domingo, septiembre 09, 2007

Gasolina y diesel

Antonio Gershenson
gershen@servidor.unam.mx

Se trata de sacar dinero sin afectar a los privilegiados. Sin afectar a los que pagan impuestos mínimos pese a sus ingresos máximos. A primera vista, al subir la gasolina pagarán más los dueños de coches de lujo. Y sí, lo pagarán, pero para ellos es como quitarle un pelo a un gato. Si uno de ellos paga, digamos, 10 millones de pesos de impuestos al año por la fortuna que gana, ¿cuánto pagará de más por la gasolina de su coche durante ese año? Si gastara 500 pesos al mes en gasolina, o sea, 6 mil pesos al año, su aumento de 5.5 por ciento será, en el mismo año, 330 pesos.

Lo que más afecta al gran público del aumento no está simplemente en la estación de gasolina. Y aquí es donde el aumento del diesel es importante también, en algunos casos hasta más. Todos los transportes de tierra, de carretera o urbanos, van a ser más caros. Los alimentos, por ejemplo, llegan en camión a, digamos, la Central de Abastos. Los camiones grandes generalmente consumen diesel. Luego, de la central a, por ejemplo, un mercado, pagarán más caro, sea que se les transporte con diesel o con gasolina. Dos aumentos.

Sí se encarece, en buena medida, el transporte, sea éste individual o colectivo. Depende, porque hay transporte público y la autoridad puede, en ciertos casos, no subir, o no permitir, el aumento. Pero el país es enorme y en muchos casos sí subirá.

Los productos de la industria de transformación también resultan afectados. Por ejemplo, una fábrica de ropa. El transporte de las materias primas a la fábrica será más caro. Y lo mismo va a pasar con el transporte de la ropa a los centros de distribución y venta.

Hasta el director del Banco de México dijo que estos aumentos, a través de derechos, tendrán un efecto inflacionario. Líderes priístas quieren engañar a la gente, y tal vez incluso engañarse a sí mismos, cuando dicen que, al ser el PAN quien presenta la propuesta, es éste el que cargará con el costo político del aumento. Pero si ellos votan a favor del mismo, como está planteado, lo único que se verá es un apoyo hipócrita a la medida. Aunque volteen para otro lado al estar votando en favor del aumento, no por eso la gente los va a dejar de ver a ellos también, no sólo a los del PAN. Y por si fuera poco, el PAN y el gobierno federal también dicen “yo no fui” y afirman que fueron los gobernadores. Lo que queda claro es que la gente no quiere estos aumentos, y que la derecha los quiere aprobar sin que la gente se dé cuenta.

Si le rascamos un poco más, las materias primas para la ropa de la que hablamos, no sólo se encarecen por su transporte. La tela, por ejemplo, lleva el costo del transporte de la lana a la fábrica de telas, o del algodón, o de las fibras sintéticas. Es toda una cadena de aumentos, que se traducen en más aumentos en los precios al consumidor. En última instancia, es el consumidor, no sólo de gasolina sino de todo, el que paga el aumento a la gasolina y el diesel.

La mayor parte del nuevo ingreso por esta medida va para los gobernadores. En realidad, Hacienda les da esa propina pero recaba recursos fiscales por muchos otros lados. Y se cuenta con que los gobernadores tienen influencia sobre los legisladores de sus estados, y que eso les dará una aprobación mayoritaria a los aumentos.

Con este juego, en el pasado Hacienda ha hecho pasar varias medidas. Se ha separado la legislación del fondo de lo que se discute y aprueba. Basta con darles algo a los gobernadores para tener mayoría.

Entonces, no sólo está en juego el elemento económico, el costo económico de la medida. Está en juego también la democracia y si se va a permitir que Hacienda sea quien legisle, independientemente de por quiénes hayamos votado.

En las formas que podamos, debemos hacer llegar a nuestros legisladores nuestra posición en contra de estos aumentos, y de la forma como Hacienda los quiere imponer.

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