Por Julio Pimentel Ramírez
...salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos. Abajo está la concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro... Firmeza en el rostro de Fischer, plegaria en el de Spies, orgullo en el del Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita: "la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora". Les bajan las capuchas, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos caen y se balancean en una danza espantable...
José Martí
A pesar de que en muchos países, como es el caso de México con el pro empresarial gobierno del impuesto presidente Felipe Calderón, se intenta ocultar, tergiversar o manipular el contenido de reivindicación de clase y de lucha por una sociedad mejor para las mayorías ahora desposeídas y que viven en situación de precariedad, a lo largo del planeta se conmemora este primero de mayo el Día Internacional del Trabajo.
Las palabras que encabezan esta entrega son del corresponsal en Chicago del diario La Nación de Argentina, el revolucionario cubano y latinoamericano José Martí, que de esa manera reseñaba la ejecución en la horca, el 11 de noviembre de 1887, de los obreros Georg Engel, alemán, tipógrafo; Adolf Fischer, alemán, periodista; Albert Parsons, estadounidense, periodista, esposo de la mexicana Lucy González Parsons, aunque se comprobó que no estuvo presente en el lugar, se entregó para estar con sus compañeros y fue juzgado igualmente; Hessois Auguste Spies, alemán, periodista. Louis Linng, alemán, carpintero, quien para no ser ejecutado se suicidó en su propia celda.
De manera breve recordemos que en julio de 1889 se realizó en París el Congreso Internacional con representantes de los trabajadores de varios países europeos, en el que decidieron crear la Segunda Internacional, una organización entre cuyos fines se encontraba el de propugnar por el establecimiento de una legislación laboral favorable a la clase obrera.
La delegación francesa presentó la iniciativa para que se preservara en la memoria el sacrificio de los trabajadores caídos en la lucha por alcanzar las mejoras a las que todo trabajador tiene derecho. El Congreso aprobó la iniciativa y estableció que cada primero de mayo, las agrupaciones laborales efectuarían manifestaciones públicas, además de exigir mejoras en sus condiciones de vida.
En México, a partir de la última década del siglo pasado, la conmemoración de esta fecha se inició en lugares cerrados. Y no fue sino hasta en 1913 que, la Casa del Obrero Mundial, organización de trabajadores mexicanos fundada el año anterior, realizó el primer desfile obrero en la capital del país.
El proceso de organización de los trabajadores mexicanos recibió un gran apoyo al promulgarse la Constitución Política de 1917, documento que introdujo, además de las garantías individuales, las garantías sociales. Con el artículo 123, relativo al trabajo y a la previsión social, se sentaron las bases para el establecimiento de mejores condiciones de vida para los obreros y sus familias, reconociéndoseles diversos derechos, como el de huelga y el de formar organizaciones para la defensa de sus intereses.
A partir del final de la Guerra Fría, que es al mismo tiempo el inicio de la instrumentación del llamado modelo neoliberal y que puso fin en el mundo al llamado "Estado de bienestar", hay una campaña constante, una verdadera cruzada capitalista,
caracterizada por toda una serie de ataques coordinados contra los derechos de las personas trabajadoras. Estos son, por ejemplo, la precarización del trabajo, la privatización de los servicios sociales, con particular énfasis en la salud y la educación, además de adecuar los objetivos de ésta última a las demandas del mercado que, no hay que olvidarlo, responde a los intereses de acumulación capitalista de los grupos dominantes en la era del capital financiero, de la alta tecnología y del militarismo.
En México este primero de mayo de 2007 para ciertos sectores de trabajadores es una jornada de lucha, en la que además de manifestar su descontento con medidas del gobierno panista y sus aliados priístas, tales como la reforma a la Ley del ISSSTE que despoja a los trabajadores de su derecho a una pensión digna y coloca cuantiosos recursos en manos de la burocracia sindical y los tiburones especuladores de la banca privada, buscan avanzar en la organización de un movimiento sindical auténticamente autónomo del control estatal.
Felipe Calderón, haciendo patente su ilegitimidad y temor a la protesta social, decidió suspender el carácter oficial de la conmemoración del Día del Trabajo. Los espacios para la demagogia y la manipulación, que ejercían los presidentes priístas, se van reduciendo y aunque las administraciones panistas cuentan aún con la complicidad y sometimiento del neocharrismo sindical, se vislumbran en el panorama nacional jornadas de lucha y organización social, capaces de enfrentar y eventualmente frenar las llamadas "reformas estructurales" pendientes y que intentarán concretar los representantes de la "modernización" económica: profundizar y culminar la privatización de los energéticos (aunque de manera encubierta los gobiernos neoliberales iniciaron la privatización de Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad a través de los PIDIREGAS, la voracidad del capital privado no tiene límites y demanda que se le entreguen irrestrictamente los recursos naturales, que pertenecen a la Nación y no al gobierno); la reforma fiscal, que incremente los privilegios de los que ahora gozan los grandes empresarios; así como medidas adicionales que profundicen la privatización de la educación y la salud, entre otras.
Por supuesto que una de las reformas más caras a nuestros esmerados "emprendedores", generadores de empleo (mayormente mal pagados, como lo muestran estadísticas laborales e índices económicos, que muestran a un elevado porcentaje de mexicanos que subsisten con dos salarios mínimos o menos), es la promulgación de una nueva Ley del Trabajo acorde con las condiciones modernas de la competitiva economía internacional -aducen sus impulsores-, que termine con los "obsoletos" contratos colectivos de trabajo y con otros derechos obtenidos por los trabajadores a lo largo del siglo XX, entre ellos la seguridad social.
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