En el libro Conversaciones en San Jerónimo, basado en una serie de entrevistas hechas por el periodista Salvador del Río, Luis Echeverría vuelve a alegar inocencia en torno a la matanza de la Plaza de las Tres Culturas –cuyo 42 aniversario se cumplió este sábado 2 de octubre- , a la masacre del Jueves de Corpus, a la guerra sucia y a las desapariciones forzadas… Para el expresidente, toda la responsabilidad recae en el complot organizado en aquellos años por el comunismo internacional.
Superada la acusación penal en su contra por genocidio pero con una demanda civil en puerta, el expresidente Luis Echeverría Álvarez reclama lo imposible: la exoneración histórica.
Echeverría dio su “respuesta esperada” en el libro Conversaciones en San Jerónimo (Libros para Todos, 2009), en el que se dice ajeno a las masacres estudiantiles de 1968 y 1971, al grupo paramilitar Los Halcones, a la guerra sucia y a los desaparecidos políticos; además deslinda al Ejército de todos esos hechos.
Las víctimas fueron, según Echeverría, resultado de su propia intolerancia o de la incapacidad de las autoridades capitalinas de entonces para controlar la violencia. Las desapariciones de personas fueron cometidas por “elementos secundarios, de mínima significación” del gobierno o de plano ocurrieron porque algunos “se fueron de braceros a Estados Unidos”.
Esa es la versión con la que quiere “ir más allá de la verdad jurídica” que en marzo del año pasado lo exoneró del delito de genocidio, del que lo acusó la desparecida Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado y por el que desde noviembre de 2006 estuvo dos años y cuatro meses en prisión domiciliaria.
Próximo a cumplir 89 años Echeverría se refiere a las “razones profundas” de la represión estudiantil de 1968 y 1971 en el libro que lleva el subtítulo Luis Echeverría: la respuesta esperada y que fue redactado a partir de entrevistas realizadas entre 2004 y 2009 por el periodista Salvador del Río.
El expresidente, sin embargo, tiene que dar otras respuestas ante los tribunales. Esta vez del orden civil.
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