Carlos Fernández-Vega
Se alinean estrellas para la reforma fiscal
PRI-PAN, por exprimir a causantes cautivos
Advertencia a perredistas: serán castigados
Preparad vuestros agujereados bolsillos y destartalados salarios, porque “representantes populares” y gobierno de la “continuidad” organizan otro robo en despoblado, disfrazado de “reforma fiscal consensuada”, y lo hacen, obvio es, “para “que vivamos mejor” (Calderón dixit).
Mientras las tribus perredistas dedican tiempo y esfuerzo a fracturarse entre sí la dentadura en pos del hueso mayor, priístas y panistas se han puesto de acuerdo en lo oscurito para aumentar los impuestos a los energéticos, disfrazada la medida de incremento de 5 por ciento en el precio al consumidor de gasolinas, diesel y gas automotriz, lo que no exenta del alza mensual que se aplica a los combustibles y las tarifas eléctricas.
Lo mejor del caso es que en febrero de 2006, en plena campaña electoral, el ahora inquilino de Los Pinos rechazaba la disminución de los precios de gasolina y tarifas eléctricas, “porque la pagarían los mexicanos con mayores impuestos” (un poco más adelante se desdijo, y ante similares ofertas de sus principales contendientes, el candidato panista prometió a los electores reducir las tarifas eléctricas, pero no “al chilazo”, porque al ciudadano “se lo cobran en tortillas…” Y también se los cobró en tortillas, sin reducir dichas tarifas).
En efecto, más impuestos pagarán, sin disminución alguna. Por el contrario. No hay que olvidar que a finales de noviembre pasado, a modo de despedida al gobierno saliente y “bienvenida” al entrante, la Secretaría de Hacienda autorizó alzas de 3.66 y 2.86 por ciento, más IVA, a los precios de la gasolina Premium y el diesel, respectivamente, amén del consabido aumento (“ajuste” le llaman) mensual.
Pues bien, se cocina la nueva puñalada. Por algo el sonriente secretario de Hacienda, Agustín Carstens, días atrás acuñó esta bella frase: “la reforma fiscal es la gasolina del Plan Nacional de Desarrollo”. Y ayer le entró al quite su subsecretario de Ingresos, Fernando Sánchez Ugarte, quien celebró: en materia fiscal, “se están alineando las estrellas”, o lo que es lo mismo, priístas y panistas de la mano que han acordado seguir la ruta de siempre en materia fiscal: exprimir aún más a los causantes cautivos. La fórmula más transparente (que pague más quien más ingrese y el fin de los regímenes especiales) deberá esperar la siguiente “reforma” fiscal.
Pero muchos de los causantes cautivos están viendo Televisa, mientras, el gobierno les exprime los bolsillos y la televisora el cerebro, que es su función.
Entonces, preparaos “para que vivamos mejor”, porque el incremento de impuestos disfrazado de alza en los precios al consumidor de los energéticos, de por sí elevados, automáticamente provocará aumentos en cascada y, desde luego, en la inflación, mientras el poder adquisitivo de la gente día a día pierde terreno.
Acordado en lo oscurito el citado aumento, en público comenzó el peloteo: los panistas ven “con buenos ojos la propuesta de los priístas”, que “analizaremos”, pero éstos se retuercen y aseguran que, en realidad, la iniciativa es del inquilino de Los Pinos. Sin embargo, ninguno de los dos grupos desmiente el incremento de impuestos en los energéticos, disfrazado de alza en el precio a los consumidores, a los que, con ese 5 por ciento, les ordeñarían alrededor de 18 mil millones de pesos en 2008, monto que paulatinamente avanzaría a 24 mil millones en 2012, o lo que es lo mismo, más de 100 mil millones en el periodo
Por ejemplo, el presidente de la comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, Jorge Estefan Chidiac, supuestamente tricolor, “rechazó tajantemente que su bancada haya propuesto un alza a la gasolina. La propuesta original de Calderón incluía abrir la posibilidad de que los estados cobraran impuestos locales, como el de la gasolina. El PRI sólo pidió que el impuesto, propuesto por Calderón, fuera a nivel federal y que de ahí se participara a los estados, además de que nuestra bancada puso un tope de 5 por ciento para cobrar el impuesto, lo que no aparecía en la iniciativa presidencial. Dicha propuesta no fue retirada de la iniciativa original, y sólo se le hicieron dichas acotaciones” (El Universal). Este es el mismo personaje que en el cónclave priísta de San Juan del Río se animó a decir: “ya tenemos el pollo, falta ahora ver qué dice la cocinera”.
Antes, los blanquiazules gritaban “nosotros no fuimos”, pero de cualquier suerte avalaban el golpe; hoy son los priístas los que se quejan, aunque están de acuerdo con la nueva puñalada fiscal en contra de los consumidores. Es el mismo pollo con idéntica cocinera, aunque ahora el color del mandil sea distinto, agarrados de la mano, que han provocado que en un país productor los precios de los energéticos mexicanos que pagan los consumidores mexicanos sean brutalmente elevados, por la abultadísima carga fiscal en ellos incluida.
De acuerdo con las estadísticas de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el costo de producción de la gasolina Magna, producida en el país, es el segundo más barato de la región (sólo después del combustible equivalente de factura venezolana): alrededor de 28 por ciento del precio por litro al consumidor, mientras que el margen de comercialización roza el 7 por ciento; el resto, 65 por ciento, corresponde a la carga fiscal, una de las mayores en Latinoamérica, sólo superada por la aplicada en Argentina (66 por ciento). Para el caso de la gasolina Premium, de importación, la carga fiscal no se modifica.
Entonces, ahora que la más reciente “reforma” fiscal exige más dinero, pues qué mejor que utilizar el viejo truco de los combustibles.
Las rebanadas del pastel
Y en nombre de Dios (quien desde que llegó Fox se niega a retirarse del gobierno, a pesar de lo poco resultón que es) el profeta de la “continuidad” advierte a los perredistas que “serán castigados por la ciudadanía”. Que no se preocupe: solitos se castigan; son sadomasoquistas natos… Erróneo, el sumario (que no es de la autoría de México SA) de la entrega de ayer asegura que Aeroméxico se vendería “a Forbes o a los Saba”. No es una u otra: los Saba, una de las familias Forbes, compraría la aerolínea. Así de sencillo.
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