Bernardo Bátiz V.
Da, finalmente, la Suprema Corte de Justicia un paso correcto en su zigzagueante camino; deja entrever sus posibilidades, como uno de los tres poderes, el garante de la constitucionalidad de los actos de los otros dos y vigilante del cumplimiento de la ley.
Fue un caso extremo sin duda el que la atención pública puso su mirada; se trató desde un principio del singular enfrentamiento entre un poder informal, enorme y aplastante, inmisericorde y temible, como es el de las televisoras, y la voluntad decidida de un puñado de ciudadanos, que fueron senadores y en tal carácter impulsaron el recurso y ahora ya concluido su cargo, continuaron su empeño justiciero con gran valor civil e inusual consistencia y tenacidad. Qué bueno sería que los reflectores de la opinión pública y de la crítica estuvieran presentes en todos los casos relevantes que están en manos del llamado máximo tribunal del país.
Destacaron por su presencia más constante, hablando, escribiendo, exigiendo que se corrigiera el entuerto de una ley elaborada por los mismos que con ella se iban a beneficiar: Javier Corral y Manuel Bartlett; este último después de una larga vida al servicio del sistema, como político duro envuelto siempre en conflictos y criticas, más bien con mala fama que con buena, rescata su imagen ya en el declive, más vale tarde que nunca, y el primero, Javier Corral, mucho más joven, panista muy diferente a sus compañeros de partido, poniendo en juego y en riesgo grave (las televisoras no tiran con flores ni con bolitas de papel), su, esperemos, larga y prometedora carrera política. Hay como se ve con su ejemplo, panistas de otro temple y con la mira en puntos de vista que no son los grandes negocios, el tráfico de influencias y el protagonismo vacío y de opereta que ahora gusta a los del partido azul.
Es bueno recordar que en su momento se enfrentó al llamado jefe Diego en varios asuntos, personaje tan aguerrido como él, sólo que metido siempre en causas tortuosas y de beneficio personal.
Corral (¿cuánto durará en el PAN?) se ha empeñado con entereza y desde hace ya algún tiempo en la lucha más importante de nuestra época. Después de defenestrar al PRI de Los Pinos y de que se mantuvo en el Gobierno del Distrito Federal el PRD, simultáneamente en el año 2000, lo que se veía en ese momento como el paso más importante en materia de democratización y elevación de la política era la lucha con el más temible de los poderes informales, por su potencial para causar daños, por su fuerza económica y por su capacidad inmoral de manipulación. A un enemigo así vale la pena enfrentarlo, aun a riesgo de perder la partida, porque, como ya se ve, no se dan por vencidos y ya están en busca de formas de eludir la resolución de la Corte. Cabe a Corral esta cita de uno de los discursos de José Vasconcelos: "todo el que acepta la pelea por una causa justa, sin preguntarse si puede o no vencer; todo el que es capaz de aceptar de antemano la derrota, si cree que el honor impone librar la batalla, es un héroe y también un Quijote".
La Suprema Corte, por otra parte, esta otra vez en la encrucijada; tiene pendientes varios casos importantes, entre ellos el de las violaciones a los derechos humanos en Oaxaca y el de la periodista Lydia Cacho; veremos qué camino toma en estos casos, especialmente en el de Oaxaca, donde la venganza del gobernador se ceba sobre ciudadanos que por expresar su repudio a su pésimo gobierno están ahora sujetos no sólo a procesos injustos, sino también a vejaciones y arbitrariedades, dispersos en cárceles lejanas de su lugar de origen y con prohibiciones absurdas como las de no poder tener libros en su celda o infinidad de dificultades para recibir visitas de familiares y abogados.
En este caso, el discreto pero eficaz ministro Juan Silva Meza formuló un proyecto en favor de constituir una comisión investigadora, con fundamento en el polémico artículo 97 de la Constitución, alguna vez descalificado por un insensible colega suyo. La propuesta es favorable, entre otras cosas, porque es difícil negar la evidencia de los tratos dados a los ciudadanos oaxaqueños.
Veremos si la Corte continúa por el camino que ha tomado en el caso de la Ley Federal de Radio y Televisión o bien vuelve a desbarrar, como sucedió en los de la usura bancaria, la absolución a Espinosa Villarreal o el fallo a favor de la propiedad privada, aun a costa del bien público, en el pleito de la Cooperativa Pascual defendiendo la propiedad que se le dio en pago por un laudo de la Junta y del Gobierno de la ciudad de México defendiendo una fuente de empleo y una zona con vocación no habitacional de la urbe.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario