Jaime Martínez Veloz
El analfabetismo es uno de los más claros indicadores de marginación que refleja la falta de acceso a la educación y la exclusión de grupos sociales en el desarrollo. El gobierno de Juan Sabines en el estado de Chiapas ha asumido como una de las primeras tareas enfrentar este cáncer que lacera y lastima el desarrollo de la vida chiapaneca.
Datos del INEGI, de septiembre de 2006, sitúan a Chiapas como la entidad federativa con mayor número de analfabetos a nivel nacional: 560 mil 430 personas, de las cuales 204 mil 371 son hombres y 356 mil 59 mujeres.
Los índices regionales y municipales de analfabetismo indican que las regiones Altos y Selva tienen las mayores tasas: 36.3 por ciento y 35.3 por ciento, respectivamente; ambas muy superiores al índice estatal. Nueve municipios, todos con población en su mayoría indígena, registran índices de analfabetismo superiores a 50 por ciento: Santiago El Pinar 68.5 por ciento, Mitontic 61.9 por ciento, Sitalá 60.3 por ciento, Aldama 58.2 por ciento, Chamula 58.2 por ciento Zinacatán, 54.4 por ciento, San Juan Cancúc 52.4 por ciento, Pantelhó 52.2 por ciento y Chalchihuitán 50.8 por ciento.
En el país, de cada 100 analfabetas, 62 son mujeres. En Chiapas de cada 100 analfabetas, cerca de 65 son mujeres.
El 61 por ciento de la población chiapaneca habita en localidades de 5 mil habitantes o menos. Uno de cada cuatro chiapanecos habla lengua indígena, lo cual dificulta enormemente la alfabetización de este sector de la población.
La situación del analfabetismo en Chiapas no puede esperar más. Es impostergable que el Estado asuma el gran reto que representa llevar la luz de las palabras a los cientos de miles de chiapanecos que aun cuando muchos de ellos poseen gran sabiduría, carecen de los elementos más indispensables para desenvolverse en la sociedad del siglo XXI.
Leer y escribir es como quitarse la venda de los ojos, despertar a nuevos mundos y tomar conciencia de las cosas.
La falta de educación es una afrenta para toda la sociedad. Significa que como nación y como Estado no hemos sido capaces de alcanzar los ideales por los cuales dieron la vida miles de mexicanos a través de la historia.
El Programa contra el Analfabetismo, impulsado por el gobierno de Chiapas, está inscrito en el contexto de la política de desarrollo social, cuyo fin último es reducir a niveles mínimos el analfabetismo que históricamente ha existido en Chiapas, lo que es quizá el mayor reto de la nueva administración.
Es una misión de gran envergadura que habrá de manifestar el espíritu solidario de los chiapanecos para con quienes menos tienen, particularmente para los cientos de miles de indígenas que por generaciones han estado privados de los beneficios de la educación.
Existe una correlación directa entre educación y desarrollo social. Las sociedades más avanzadas son las que presentan niveles educativos más altos. Por el contrario, a menor educación de un pueblo, mayores índices de pobreza en el mismo.
La lucha contra la pobreza, en consecuencia, debe tener entre sus prioridades la alfabetización y el incremento de los niveles educativos de la sociedad, incluidos los sectores con mayor pobreza.
La dimensión del problema del analfabetismo en Chiapas requiere la aplicación de una metodología de trabajo efectiva, probada, que haya mostrado previamente resultados y que pueda garantizar que en el corto plazo se observen logros relevantes. La magnitud y complejidad del Programa contra el Analfabetismo, así como el breve tiempo en el cual se pretende llevar a cabo, representa uno de los mayores retos en la historia de Chiapas.
Una tarea de esta naturaleza conlleva involucrar a todos los actores de la vida social, política y económica de Chiapas. Es de fundamental importancia que los distintos actores de la sociedad tomen como suyo el programa Contra el Analfabetismo y, asumiendo la iniciativa, aporten con su participación bases más sólidas para la efectiva operación del mismo.
Esta aportación debe derivar en un movimiento social transformador de largo aliento que no se quede sólo en la crítica de lo existente, sino que proponga y actúe para terminar con la ignorancia, que es fuente de desigualdad, injusticia y sufrimiento. Como movimiento social la lucha contra el analfabetismo sumará a cientos de instituciones y organizaciones; y a miles de voluntarios que desean una realidad diferente y que estarían dispuestos a brindar su tiempo, esfuerzo y talento en pos del ideal de un Chiapas totalmente alfabetizado.
Como bien apuntó un día José Martí: "El Pueblo más feliz es el que tenga mejor educados a sus hijos, en la instrucción del pensamiento, y en la dirección de los sentimientos. Un pueblo instruido ama el trabajo y sabe sacar provecho de él. Un pueblo virtuoso vive más feliz y más rico que otro lleno de vicios y se defenderá mejor de todo ataque".
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