En 2006 la condena de la comunidad de naciones al cerco fue la más alta de la historia
Cuarenta y cinco años y decenas de miles de millones de dólares después, por obra y gracia del bloqueo impuesto por el gobierno estadunidense, Cuba se mantiene como una plaza sitiada. La perspectiva, cuando menos a mediano plazo, no es diferente.
El pasado sábado se cumplieron nueve lustros del "embargo" económico a la isla, ilegalmente impuesto por el gobierno de John F. Kennedy y mantenido, de igual forma, desde entonces. A estas alturas, de acuerdo con el presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón, no se vislumbra que Washington modifique a mediano plazo esa "actitud de asfixia económica y política". No es una fecha para celebrar salvo por el heroísmo del pueblo cubano , pero no va mal un recuento de esta aberrante acción unilateral de quienes aseguran defender y promover la apertura y libertad de mercados.
El 3 de febrero de 1962, el gobierno del presidente John F. Kennedy oficializó el "embargo" comercial total a Cuba, excepto medicinas y alimentos (el decreto aprobatorio, número 3447, entró en vigor a las 12:01 horas del 7 de febrero), aunque dos años después, el 14 de mayo de 1964, el bloqueo se hizo extensivo también a esos dos renglones, y en julio de ese mismo año la mayoría de los integrantes de la Organización de Estados Americanos (OEA), el "ministerio de las colonias", respaldaron la directriz estadunidense y aprobaron la ruptura colectiva de relaciones diplomáticas y comerciales con la isla. México no avaló esa actitud; sólo se "abstuvo". A partir de ese momento, Cuba se convirtió en una plaza sitiada, y 45 años después se mantiene como tal.
Los últimos diez gobiernos estadunidenses han impulsado y sostenido el ilegal bloqueo económico, comercial, político, diplomático y militar contra Cuba, impuesto parcialmente a partir del 3 de enero de 1961, redondeado el 3 de febrero de 1962 y formalizado en julio de 1964, aunque en la practica comenzó a surtir efecto el primero de enero de 1959, al triunfo de la Revolución, lo que ha representado para la isla pérdidas, hasta 2005, por alrededor de 86 mil millones de dólares, monto que aumenta a 140 mil millones si se incluyen los daños directos ocasionados a objetivos económicos y sociales del país por los sabotajes y actos terroristas alentados, organizados y financiados por y desde Estados Unidos, y el valor de los productos dejados de producir, así como los daños derivados de las onerosas condiciones crediticias impuestas a Cuba.
A partir de 1992, la diplomacia cubana logró incluir el tema del bloqueo en la agenda de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas. Desde entonces, mayoritariamente ha sido condenado el ilegal bloqueo, pero nada ha sucedido y éste no sólo se ha mantenido, sino que se ha "reforzado", sin que, más allá de los foros diplomáticos, la comunidad de naciones haga algo para impedirlo.
Una crónica de la prensa estadunidense en 1964 destacaba el "regocijo" del presidente Kennedy por la expulsión de Cuba de la OEA, y subrayaba su "más grande orgullo y satisfacción" por haberlo logrado. En la Casa Blanca, el mismo personaje esperó que aterrizara el helicóptero en el que viajaba el entonces secretario de Estado. Dean Rusk, y dijo a los periodistas que el funcionario ganó "gran prestigio'' para sí y para mi gobierno". La misma crónica aseguraba que Rusk "trae en sus manos un trofeo que, aparentemente, le confiere el recibimiento de héroe: Cuba, el enemigo socialista, anclado a 90 millas de nuestro territorio, ha sido separada de la OEA".
Lo que ni Kennedy ni Rusk revelaron a la prensa fue cómo lograron que los cancilleres de la OEA votaran sin chistar a favor de la posición estadunidense: fueron advertidos por el secretario de Estado que la ayuda económica que aspiraban recibir de su gobierno estaba condicionada al apoyo irrestricto que dieran a la aplicación de sanciones contra Cuba, y en este sentido utilizó los recursos de la "Alianza para el Progreso" como caja chica en la compra de votos de los países latinoamericanos.
La asamblea general de la ONU ha condenado en 15 ocasiones (1992-2006) consecutivas el ilegal bloqueo estadunidense en contra de Cuba. El año pasado no fue la excepción, aunque nuevamente sin visos de que el cerco llegue a su fin.
En 1992, el gobierno estadunidense no logró mayores votos en contra de la resolución de la ONU que condenó el ilegal embargo a Cuba. La votación en ese entonces fue 59 a favor, tres en contra, 46 ausencias y 71 abstenciones. En 2006, la votación fue la siguiente: 183 países (de 192 representados en la Asamblea General) votaron contra Estados Unidos, cuatro a favor, un número igual de ausencias, y sólo una abstención en lo que constituyó el principal apoyo diplomático a Cuba desde que la primera resolución en tal sentido.
El efecto económico de 45 años de bloqueo ha sido enorme, pero a pesar de ello la economía cubana reporta un comportamiento al alza, y en los dos años anteriores ha registrado una tasa de crecimiento superior a la de otros países latinoamericanos (5.4 por ciento en 2004 y 11.8 en 2005), de acuerdo con el más reciente informe de la Cepal.
La principal fortaleza de la economía cubana, subraya el organismo, son los recursos humanos con alta calificación y la provisión universal de los servicios básicos como educación, salud, cultura y deportes. Sin embargo, adolece de bajos niveles de eficiencia en la utilización de los recursos disponibles.
Cuarenta y cinco años y decenas de miles de millones de dólares después, el gobierno estadunidense ha sido 15 veces condenado por la ONU, pero el bloqueo se mantiene.
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