domingo, agosto 19, 2012

Caso MVS: “el mensaje no es para los que se van sino para los que quieren llegar”, advirtió Corral hace meses

El pasado 7 de marzo, el diputado federal adelantó en un editorial en 'El Universal' qué tipo de presiones enfrentaría Joaquín Vargas, presidente de MVS Comunicaciones, en el caso banda 2.5 Ghz.
El diputado federal Javier Corral dio indicios de lo que podía ocurrir a Joaquín Vargas Guajardo, presidente de MVS,  en su defensa de la concesión de la banda 2.5 ghz.
El 7 de marzo de 2012 Corral publicó en el periódico El Universal y en su blog el editorial ‘Una historia más allá del espectro’ en el que subrayó el papel de Televisa para tratar de despojar a la familia Vargas de la titularidad de derechos en la banda 2.5 Ghz, y en la búsqueda de ofrecer servicio de banda ancha de internet.
“Vargas podría escribir uno de los relatos más descriptivos de los últimos tiempos sobre la supeditación política y gubernamental al poder de Televisa (…) Se trata de una historia que retrata de manera inigual, las debilidades y mezquindades con las que se toman decisiones de enorme trascendencia para la economía y la política”, escribió.
Recordó que “en agosto de 2007 y el 30 de enero de 2008, la Cofetel había otorgado su visto bueno para los refrendos de MVS, sin embargo el mismo organismo emitió una opinión contraria para diciembre de 2008, luego de una ‘sugerencia’ de Cablevisión y la Canitec (Cámara Nacional de la Industria ). De aquí la historia cambió su curso y empezó un peregrinar judicial: más de 90 amparos promovidos por MVS para mantener sus títulos de concesión…”
“Si Televisa y Iusacell no podrán fusionarse por lo pronto para ofrecer servicios de telecomunicaciones, que tampoco otros lo hagan. Otro logro, a su manera”, apuntó Corral y consideró que de proseguir la acción sería un “triunfo ilegítimo” de Televisa y su abogado Javier Tejado Dondé.
Lee aquí íntegro el artículo de Javier Corral:
UNA HISTORIA MÁS ALLÁ DEL ESPECTRO / 7 de marzo, 2012
Joaquín Vargas Guajardo podría escribir uno de los relatos más descriptivos de los últimos tiempos sobre la supeditación política y gubernamental al poder de Televisa. Ese testimonio sería invaluable para la academia y el activismo social en torno de la democratización de los medios y de la lucha por la competencia en las telecomunicaciones; porque sería el primero brindado desde la óptica de un operador importante de esos sectores, como lo es precisamente el presidente del Grupo MVS.
Se trata de una historia que retrata de manera sin igual, las debilidades y mezquindades con las que se toman decisiones de enorme trascendencia para la economía y la política. Una historia que tiene inmersa, como chantaje, uno de los intentos de censura más absurdos que haya conocido.
Conozco —como actor y testigo—, una buena parte del largo proceso mediante el cual la empresa de Emilio Azcárraga ha buscado despojar de la titularidad de derechos sobre algunas porciones en la banda de 2.5 GHz a la familia Vargas Guajardo, y que la semana pasada ha tenido un capítulo culminante, aunque todavía muy lejos del punto final.
La SCT emitió el pasado 2 de marzo, un comunicado en el que informa que negó las prórrogas de las concesiones vencidas a MVS “para lograr un reordenamiento ágil y coordinado de la banda 2.5 Ghz. No obstante los esfuerzos realizados, al no haber logrado establecer un esquema viable en términos de normatividad aplicable…” Televisa tiene en la mira ofrecer el servicio de banda ancha en internet, como lo pretende también Iusacell, y es el mismo que la empresa MVS ha venido anunciando como “Banda Ancha Móvil para todos”. La empresa de los Vargas posee el rango de la frecuencia más idónea para ello, el que va de los 2,500 a 2,690 MHz. Para apropiarse de un pedazo había que quitárselo al que lo tenía concesionado en mayor medida, a como diera lugar. Así lo pidieron y así les fue concedido la semana pasada.
En su escrito de hace cinco años, Cablevisión, “buscando fortalecer el uso eficiente del espectro y la competencia en las telecomunicaciones”, pidió: Primero.- “Que en caso de resolver favorablemente el otorgamiento de prórrogas para aprovechar bandas de frecuencias de 2,500 a 2,690 MHz, reserve o separe del objeto de las concesiones una porción de dicha banda a fin de que sea destinada al otorgamiento de nuevas concesiones en futuras licitaciones de bandas de frecuencias para prestar servicios de banda ancha”; segundo.- Modifique el programa de licitaciones, a fin de incorporar las porciones de la banda de 2,500 a 2,690 MHz que se reserve el Estado al prorrogar las concesiones a que se refiere el punto anterior. Está concedido el pliego: de los 63 títulos de concesión que posee MVS, la SCT le negó la prórroga en 20 que están vencidos, lo que representa solamente 12% de los megahertz de que disponen; ya está “la reserva para el Estado”.
Un antecedente es importante, en agosto de 2007 y el 30 de enero de 2008, la Cofetel había otorgado su visto bueno para los refrendos de MVS, sin embargo el mismo organismo emitió una opinión contraria para diciembre de 2008, luego de una “sugerencia” de Cablevisión y la Canitec. De aquí la historia cambió su curso y empezó un peregrinar judicial: más de 90 amparos promovidos por MVS para mantener sus títulos de concesión, por lo que la decisión de la SCT, de no llegar hasta el rescate de la frecuencia, inutiliza esa porción del espectro por los siguientes años. Si Televisa y Iusacell no podrán fusionarse por lo pronto para ofrecer servicios de telecomunicaciones, que tampoco otros lo hagan. Otro logro, a su manera.
Por eso, incontenible en asentar la huella de su triunfo ilegítimo, Javier Tejado Dondé, asesor jurídico de la presidencia de Televisa, adelantó un día antes la información sobre la decisión de la SCT, tomada, presumiblemente, por el secretario Dionisio Pérez Jácome. ¿Cómo no festejar una batalla de cinco años? No importa que se encuere todo el sometimiento oficial a los negocios de los muchachos, el mensaje ya no es para los que se van, sino para los que quieren llegar. Ojalá que Joaquín Vargas Guajardo se anime. En una de ésas, hasta yo colaboro.

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