jueves, 10 de mayo de 2007
Por María Teresa Jardí
Cumpliendo con lo ofrecido sigo compartiendo con ustedes el excelente análisis de mi amigo científico Jorge Alvarez.
"Aunque hicieran bajar del Cielo a las personas más probas, ecuánimes y honradas de la Historia y las pusieran a trabajar en la Procuraduría no podrían hacer nada justo que no le interesara al Poder Ejecutivo y encontrarían obstáculos para trabajar honradamente pues la Procuraduría no fue hecha para eso.
"También es evidente que este sistema está `inspiradoï en la Fiscalía gringa donde la venganza es más intensa para los latinos y negros y la justicia sólo se aplica contra los pobres.
"Sería bueno aclararte cuál es mi concepto de Justicia y cuál el de Venganza, teniendo en cuenta que no soy `licenciadoï.
"En la Venganza sólo se considera al ofensor y su ofensa, la pena siempre es un castigo y se trata de que sea desproporcionado con la ofensa, (tres, cuatro o más veces el castigo mayor que el delito). De este modo un violador no sólo debe ser privado de la libertad sino violado tumultuariamente por sus compañeros hasta que su recto tenga daño irreversible y, quizás, en un futuro próximo, castrado por el Estado. Un ladrón debe ser apaleado por la policía, sobre todo si su víctima es de mucho dinero y el monto de lo robado es grande. Un asesino debe ser asesinado con mucho sufrimiento psicológico.
"Para la Justicia el delincuente debe, de ser posible, reparar el daño a su víctima y en todo caso su pena debe tender más a someterlo a una rehabilitación social que a castigarlo.
"Además está demostrado que el aumento de las penas sólo aumenta los votos de los legisladores porque la sociedad está muy lejos de saber que eso no desalienta el impulso de delinquir y que los países con menos índice delictivo tienen también penas irrisorias comparadas con las mexicanas, (la penalidad por portar drogas para consumo personal, que no está penalizada, pero que se penaliza igual, como si se tratara de posesión para venta o de trasladado, es mayor en México que la que existe en Argentina, Uruguay y Brasil para el homicidio simple, ni hablar de Europa).
"La disminución del índice delictivo tiene que ver siempre con el bienestar social y la distribución del ingreso, no con la pena de muerte.
"La venganza es visceral y negativamente emotiva, sustentada en el odio contra un agresor. La justicia es racional y busca siempre investigar las causas que impulsan al hombre a delinquir y su rehabilitación social.
En la justicia se toma en cuenta la historia de vida del delincuente y su contexto social, porque se asume que en la creación de cada delincuente hay una corresponsabilidad de la sociedad que puede ser mayor o menor, pero que siempre existe.
Y así los ciudadanos que votaron a una banda de criminales para que gobiernen la nación, son corresponsables de sus crímenes aunque no se beneficien con ellos sino que, al contrario, la mayoría se perjudiquen. Curioso ¿no?
"Cuando era chico veía un teleteatro unitario argentino que se llamaba `Cosa Juzgadaï, y que trataba de casos judiciales cerrados sobre los cuales se narraba una historia verídica. Los 200 o más capítulos de esa serie que tuvo mucho éxito durante varios años, me enseñaron más de Justicia de lo que parece saber Mariano Azuela, (seguramente sabe muchísimo de leyes pero ciertamente muy poco de Justicia).
"Pero no sólo me dieron eso, sino que me hizo sentir a mí y a toda mi generación, que ser Juez, no es sólo un trabajo que cualquier persona honesta puede desempeñar, hay que tener una sabiduría profunda sobre la vida y los hombres. Sabiduría que, al menos en esa época, las universidades trataban de estimular, claro, no eran Escuelas de Derecho que hayan crecido admirando las "maravillosas" creaciones de Gringolandia, sino el Derecho que se estudiaba en Universidades Europeas, no sé si ahora todavía sea así.
"Cuando estábamos en la prepa mis compañeros y yo sentíamos un orgullo enorme al enterarnos, por otra profesora, de que nuestro profesor de Instrucción Cívica iba a ser nombrado Juez. Era una especie de medalla o galardón (.)".
En fin, por hoy dejo hasta aquí el documento de Jorge Alverez que, repito, hago mío al cien por ciento. Efectivamente con las palabras mal empleadas se convierte para el colectivo social la mentira en verdad. Los levantados no son vistos, como lo que son, desaparecidos, imputables, por la impunidad del hecho, al Estado, vía la imposición del sistema político manejado por mafias, que ya lograron hasta legalizar el fraude, por poner un solo ejemplo.
Cuando yo estudiaba en la UNAM también era un orgullo que a un maestro lo nombraran Juez o Magistrado y no se diga Ministro. Y, me recordé, al leer por primera vez el correo de Jorge, felicitando a Abraham Polo Uscanga por su nombramiento como Magistrado.
Nombramiento, obtenido como castigo, en la época de Salinas, a petición de Morales Lechuga, entonces procurador de Justicia del Distrito Federal, porque le hacía sombra el jurista demasiado honrado en la Procuraduría. Lo que le costó la vida. El puesto le dio el tiempo y fue el lugar adecuado para analizar a dónde conducían a México el cambio de leyes que la derecha se hacía. Un crimen atroz, de la época de Zedillo, que continúa impune, a pesar de la llegada del PRD al gobierno capitalino y a pesar de que ese crimen fue la llamada de alerta a los mexicanos de lo que venía, una vez que la derecha se hiciera del poder que no iba a soltar ni siquiera al precio de imponer en México una dictadura.
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