7. Además se desató una verdadera ola de extorsiones al pequeño comercio, donde varios comerciantes del ramo de venta de carros y de centros de diversión señalaron directamente a la PFP como responsables de tales extorsiones. Las violaciones a los Derechos Humanos se generalizaron por parte de las fuerzas militares convirtiendo al estado de Chihuahua en el líder en este tipo de casos en el país. Por si fuera poco, desde la llegada de los soldados al estado han ocurrido una serie de asesinatos a luchadores sociales entre los que destacan, Armando Villarreal Martha, líder campesino, Benjamín Lebarón, líder de la comunidad mormona y directamente en Ciudad Juárez, Manuel Arroyo, investigador del movimiento obrero, Géminis Ochoa, líder de los comerciantes ambulantes y Josefina Reyes, defensora de los Derechos Humanos en el Valle de Juárez.
Cabe señalar que Géminis Ochoa estaba amenazado por la PFP y días antes de su muerte había anunciado una marcha contra los abusos militares, mientras que Josefina Reyes recibió amenazas y constante acoso del ejército por su repudio público a la militarización del Valle.
La percepción general de la población es que los soldados no están para detener a los criminales, pues hay suficientes testimonios que aseguran que no intervienen cuando están a escasos metros de donde se realizan las ejecuciones. Así era reportado por los medios de información, hasta que fue asesinado el periodista Armando Rodríguez el Choco, jefe de la nota roja de El Diario. Por ese motivo cuando llegaron los soldados al lugar de la masacre de Villas de Salvarcar fueron repudiados ampliamente por los vecinos. Los soldados y la PFP se dedicaron a hacer lo que siempre hacen en estos casos, acordonar la zona, hostigar a los transeúntes y evitar que los heridos recibieran atención pronta médica. Desde luego los sicarios no fueron perseguidos y la escena del crimen limpiada sin investigación.
Más del 90% de los asesinatos violentos en Ciudad Juárez no son investigados. Después de dos años de asesinatos y masacres en Ciudad Juárez, resulta obvio por los resultados del Operativo Conjunto Chihuahua, ahora Operación Coordinada Juárez, que las fuerzas militares no están para combatir al crimen ni para detener las masacres. La población atemorizada por la militarización de la ciudad no acierta a manifestarse contundentemente contra la política criminal del gobierno federal de Felipe Calderón quien parece ser el único que aprovecha los eventos violentos para mantener una guerra irresponsable y tratar de obtener un poco de legitimidad que no ganó en las urnas.
Por todo lo anterior desde la Asamblea Ciudadana Juarense y el Frente Nacional Contra la Represión en Ciudad Juárez repudiamos la masacre del 30 de enero de 2010 en Villas de Salvarcar, Ciudad Juárez y hacemos responsable a los tres niveles de gobierno, federal, estatal y municipal de las masacres que ocurren en nuestra ciudad, por negarse a proveer la seguridad necesaria a la población y proteger abiertamente con las fuerzas militares las actividades de los escuadrones de la muerte que operan con total impunidad en nuestra ciudad. Sostenemos que Felipe Calderón es un peligro para México y tiene que salir de la presidencia, pues de lo contrario la vida de cada una y cada uno de los juarenses se encuentra en peligro.
Asamblea Ciudadana Juarense
Frente Nacional Contra la Represión
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