MADRID.- En noviembre de 2007, José Luis Peñas Domingo, exconcejal del ayuntamiento madrileño de Majadahonda, gobernado por el Partido Popular (PP), se presentó en la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la policía con una verdadera bomba bajo el brazo: una denuncia y un disco compacto con más de 17 horas de grabaciones subrepticias que registraban cómo el empresario Francisco Correa se jactaba de los mecanismos de corrupción que construyó en torno del PP, el principal partido de oposición.
Esos mecanismos bien engrasados permitían a Correa obtener, casi en exclusiva, concesiones para organizar los actos de campaña y eventos del PP, además de ser el intermediario para que otras empresas, entre ellas las constructoras trasnacionales FCC, Martinsa, Grupo Begar e Hispánica, recibieran contratos de obra pública y de servicios de municipios y comunidades autónomas gobernados por ese partido.
“El que lo desbloquea soy yo, que soy el que tiene el contacto…”, alardeaba Correa en referencia a una concesión para construir un desarrollo urbano en Valencia que se encontraba “atorada”. Esto sucedió en una reunión en el hotel Fénix, de Madrid, que fue grabada, comenta Peñas en entrevista con Proceso.
Este fue el origen del caso Gürtel, la mayor trama de corrupción política desde que la democracia fue restaurada en España (1977) y por el cual 70 personas son objeto de proceso judicial. De éstas, por lo menos 17 son funcionarios y directivos del PP, incluido el tesorero de su dirección nacional, Luis Bárcenas, quien la semana pasada fue obligado a dimitir, aunque se negó a dejar su escaño de senador para conservar el fuero constitucional.
Desde noviembre de 2007, cuando se denunció el caso, hasta el martes 6, fecha en que Antonio Pedreira, juez del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, levantó el secreto de sumario a 50 mil fojas –otras 17 mil se conocieron a finales de 2009–, se perfila con mayor claridad la trama de corrupción que Correa y su equipo alimentaban con sobornos en efectivo o regalos, como autos Jaguar de 52 mil euros y relojes de 4 mil euros.
También regalaban joyas, trajes confeccionados a la medida, televisores con pantalla de plasma, bolsas, zapatos o corbatas de marca, viajes a Londres, Berlín y Polinesia, cruceros y hospedaje en sitios paradisiacos.
Los beneficios para Correa se estiman, en forma preliminar, en alrededor de 50 millones de euros, parte de los cuales provienen del erario. La “inversión en política” que habría realizado se estima en no más de 6 millones de euros.
El escándalo tiene contra las cuerdas al PP. El periódico El País publicó el domingo 11 una encuesta de la empresa Metroscopía en la que 69% de las personas consultadas aseguran que el caso Gürtel afectará al PP, a pesar de que la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del 4 de febrero pasado lo colocaba 3.8 puntos arriba del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), hoy en el gobierno.
Los dirigentes de PP emprendieron una contraofensiva para desacreditar a jueces, fiscales y a la policía, acusándolos de aliarse con el gobierno para “fabricar pruebas” y de ser “una camarilla para perjudicar” a su partido.
“Esa teoría del complot no se la cree nadie”, recalca Peñas, quien señala que el entorno del expresidente José María Aznar es el principal involucrado.
“Con qué cara (Aznar) va a Sevilla a decir que el PP debe seguir siendo incompatible con la corrupción”, comenta el exconcejal en referencia al furibundo discurso contra la corrupción pronunciado por Aznar el viernes 9 durante la conmemoración del vigésimo aniversario del Congreso del PP que lo llevó a la dirigencia nacional.
Mariano Rajoy, actual líder de ese instituto político y hechura de Aznar, tampoco se libra –dice Peñas–, por más que insista en decir que desde su llegada al partido no volvió a contratar a Correa.
“Miente: en 2005 (las empresas de Correa) seguían trabajando en la campaña del referéndum de la Constitución Europea y en la recolección de firmas contra la reforma del Estatut de Cataluña. Además, dejó que siguieran trabajando en Valencia y en Madrid”, denuncia.
“Por su boca muere”
Las autoridades supieron que tenían ante sí un filón, al descubrir entre las grabaciones y documentación aportadas por Peñas el nombre de Luis Miguel Pérez, un abogado cuyo despacho ya estaba identificado con operaciones de empresas opacas, paraísos fiscales y blanqueo de capitales. En esta trama, Pérez fungía como asesor jurídico y prestanombres de Correa en sociedades para lavar dinero en paraísos fiscales, como la isla De las Nieves, en las Antillas.
“Los agentes de la policía que revisaron la denuncia y las grabaciones abrieron los ojos cuando se percataron de que algunos de los nombres de esta camarilla coincidían con otros casos que ya investigaban”, recuerda Peñas.
Esta denuncia provocó virulentos ataques contra Peñas, quien dio por terminada su carrera política iniciada en 1999. En 2000 ocupó el cargo de consejero técnico en Majadahonda; en 2003 fue nombrado consejero de Planeamiento Urbano del ayuntamiento, donde conoció y trabó amistad con Carmen Rodríguez Quijano, esposa de Correa, quien era asesora del alcalde y actualmente se encuentra imputada por el juez de la causa.
Peñas se enteró de la corrupción en el ayuntamiento. En 2005 renunció a su cargo y fue expulsado del PP. Rodríguez Quijano intercedió para que su esposo ayudara a Peñas y a otro concejal también expulsado.
“Correa se mostró dispuesto a apoyarnos económicamente gracias a Carmen, pero yo me sentía incómodo porque no quería que nos diera una dádiva. Le propusimos constituir un partido local, y ahí se estrechó la relación”, dice.
Pero Correa pretendía manejar ese partido como “una empresa privada”, por lo cual abortó el proyecto. Peñas recuerda que el 7 de febrero de 2006 Correa le dijo: “Esto va a ser diferente, no va a ser para amiguetes. Que si después resulta que es igual, da lo mismo, porque ya estás gobernando”.
El exconcejal comenta que empezó a grabar a Correa cuando se percató de “su comportamiento prepotente y de cómo se abría las puertas mediante sobornos”, y descubrió que “era uno de los privilegiados con las adjudicaciones de obras en Madrid”.
–¿Tuvo miedo de ser descubierto? –se le pregunta.
–Claro que sí, mucho miedo. Fueron más de 15 encuentros grabados, y en cada uno iba conociendo más pormenores de la trama y cómo se mezclaban importantes intereses empresariales del país; se hablaba de millones de euros.
El puto “pen drive”
El 6 de febrero de 2009, en cumplimiento de una orden judicial del magistrado Baltasar Garzón, la policía realizó varios cateos e intervenciones en los domicilios vinculados con el caso Gürtel. Estas acciones incluyeron ayuntamientos de la comunidad de Madrid, como Majadahonda, Arganda del Rey, Boadilla del Monte y Pozuelo de Alarcón.
En el despacho de Correa, ubicado en Serrano 40, calle cuyos palacetes son contiguos a establecimientos que albergan a las firmas internacionales más exclusivas de ropa y joyas, la policía detuvo al asesor contable José Luis Izquierdo. Le aseguró una carpeta azul, así como una memoria USB que contenían la contabilidad, por años, de “dinero negro”.
Entre los beneficiados por las corruptelas estaban el eurodiputado Gerardo Galeote, quien recibió 623 mil 310 euros; el exalcalde de Boadilla del Monte, Arturo González Panero, más de 135 mil euros; el exsecretario general del PP valenciano, Ricardo Costa, 7 mil 325 euros, más un auto; el exconsejero de deportes de Madrid, Alberto López Viejo, 563 mil euros; el diputado Alfonso Bosch, 250 mil 562 euros; el exvicepresidente de la empresa del Suelo y la Vivienda del ayuntamiento de Boadilla, Tomás Martín Morales, 378 mil 172 euros; el alcalde de Arganda del Rey, Ginés López Rodríguez, 523 mil 427 euros, lo que incluía pagos de viajes y habitaciones de hotel.
En el registro también apareció el diputado Benjamín Martín Vasco, quien recibió 426 mil 166 euros, que incluyeron el pago del banquete de su boda y el viaje de su luna de miel por Estados Unidos y Polinesia.
Pero el caso más sonado fue el del senador Luis Bárcenas, tesorero nacional del PP, quien obtuvo por sobornos 1 millón 300 mil euros.
Se conoció este hecho por una grabación en la que Correa comenta que llevó a la casa de Bárcenas y a la sede del PP mil millones de pesetas, y que sabe “cómo lo ha sacado (del país) y dónde los tiene”, recuerda el entrevistado.
“Esa revelación es importantísima porque Bárcenas era un facilitador para limpiar el camino a los proyectos de Correa y para conseguir obras en los gobiernos encabezados por el PP. Una llamada del tesorero del partido ponía firmes a todo mundo”, dice Peñas.
En su declaración ante Garzón, Correa dijo que desde 1993 el entonces tesorero del PP lo llamó y “empezamos a trabajar regularmente en la organización de los mítines para el Partido Popular”.
Cuando Aznar dirigió el PP, el grupo que tomaba las decisiones estaba integrado, además de Bárcenas, por el secretario general, Francisco Álvarez Cascos; el secretario electoral, Jesús Sepúlveda, y el secretario de organización, Javier Arenas.
Jesús Sepúlveda –quien después fue alcalde de Pozuelo de Alarcón y a quien el presidente Aznar llamaba en público “mi amigo”– es enjuiciado por recibir 443 mil euros de Correa, a quien otorgó contratos. Además, recibió como regalo un auto Jaguar y una televisión de plasma.
La “íntima amistad” que el empresario trabó con Francisco Álvarez Cascos, vicepresidente (1996-2000) y ministro de Fomento (2000-2004) del gobierno de Aznar, le permitió conseguir contratos de ese gobierno.
Álvarez Cascos “me dio una cuenta de AENA (Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea, dependiente del Ministerio de Fomento) y era una prenda muy importante porque se hacía Fitur (Feria Internacional de Turismo) y se organizaban un montón de eventos”, dijo Correa al juez.
Y añadió: “En Barajas hicimos un montaje espectacular” para la presentación del nuevo aeropuerto madrileño. Además, aportó un dato sobre cómo disfrazaban las operaciones: “AENA nos encargó (la organización del evento) y lo pagó Dragados”, un grupo empresarial español con intereses alrededor del mundo, incluidos países como México, donde trabaja para Petróleos Mexicanos (Pemex).
La red llegó también a las comunidades autónomas de Valencia y de Madrid, dos bastiones electorales del PP; la primera presidida por Francisco Camps y la segunda por Esperanza Aguirre.
Camps le otorgó privilegios a Correa para que organizara las actividades de la Generalitat de Valencia y del PP en esa comunidad. A cambio, Correa y su representante, Álvaro Pérez, alias El Bigotes, fueron generosos con el gobernante: presuntamente le obsequiaron trajes a la medida por un monto superior a 12 mil euros. Regalos similares hicieron a otros funcionarios públicos pertenecientes al PP (Proceso 1687).
“Amiguito del alma”, “te quiero un huevo”, “tenemos que vernos para hablar de lo nuestro, que es muy bonito”, son sólo algunas frases que Camps y El Bigotes se decían, según una conversación telefónica que la policía interceptó durante la investigación, y que difundió el diario El País el 23 de abril de 2009.
En el Parlamento de Madrid, Esperanza Aguirre afirmó el pasado viernes 9 que ella “destapó la trama Gürtel”. Su aseveración provocó enojo en los pasillos políticos del Congreso de los Diputados y sorna en las redes sociales. Y es que las pruebas la desmienten: varias empresas relacionadas con la trama consiguieron 367 contratos de la comunidad de Madrid, con beneficios de 3 millones 189 mil 565 euros.
Una grabación que Peñas entregó a la policía revela las irregularidades en los contratos en esa comunidad autónoma. “Todos (los contratos) son ‘chorizadas’ (raterías). Todos”, le dice Correa a Peñas. “Nos han hecho crear empresas para facturar”, tercia Pablo Crespo, exsecretario de Organización del PP en Galicia y uno de los ejecutivos de las empresas de Correa.
“Cada acto que hacíamos de la comunidad de Madrid, Alberto se llevaba una pasta (dinero)”, dice Correa en esa grabación, en referencia a Alberto López Viejo, viceconsejero de la Presidencia entre 2004 y 2007 y luego consejero de Deporte hasta febrero de 2009, cuando estalló el escándalo.
Crespo añade: “Alberto López Viejo, como viceconsejero de Presidencia, era el gestor de toda la operación. Él decía: ‘ahora es un acto de Sanidad que cuesta 80 mil euros y facturas 11 mil 900, IVA incluido, a fulanito a través de una empresa, otros 11 mil 900 y pico…’”.
El 24 de marzo pasado, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid anuló la mayoría de los registros de conversaciones que Correa mantuvo con su abogado en la prisión de Soto del Real, porque con éstas se quebrantaba el derecho constitucional de defensa. Para entonces algunas de esas grabaciones habían sido difundidas por la prensa, como aquélla en la que Correa despotrica con su abogado por la prueba irrefutable que representa la memoria USB que registra la contabilidad del dinero negro. “Sin ese pen drive no tendrían nada, me pongo malo… El puto pen drive, macho”.
“El Padrino”
El 5 de septiembre de 2002, el Monasterio del Escorial, palacio gestionado por el organismo Patrimonio Nacional, fue sede de la boda de Ana Aznar con Alejandro Agag, ayudante del entonces presidente José María Aznar, con cuyo apoyo fue después eurodiputado y secretario general del Partido Popular Europeo (PPE) (Proceso 1687).
En los corrillos políticos se le consideró una “boda de Estado”, porque estuvieron presentes importantes financieros y políticos, además de los reyes de España, y los jefes de Estado del Reino Unido, Tony Blair, y de Italia, Silvio Berlusconi, quien firmó como testigo del enlace.
Las fotografías se publican de nuevo porque cinco de los procesados judicialmente en la trama Gürtel fueron invitados distinguidos y formaban el círculo de amistad y de negocios de Agag.
Una imagen muestra a Francisco Correa y a su esposa, Carmen Rodríguez, vestidos de gala. Ambos también fueron testigos de boda del novio. En otra foto aparece Álvaro Pérez, El Bigotes, “quien organizó la fastuosa boda por instrucciones de Correa”, comenta Peñas. En su primera declaración ante Garzón, Correa dijo que Agag le presentó a Álvaro Pérez.
En la mesa de la boda, junto a Correa, departió otro enjuiciado: Alberto López Viejo, quien con Agag formó parte del clan Becerril, un grupo de la organización Nuevas Generaciones del PP que surgió durante la presidencia de Aznar y que encabezaba el “yernísimo”, como Peñas recuerda que es conocido Agag.
Aunque Agag trató de desvincularse de ese círculo mediante un comunicado difundido en febrero de 2009, nuevos documentos del sumario dados a conocer el martes 13 por la Cadena Ser develan que Agag, cuando era ayudante personal en el Palacio de La Moncloa, intercedió con una empresa de publicidad francesa para que contratara a una empresa de Correa.
“Esa imagen (de la boda) es muy simbólica ahora que conocemos la trama de corrupción: todos son amigos de Agag y de Aznar”, dice Peñas.
–¿Pero existía una relación de Correa con José María Aznar como se dice? –se le pregunta a Peñas.
–Todos la daban por hecho. Si había una persona que cuando llegaba a un evento o un mitin hasta los ministros del gobierno se levantaban, ese era Correa.
“Correa, a quien le gustaba que le dijeran Vito (por Vito Corleone, personaje de la película El Padrino), era considerado un hombre cercano a Aznar. En la etapa final de su presidencia, Aznar le habló personalmente para que contratara al que fue su secretario particular en La Moncloa, Antonio Cámara Eguinoa. Y fue contratado en abril de 2004. En las anotaciones de la Caja B de la contabilidad de Correa está el registro de 90 mil euros entregados a Cámara”, concluye Peñas.
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