Desde que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) adoptó su primer concepto estratégico para el siglo XXI, en enero de 2011 en Portugal, y casi se terminó de formalizar el bloque como una fuerza global de intervención militar, la discusión se ha extendido sobre una asociación colectiva con la Unión Africana de 54 naciones, una “mini OTAN” en el Golfo Pérsico y otra en el Océano Ártico y el mar Báltico, la culminación de la transformación del Mediterráneo en un mar de la Organización y la otanización efectiva de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por su sigla en inglés) con 10 países.
La alianza militar dominada por Estados Unidos −cuyo actual embajador estadunidense, Ivo H Daalder, ha abogado durante años por convertir a la OTAN en toda regla−, se expandió desde los 16 hasta 28 integrantes de pleno derecho en la década que comenzó en 1999, y ahora tiene 40 socios en cuatro continentes más allá de la zona Euro-Atlántica bajo los auspicios de los programas de la Asociación por la Paz en Europa y Asia, el Diálogo Mediterráneo en África y Oriente Medio, la Iniciativa de Cooperación de Estambul en el Golfo Pérsico, el formato de País de Contacto en la región del Pacífico asiático (Australia, Japón, Nueva Zelanda y Corea del Sur), Programas Nacionales Anuales con Georgia y Ucrania, la Comisión Tripartita Afganistán-Pakistán-Internacional de las Fuerzas de Asistencia de Seguridad, el Consejo OTAN-Rusia, la Misión de Entrenamiento de la OTAN en Irak y la Misión de Entrenamiento de la Organización en Afganistán (con la versión libia que viene a continuación), un acuerdo bilateral con el gobierno de transición federal en Somalia, donde la Organización ha aerotransportado miles de tropas de Burundi y Uganda para las guerras locales, y otros acuerdos.
La asociación formal con la Unión Africana y la ASEAN daría al único bloque militar en el mundo 50 nuevos seguidores en África (Argelia, Egipto, Túnez, Mauritania y Marruecos, este último no es integrante de la Unión Africana sino del Diálogo Mediterráneo) y 10 en el Sureste asiático: Brunei, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Birmania, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam.
Aparte de esto, en septiembre de 2011, el representante estadunidense permanente de la OTAN, H Daalder, indicó a los periodistas de India (que visitaban el cuartel general de la Alianza en Bruselas): “Pienso que es importante tener un diálogo [con India] y profundizar en éste. Es a través del entendimiento de las percepciones de cada uno y quizá al trabajar en las áreas erróneas que puedan existir, como podremos reforzar las relaciones entre India y la OTAN”.
También sugirió abiertamente que el país, integrante fundador del Movimiento no-Alineado (de 120 naciones), debería de abandonar su política de neutralidad y colaborar con Estados Unidos y la OTAN en el desarrollo de un sistema internacional de intercepción de misiles.
En artículos escritos durante la década pasada, incluido el nombrado OTAN global, Daalder y sus compañeros funcionarios del Consejo e Institución Brookings de Asuntos Exteriores discutieron la asociación del bloque con otras naciones bajo el concepto de Daalder de una alianza de Estados democráticos y otros mecanismos. Los países son Australia, Botsuana, Colombia, Costa Rica, India, Israel, Japón, Nueva Zelanda, Suráfrica y Corea del Sur.
Inmediatamente después de la cumbre de la OTAN, en Lisboa, Daalder expresó: “Lanzaremos la OTAN 3.0. No se limita ya a Europa, no es una alianza global pero es un actor global. Tenemos que buscar oportunidades de trabajo con países con los que no habíamos trabajado con anterioridad como India, China y Brasil”.
En octubre de 2011, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, indicaba en un video puesto en su blog: “Deberíamos de llegar a nuevos y más importantes socios, incluidas China e India”.
Con la OTAN como primer jugador y al mando. Añade: “Deberíamos de impulsar las consultas entre los socios y aliados interesados en los asuntos de seguridad de interés común, con la OTAN como centro de esas discusiones”.
En septiembre de 2011, indicó a la agencia de noticias china Xinhua: “Me gustaría mucho ver un diálogo entre China y la OTAN”. China e India estaban entre las 47 naciones representadas en la reunión en el cuartel general de la OTAN, el 14 de septiembre de 2011, para discutir las operaciones navales en el Golfo de Adén y más allá en el Océano Índico, donde la Organización lleva a cabo la operación Escudo del Océano. Otras naciones ajenas a la OTAN presentes fueron Australia, Egipto, Indonesia, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Pakistán, Rusia, Arabia Saudita, Singapur, Corea del Sur, Suecia y los Emiratos Árabes Unidos. Al mismo tiempo estos dos últimos proveían de planes de guerra para la operación Protector Unificado de asalto contra Libia.
Si los expertos de la OTAN ven sus ambiciones colmadas, más de 140 de las 194 naciones del mundo serán sus integrantes o socios. Sus tropas, maquinaria militar y bases aéreas o de otro tipo permitirán al bloque dominado por Estados Unidos llevar a cabo acciones en casi cualquier parte del mundo, como las estrategias militares que Israel ha estado preparando en Rumania, Grecia y la base aérea de la OTAN en Cerdeña para ataques en contra de Irán.
Con cada nación del continente europeo y cada nación insular europea, a excepción de Chipre, integrantes ahora, o socios de la OTAN y con la Alianza firmemente instalada en África, Oriente Medio y el Océano Índico, Estados Unidos y sus aliados occidentales están concentrando su fuerza de fuego en el Sureste asiático.
La guerra de Afganistán va por su undécimo año y le ha dado a la OTAN la oportunidad de integrar a los militares de 15 países de Asia y el Pacífico (incluido Oriente Medio y el Sur del Cáucaso en esta categoría) mediante el suministro de tropas y otro personal militar a las Fuerzas de Asistencia para la Seguridad Internacional de la OTAN: Armenia, Australia, Azerbaiyán, Bahréin, Georgia, Japón, Jordania, Kazajistán, Malasia, Mongolia, Nueva Zelanda, Singapur, Corea del Sur, Tonga, Turquía y los Emiratos Árabes Unidos. Todos éstos menos Bahréin y Japón son a lo que el bloque se refiere como “naciones aportadoras de tropas”, de las que Kazajistán será la número 49, con su parlamento que impide, temporalmente al menos la formalización de dicho estatus.
Antes de su fallecimiento en 2011, el representante especial de Estados Unidos para Afganistán y Pakistán, Richard Holbrooke, reclutó a Bangladesh para convertirla en el quincuagésimo suministrador oficial de tropas para la guerra de la OTAN en Afganistán.
El actual secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, terminó recientemente un viaje de ocho días a Asia, la primera visita como jefe del Pentágono, en la que visitó Indonesia, Japón y Corea del Sur.
En el primer tramo de su viaje se reunió con los ministros de Defensa de 10 integrantes de la ASEAN. Indonesia se apropia este año de la presidencia de la organización. En 2013, será transferida a Camboya donde, mientras Panetta estaba en el Sureste asiático, su asistente, diputado y secretario de Defensa para el Sur y Sureste Asiático, Robert Scher, estuvo dos días de visita para consolidar las relaciones militares con la nación anfitriona, y donde el Ejército de Estados Unidos en el Pacífico ha dirigido los ejercicios militares Centinela Angkor, los últimos dos años. Xinhua citó al funcionario del Pentágono: “Es una visita fructífera. He participado en una serie de productivos encuentros con el ministro de Defensa de Camboya y de las Reales Fuerzas Armadas de Camboya [RCAF] para discutir el crecimiento de las relaciones con Estados Unidos”.
También indicó que había “discutido acerca de los objetivos de Camboya de cara a la toma de la presidencia de la ASEAN, en 2012.
“El Departamento de Defensa de Estados Unidos está comprometido a seguir trabajando con las RCAF en el desarrollo de una fuerza profesional que contribuirá a la paz y la estabilidad regional e internacional” y “la responsabilidad general de Estados Unidos es aumentar el compromiso con la región de Asia y el Pacífico en el futuro”.
Mientras estaba en Indonesia, se permitió la hipocresía de identificarse como “un hijo de la costa del Pacífico de Estados Unidos” (puesto que creció en California), igual que su comandante en jefe, el presidente Barack Obama que nació en Hawái, quien se vende a sí mismo como el primer jefe de Estado estadunidense del Pacífico.
Se encontró con el Ministro de Defensa indonesio, Purnomo Yusgiantoro, de acuerdo con el blog Barras y Estrellas “para discutir el crecimiento de las relaciones militares bilaterales y ensanchar las del Sureste asiático […] Al tratar entre otras cosas las crecientes pretensiones de China en un área que considera su patio trasero”. Añadió que, “he dejado bien claro que Estados Unidos continúa siendo una potencia en el Pacífico, que seguiremos reforzando nuestra presencia en esta parte del mundo y seguiremos siendo una potencia en esta región”.
Más tarde en Japón, el jefe del Pentágono expresó a las tropas estadunidenses en la base aérea de Yokota, cerca de Tokio: “No estamos anticipando recortes en esta región. Si acaso reforzaremos nuestra presencia en el Pacífico”. Dos semanas antes, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, habló en el mismo sentido: “Probablemente las mejores oportunidades en los años venideros se hallarán en la región del Pacífico asiático, que es por lo que hemos renovado el liderazgo y el rol de preeminencia de Estados Unidos allí”.
En julio de 2010, Clinton asistió al Fórum Regional de la ASEAN en Hanói, Vietnam, y saltó a la palestra en las disputas entre los Estados integrantes de la ASEAN y China sobre las islas Spratly y Paracel, en el Mar del Sur de China, al comprometer a Estados Unidos como tutor de la ASEAN frente a China. El encuentro de Panetta con sus 10 homólogos de la Asociación confiere un claro componente militar al compromiso.
Mientras en Japón el secretario de Defensa celebraba el medio siglo de colaboración militar estadunidense-japonesa consagrada en el Tratado de Cooperación Mutua y Seguridad entre Estados Unidos y Japón, de 1960: “Y así será también durante los próximos 50 años”.
Panetta expresó también a las tropas de Estados Unidos y Japón: “Acabo de tener la oportunidad de estar en Indonesia y reunirme con los ministros de defensa de la ASEAN. Y les transmití el mismo mensaje: Estados Unidos seguirá trabajando con todos ellos para mejorar nuestra cooperación, nuestra ayuda, y asegurar que fortalecemos la seguridad para todas las naciones de la región del Pacífico”.
El Sureste asiático tiene una población aproximada de 600 millones, dos terceras partes de la del hemisferio occidental y casi tres cuartas partes de Europa. Posee una de las líneas marítimas más vitales del mundo, el Estrecho de Malaca. Éste atraviesa unas 600 millas, unos 960 kilómetros entre Tailandia, Malasia y Singapur hacia el Este y la isla indonesia de Sumatra al Oeste. De acuerdo con la Organización Marítima Internacional de Naciones Unidas, al menos 50 mil barcos pasan cada año a través de esta vía, y transportan el 30 por ciento de las mercancías con las que se comercia en el mundo, incluido el petróleo del Golfo Pérsico para los principales países de Oriente, como China, Japón y Corea del Sur. Hasta 20 millones de petróleo atraviesan diario el Estrecho de Malaca, cantidad que no hará sino incrementarse conforme avance el siglo asiático.
Desde el final de la Guerra Fría, Estados Unidos y sus aliados europeos han expandido la OTAN a lo largo de Europa y combinado ese esfuerzo con la creación de una organización asiática que en parte consiste en la reactivación y expansión de otras alianzas militares de la Guerra Fría basadas en la OTAN: la Organización del Tratado Central, la Organización del Tratado del Sureste Asiático (SEATO, por su sigla en inglés) y el Tratado de Seguridad de Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos (ANZUS, por su sigla en inglés).
Pero lo que se está planeando actualmente es mucho más extensivo que los tres proyectos anteriores juntos y es, por otra parte, no complementario sino en connivencia con la OTAN. La Guerra en Afganistán sirve al propósito de unificar a Oriente y Occidente bajo el control estadunidense y de la Organización, como hicieron las guerras de Corea y Vietnam para la creación de la SEATO y el ANZUS.
En mayo de 2010, el Consejo Atlántico de Estados Unidos, el principal lobby de la OTAN en el Hemisferio Occidental –y en el mundo–, publicó un artículo de Max Boot, el experto en Estudios de Seguridad Nacional, Jeane J Kirkpatrick, del Consejo de Relaciones Exteriores y conferencista habitual en la Escuela Militar del Ejército y el comandante general del personal de la escuela, titulado Construyendo una OTAN del Este asiático, en el que se lee: “Una queja habitual entre los funcionarios estadunidenses y analistas políticos es que en el Este asiático –una de las zonas más importantes y conflictivas del planeta– no tenga un diseño de seguridad comparable al de la OTAN. Estados Unidos tienen lazos con muchos países clave: Japón, Corea del Sur, Singapur, Filipinas, Australia, Tailandia y Taiwán. Pero estos países no tienen lazos fuertes entre sí y no hay un plan militar conjunto como el que asume la OTAN”.
En los últimos meses el tema de una colaboración militar OTAN-ASEAN ha llamado más la atención.
En agosto de 2011, el secretario asistente de Estado para Asuntos del Este Asiático y el Pacífico de Estados Unidos, Kurt Campbell, concedió una entrevista al diario The Australian, en la que indicó que “uno de los mayores retos para la política exterior estadunidense es llevar a cabo una transición desde los desafíos inmediatos y desconcertantes de Oriente Medio hacia los acuerdos más profundos y a largo plazo de Asia.
“Existe una innegable cualidad enérgica en la política exterior china y lo observamos en el mar del Sur de ese país y en cualquier parte. Lo que funcionó en 2010, fue la cantidad de países del Pacífico asiático que estaban listos para exigir a China una mayor transparencia (en asuntos militares) que es en provecho de la región del Pacífico asiático [...] Pienso que es un esfuerzo [de Estados Unidos] para lograr que India tenga un papel más importante en Asia, y revitalizar las relaciones con la ASEAN –tanto ésta como institución como con sus integrantes clave: Indonesia, Vietnam y Singapur, y retomar la que fue una muy importante relación con Filipinas”.
Sus comentarios fueron similares a los del jefe de Defensa, Panetta, y otros funcionarios del Pentágono, al afirmar que con la retirada de las tropas de Irak y su reducción en Afganistán, el Pentágono está enfocado en el Este asiático con la OTAN para tener un papel más importante en la política de unos mayores y nuevos Oriente Medio y África para dejar libre al Ejército estadunidense de desplazarse hacia el Este.
En julio de 2011, apareció un artículo en el periódico indonesio Jakarta Post, titulado “Esbozando una futura asociación ASEAN-OTAN”, de Evan A Laksmana, identificado como un investigador del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Yakarta, presumiblemente afiliado al think-tank con el mismo nombre de Washington DC. Indonesia, recordemos, preside actualmente la ASEAN.
Los comentarios del autor indican que “al iniciar la OTAN su séptima década y al consolidar la ASEAN el edificio de su comunidad regional hasta 2015, y más allá, los cuerpos tienen mucho que aprender el uno del otro.
“Para la OTAN, la ASEAN cobrará una importancia creciente en el futuro de la estabilidad y el orden asiáticos y podría ser el candidato ideal como homólogo estratégico para enfrentarse a los desafíos comunes regionales y globales de seguridad –especialmente cuando la ASEAN consolida el edificio de su comunidad regional, permitiéndole compartir el papel de la OTAN como una comunidad de naciones con ideas semejantes […] El valor geopolítico, geoestratégico y geoeconómico del Sureste asiático sugiere también que las futuras misiones de la OTAN más allá de su área tradicional de operaciones, podrían depender cada vez más de la ASEAN. Además, recomendaba que “cualquier futura asociación ASEAN-OTAN podría como mínimo situarse en torno a cinco áreas de política principales: el mantenimiento de la paz, la asistencia humanitaria y el auxilio en desastres, seguridad marítima, reforma de la defensa y antiterrorismo. Estas cinco áreas de compromiso podrían ejecutarse después en cuatro niveles de cooperación: estratégico, institucional, operativo e interpoblacional […] De manera estratégica, la OTAN puede comprometerse con la ASEAN en discusiones y diálogos referentes a los cinco aspectos de seguridad al usar dos vías: la primera, la Reunión Ampliada de los Ministros de Defensa de la ASEAN (formada por todos los países de la ASEAN más Australia, Estados Unidos, China, Corea del Sur, Japón, India, Rusia y Nueva Zelanda) así como el Foro Regional de la ASEAN, proveerán foros para los diálogos importantes. En la segunda vía son cruciales dos agrupaciones: los Institutos de la ASEAN de Estudios Estratégicos e Internacionales, una red de los nueve think-tanks principales del Sureste asiático, y el Consejo de Cooperación en Seguridad del Pacífico asiático, un conjunto de casi todos los think-tank principales del Sureste de la zona.
Institucionalmente, la OTAN podría explorar cooperaciones o colaboraciones futuras bien con el Secretariado de la ASEAN, la red de Centros de Mantenimiento de la Paz de ésta, el Centro ASEAN de Asistencia Humanitaria y Auxilio en Desastres, o incluso el Instituto ASEAN para la Paz y la Reconciliación.
Otras formas de actividades de defensa diplomática como visitas a puertos o intercambio de funcionarios que son más prácticas y ‘neutrales’ podrían ayudar a paliar la sensibilidad de algunos países de la región en cuanto a la visibilidad de la OTAN”. Añade que “esto podría aumentar lenta y gradualmente el perfil público y la conciencia de la contribución potencial del Tratado del Atlántico Norte a la estabilidad de la región”. Y ésta es la impresión del autor de las discusiones con varios funcionarios de la OTAN en un viaje reciente: “La Organización debería de empezar a pensar en asociarse pronto con la ASEAN para evitar sorpresas cuando una nueva crisis regional en Asia ocurra. Para la Asociación, si somos serios en el estímulo de la construcción de nuestra seguridad regional, ¿qué daño puede hacer el aprender de una organización multinacional que tiene la mayor experiencia práctica en ese empeño?”.
Después apareció un artículo en la prensa paquistaní titulado “La OTAN llama a la puerta de la ASEAN”, del doctor Jassim Taqui, quien advirtió que “habiendo fallado en Irak y Afganistán, la OTAN ha decidido cambiar de dirección hacia el Sureste asiático. A este respecto muestra un abierto interés en establecer una asociación con la ASEAN”. Aunque “Estados Unidos ha influido en la Asociación desde 1997”, ahora Washington se combina con India para intervenir en la región en una puja por neutralizar la naciente cooperación entre la ASEAN y China.
“Durante su visita a India, Hillary Clinton urgió expandir su esfera tradicional desde el Sur de Asia hacia el Asia central y el Sureste asiático para contener la creciente firmeza de China. De manera patente, sugiere una estrategia que aspira a ceñir a China a su patio trasero en el Sureste asiático y el Arco del Pacífico por una parte y estimular el compromiso en Asia central, por otra.
“El tono de Clinton es polémico. Justifica la contención de China por Washington y Nueva Deli en el campo de los ‘valores e intereses comunes’. También indicó que la administración de Obama pronto lanzaría un diálogo a tres bandas con India y Japón como contrapeso a China”. A principios de 2012, el portavoz del Departamento de Defensa de Estados Unidos indicó a los periodistas: “Tenemos 28 mil 500 soldados en la península de Corea. Tenemos, creo, más de 50 mil en Japón. De modo que ya son suficientes efectivos allí. Con nuestra presencia a largo plazo en el Pacífico buscamos maneras de reforzarla incluso no necesariamente en Corea y Japón, sino a lo largo del Arco del Pacífico, particularmente en el Sureste asiático”
En septiembre de 2011, un portavoz de la Comandancia del Pacífico de Estados Unidos explicó a la revista The Diplomat que “esa búsqueda de la ASEAN de una colaboración en la industria de la defensa regional podría ayudar a los intereses nacionales de Estados Unidos en el Pacífico asiático en la medida en que se establecería una nueva serie de estándares, de modo parecido a la OTAN, que facilitarán la interoperabilidad entre los ejércitos de la ASEAN y de Estados Unidos”. Añade que “desde una perspectiva operativa, la adopción de los estándares de la Organización por parte de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiáticopodrían avanzar en la operabilidad inmediata a largo plazo entre los ejércitos de la Organización y la ASEAN. Mientras esto mejoraría la acción militar conjunta en misiones en numerosos escenarios, también permitiría a los planificadores de defensa del Pentágono ver a los ejércitos de la Asociación como un multiplicador de fuerza de avanzada para algunos escenarios regionales con adversarios potenciales, inclusive China”.
A finales de 2011, el Pentágono y su creciente bloque militar, la OTAN, se concentró en integrar los ejércitos del Sureste asiático en su inexorable deriva hacia la contención y el enfrentamiento con China, y abortó el surgimiento de la Organización de Cooperación de Shangai como una alternativa no militar viable para ellos en Eurasia.
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