Carlos Fernández-Vega
Los hoy donantes del centro de estudios antes fueron rescatados o salvados
El sainete es vicio en Vicente Fox. A lo largo y ancho del autodenominado sexenio del “cambio”, la farsa foxista se convirtió en política de gobierno. Y lo peor del caso es que a casi un año de su salida formal de la Presidencia de la República el de las ideas cortas y la lengua larga demuestra que no puede vivir sin ella, que la mantiene como práctica cotidiana.
Y la “continuidad” le da vuelo. Por medio de un comunicado oficial, la nueva gerencia en Los Pinos intenta deslindar al de las botas sobre el asunto de las camionetas de lujo (no pudo hacerlo con el ya famoso jeep rojo), y hace saber que “el vehículo Hummer modelo 2005, placas de circulación LYF 6071 (…) pertenece a la compañía General Motors de México S.A. de C.V. y se encuentra otorgado en comodato al Estado Mayor Presidencial desde el 12 de noviembre de 2004, mismo que a partir del 15 de noviembre del mismo año está asignado a las actividades de seguridad del ex presidente Vicente Fox Quesada… En lo que respecta a la unidad Hummer modelo 1995 (…), el vehículo es propiedad del Estado Mayor Presidencial ya que le fue asignado de manera definitiva por la Secretaría de Hacienda para el desarrollo de sus funciones, mismo que también está destinado a la seguridad del ex presidente Fox Quesada”.
Días atrás, el adorador del sainete dijo que “el jeep no es de mi propiedad; el Hummer es del Estado Mayor Presidencial; la manejo a veces, pero no la uso”. Ahora el EMP dice que no es suyo, que es de la trasnacional automotriz, pero que se lo prestó para que lo usara Vicente Fox, quien asegura que “no la uso”. Galimatías puro, al estilo Chente.
Pues bien, lo primero que tendrían que hacer constar (Vicente Fox, el Estado Mayor Presidencial, la trasnacional automotriz y/o la gerencia de la “continuidad”) es de dónde salió el supuesto comodato, qué lo justificó, porque si atendemos la definición que de comodato hace el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (“contrato por el cual se da o recibe prestada una cosa de las que pueden usarse sin destruirse, con la obligación de restituirla”), entonces queda claro que algún día Fox, el EMP o Los Pinos tendrá que regresar el vehículo de marras a la GM. Sin embargo, el solícito comunicado de la “continuidad” ni por asociación hace referencia a tal reembolso.
Entonces, ¿qué recibió General Motors de Vicente Fox, como presidente de la República, para que, por medio del Estado Mayor Presidencial, le otorgara en comodato una Hummer modelo 2005? ¿Qué felicidad provocó Fox a la trasnacional automotriz para que recibiera a cambio una de las camionetas más caras del mercado (450 mil a 800 mil pesos)? ¿Acaso será la planta productora en San Luis Potosí, donde hasta el terreno fue de obsequio? (a costillas de los potosinos, desde luego).
Aún así, parece que la felicidad fue efímera, porque si, como aseguran en Los Pinos, la camioneta fue concedida en comodato, pues Fox o el Estado Mayor Presidencial o Los Pinos tendrán que regresarla, pero antes de que la pareja ex presidencial se la acabe. Por cierto, Felipe Calderón podría ilustrarnos sobre la comodidad, potencia y rendimiento de la Hummer 2005, porque en ella lo paseó Vicente Fox cuando se reunieron en el rancho San Cristóbal, allá por octubre de 2006.
Como tantas otras gracias que rodean al ex inquilino de Los Pinos (ranchos que “no son míos”, camionetas de lujo y jeeps rojos de cortesía que tampoco “son míos”, ranchos de ensueño que “los pagué con mi trabajo”, etcétera), la Hummer en comodato no tiene placas del estado de Guanajuato (donde “la manejo, pero no la uso”), sino del estado de México, donde despacha el gobernador que se ha hecho “guapo” (Chapoy dixit) por medio del descarado derroche de recursos públicos para cultivar su imagen con miras a 2012.
Si se revisa la lista de “donantes” financieros para la construcción y mantenimiento del autodenominado “Centro de Estudios, Biblioteca y Museo Vicente Fox Quesada”, se entiende la razón de tales aportaciones, una suerte de “agradecimiento” en metálico, porque durante el sexenio del presidente ranchero recibieron todo tipo de apoyos, “rescates”, “salvamentos”, contratos, concesiones, exenciones, impunidad y conexos que les permitieron incrementar sus de por sí abultadas fortunas. Pero ¿qué cuál fue la justificación en el caso de la General Motors? Por ello, la trasnacional automotriz también debe dar una explicación pública sobre este asunto, y precisar cuándo Vicente Fox o el Estado Mayor Presidencial o Los Pinos están obligados a regresar la Hummer modelo 2005, que el de las ideas cortas y la lengua larga si maneja, pero no usa.
Y como la Hummer, habrá que levantar el inventario, Martita incluida, porque como dice el cuenta chistes Fox, “basta de mentiras, basta de engaños”, porque “siempre hablo con la verdad”.
Las rebanadas del pastel
Si de abusos se trata, el Estado Mayor Presidencial reconoce la existencia, según nota de El Universal, de no menos de 215 vehículos automotores (blindados incluidos), que sus tropas sí manejan y usan, para la seguridad del inquilino de Los Pinos, más aviones, helicópteros y alrededor de mil 900 elementos militares y policíacos al servicio del “austero” michoacano. Y aquí nada de recortes ni de “ahorros”. Cómo tendrá la conciencia que necesita tal aparato, pagado, obvio es, con recursos de la mexicanada.
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