martes, octubre 16, 2007

Un nuevo hombre - Un nuevo mundo

Michel Balivo y J. Kalvellido

(Me gustaría conocerte nuevamente)

Imagínate que cada mañana que abres los ojos y te levantas, tengas que mirar con extrañeza los botones de tu camisa preguntándote qué son y para qué sirven, aprendiendo luego cada vez a abrocharlos. El mismo proceso para cada tarea a realizar. Peor aún, imagínate que cada ser humano que nace ha de reaprender todo el proceso histórico de poner erecto su cuerpo y dar sus pasos para caminar por primera vez.

Queda clara entonces la gran utilidad y ahorro que esta función de memoria realiza, liberando energía atencional para el aprendizaje de nuevas funciones. Sin embargo, con el paso de los años, con la acumulación de experiencias, con la repetición de actos en una dirección, comienzan a predominar hábitos y creencias que se imponen a la conciencia.

Podríamos decir entonces que todos estamos fuertemente condicionados, determinados por nuestros sistemas de intereses, que en la mayoría de los casos no son concientes, pues se han convertido en hábitos y creencias que ya no requieren atención, sustituyendo la inicial frescura y/o libertad de elección.

Cuando todo un modelo social se agota convirtiéndose en limitación y generación de sufrimiento colectivo, entonces hábitos y creencias operan como enemigos de la evolución, de la transformación necesaria de estructuras y determinismos.

Podríamos decir entonces que resulta impensable que un viejo hombre pueda concebir, gestar y parir, dar a luz un nuevo mundo. Justamente por eso la revolución ha de ser el ejercicio mediante el cual intentando el cambio, la superación de circunstancias insatisfactorias, sufrientes, limitantes, la conciencia pueda ir cayendo en cuenta de aquello que la habita.

Sin embargo las mismas circunstancias se interpretan de diferentes formas según los actores. Y así como en el artículo anterior dije que vivíamos en una sociedad del plástico sin reconocerlo siquiera, podemos tranquilamente decir ahora que vivimos en una sociedad de instituciones democráticas representativas sin tampoco reconocerlo.

Si yo digo por ejemplo que en Venezuela se están haciendo pruebas piloto para poner al alcance de los niños desde temprana edad todas las técnicas y herramientas para la expresión artística. Que cientos de miles de niños sin importar su nivel social, tienen acceso a un sistema de orquestas sinfónicas como las que ahora causan sensación en Europa.

Alguien puede contestarme muy convencido que esas son cosas secundarias. Porque de acuerdo a la historia las élites dominantes no perdonan y cobran muy caro las irreverencias de las clases trabajadoras. Por tanto hay que darle prioridad a la educación ideológica, a la defensa y a la productividad, que son las cosas concretas por donde pueden volver a infiltrarse y retomar el poder.

Pero resulta que esos mismos que así opinan luego se sorprenden que haya un 40% de gente que vota en contra de la revolución, cuando con mucha suerte pueda haber un 10% privilegiado. Otro 10% de asalariados, es decir esclavos modernos, y el 20% restante que comparte la miseria general.

También se sorprenden de que si entrevistas a uno de ellos por la calle, asevera que este no es un gobierno democrático porque no tiene oposición, dicen que no ha hecho nada y que nos está cubanizando lentamente. Si le preguntas si conoce personalmente las misiones, si ha tratado con un médico o preparador deportivo cubano, si ha ido a Cuba, responderá que no a todas las preguntas. ¿De qué habla entonces? ¿Qué hace sino repetir matrices de opiniones escuchadas en los medios?

Es entonces que te das cuenta de que si das exagerada importancia a un tipo específico de conocimiento, si especializas ciertas cualidades de la siquis en detrimento de otras, entonces todo eso reprimido, desatendido, a lo cual dimos espaldas por la supuesta urgencia de las circunstancias, luego te pasa factura.

Ahora se está divulgando y debatiendo en que consiste, cual es el contenido de la reforma constitucional. Algunos actores de la oposición argumentan que no puede hacerse en diciembre porque la gran mayoría no sabe de qué se trata. Mientras otros se quejan de que el gobierno haga cortos de unos segundos para informar por TV, o haga lo que llamamos parlamentarismo de calle, reuniéndose los diputados con el pueblo en las diferentes parroquias, alcaldías, plazas, parques, casas de estudios por todo el país.

Este gobierno ha ganado todo tipo de elecciones por un 60% y tiende a crecer significativamente en su aceptación luego de ocho años. La oposición se retiró de las elecciones a la asamblea constituyente para alegar que no eran válidas y promover alguna intervención desde el exterior, ya que está claro que no tienen posibilidades en los comicios.

Esta oposición no tiene más propuestas que librarse del presidente Chávez, (mejor dicho de la constitución y el plan estratégico aprobado en referendo popular que él ejecuta), asustando a la gente sobre los fines ocultos que persigue. Todo ello con el eco que le hacen las cadenas de los medios desde el exterior, con las mismas filmaciones trucadas que ellos hacen y envían.

Queda claro entonces que no tenemos la menor idea de que la democracia es el gobierno que las mayorías eligen libremente, mayoría que en gran parte de los casos no pasa de un 25 o treinta por ciento. Una vez que ha sido elegido el gobierno se supone que ese gobierno es de y para todos actuando en consecuencia. Y como ciudadano democrático tú lo aceptas así.

Entonces te gusten o no, tu estás dentro de sus programas y solo puedes oponerte a ellos mediante los mecanismos democráticos que tu constitución posibilite. De lo contrario estás conspirando contra la voluntad expresada democráticamente por la mayoría.

Pero todo ello se desconoce e ignora ingenua o malintencionadamente para alterar, dificultar e impedir si fuese posible, la dirección del plan propuesto y apoyado en múltiples elecciones, consultas y referendos populares. Cuando tu obvias la base de todo el juego democrático entonces entras en el terreno de la relatividad, que te posibilita decir cualquier barbaridad sin sentido e interpretar todas la reglas atentando contra ellas a tu conveniencia.

Justamente porque has obviado o tergiversado que la única validez de todo juego, es que fijamos y aceptamos sus reglas de común acuerdo y para mutua conveniencia. En el campo de las intenciones, de lo humano entonces, los dioses que reinan son los que encarnan las organizaciones o conductas sociales.

Podemos llamarle tranquilamente dioses de libertad-esclavitud, de justicia-injusticia, y resumirlos en humanidad-inhumanidad. De ese modo nosotros sabiéndolo o no elegimos y construimos con los actos de cada día, los entornos sociales en los que han de transcurrir nuestras experiencias de vida.

Disponer de la libertad de elección de qué afirmarás con tus actos de cada día, es como disponer de una gran suma de dinero a tu nombre en el banco. Lo sepas o no allí está, la estás usando y eres el responsable de lo que hagas con ella, de cómo la gastes, en qué la inviertas. Los dioses o demonios con que creas encontrarte luego, no serán sino la resultante acumulativa de tus actos de violencia o respeto del prójimo.

Llegamos entonces al punto donde postergar todo un espectro de capacidades humanas en aras de la urgencia de ciertos objetivos, tiene luego sus consecuencias. No estamos diciendo que se desatienda la urgencia de las circunstancias, de hecho en Venezuela el ejército trabaja hombro a hombro con el pueblo, el pueblo se sabe ejército en caso de necesidad, y el ejército se sabe pueblo en tiempo de paz.

Tampoco se ha descuidado la renovación del armamento preventivo, defensivo, ni las asociaciones estratégicas internacionales. Ni se ha desatendido la necesidad de educar las personalidades en la dirección de la complementación solidaria, libre, justa, socialista, de verdadera participación y protagonismo democrático. El nuevo currículo de estudios en construcción y la Misión Ché Guevara son la mejor prueba de ello.

¿Pero nos quedaremos allí? ¿Es suficiente con ello? ¿Y lo nuevo, el cambio dónde está? ¿Cómo estás demostrando, conductualizando tus ideales de libertad, justicia, igualdad? Por eso están todas las misiones inclusivas y solidarias sin la menor discriminación de ningún tipo a nivel nacional, y el Alba a nivel internacional. Por eso están los Consejos Comunales y los batallones del PSUV como organizaciones de base con verdadero poder económico y político.

Justamente para revertir ese tropismo de esclavitud, injusticia e irrespeto por el otro, que utiliza la propia intencionalidad y libertad de elección para negar la ajena, deshumanizándolo y deshumanizándose, es que es necesario volver a hacer disponibles todas las herramientas expresivas con que contamos, por inútiles que la urgencia del momento las haga parecer.

Porque resaltando un momento y una dirección sobre todas las demás, fue como nos postergamos y limitamos a nosotros mismos llegando a estas circunstancias. Y si en el momento siguiente a recuperar nuestra libertad, si es que eso fuese posible, la descuidáramos ahora para posibilitar la enseñanza de las artes, entonces volveríamos a reducir nuestras posibilidades en una cadena cíclica .sin fin, donde siempre estaríamos corriendo de atrás y saltando de las limitaciones de un casillero a las del siguiente.

Estructuralidad, simultaneidad y ubicuidad de funciones, son entonces los requerimientos de un proceso verdaderamente revolucionario que deje atrás la violencia de la injusticia e inhumanidad heredada. En otras palabras todo ha de avanzar en conjunto para no tener que volver una y otra vez a recoger los pedazos que vamos dejando a espaldas por el camino en nombre de las urgencias, de la cortedad de una mirada contraída, limitada.

No podemos entonces sorprendernos ni quejarnos de que nuestros conciudadanos no sepan sino repetir como loritos lo que escuchan martillar todo el santo día por los medios de comunicación. Que no hayan ganado la capacidad de sentir y pensar con libertad, de apoyarse y caminar con sus propios pies. Pues no es sino la resultante acumulativa de las elecciones que hemos hecho históricamente.

Si el repetir como loritos de memoria que nos han enseñado, como capacidad de conservar lo que la historia nos hace disponible, que no es poca cosa, es lo que ha construido estas circunstancias, encarnado socialmente estos dioses. Pues el hacer ahora nuevamente disponibles todas las herramientas expresivas, simultáneamente con las prioridades del momento, abarcando e incluyendo, es lo que ha de corregirlo y sacarnos de esta situación.

De ese modo cuantas más posibilidades tengamos de acercarnos y conocer de diferentes modos nuestro prójimo, nuestro entorno y sus objetos, mayor será la riqueza de las respuestas que podamos dar a cada circunstancia que se nos presente. ¿Y que es eso sino arte? ¿Y que mayor objeto de arte que un ser humano? ¿Qué mayor arte que el de acercarse, conocerse, descubrirse, transformarse, sorprenderse, transfigurarse ante la propia mirada, como si nos viésemos por primera vez?

Es así como contrarrestaríamos aquellos hábitos y creencias que encierran y atrapan a la conciencia en sus experiencias y conocimientos parciales, obligándola a repetir el resto de su vida lo aprendido tensa y urgentemente en una tierna y temprana etapa, en la que no disponemos de parámetros para comparar.

Cuando te acercas al mundo, sus personajes y objetos, y los conoces y grabas tensamente por la supuesta urgencia y necesidad del momento, cualquier aprendizaje que recuerdes aflorará luego tensa y temerosamente, reproduciendo y contaminando así tu pasado cada nuevo y posible momento, en una espiral sin fin ni salida.

Nada más importante y revolucionario entonces que posibilitar nuevos acercamientos distensos, alegres, calmos, que permitan reconocer y contrastar los fantasmas del pasado que te acechan y amenazan, haciéndote creer que todo mañana será inevitable repetición de tu temido ayer. ¿Cómo no temer y desear huir de la violencia de tales creencias y experiencias?
Un nuevo mundo implica entonces una conciencia que aprende a acercarse a si misma y conocerse, experimentarse de nuevos modos. Ayer fomentamos la conservación del mundo histórico que nuestros antepasados hicieron emerger de la naturalidad. Dimos primacía a la herencia, a la continuidad de lo aprendido, de la tradición.

Inculcamos sin reparar en los métodos la obediencia a la autoridad y primacía del pasado, de la memoria y los blancos cabellos sobre la imaginación y el futuro. Pero hoy que por acumulación tal conocimiento se revoluciona produciendo inhumanidad y agotamiento del entorno, no nos queda más que reconocer la inviabilidad e indispensable corrección de tal tropismo.

Por eso pese a que creo conocerte y saberlo todo de ti, me gustaría acercarme a ti sin urgencias, sin otra intención que volver a conocerte de nuevos modos. Y si la presión del pasado fuese tan fuerte en ti o en mí que no lo permitiese, quisiera poder recordar que ni tú ni yo elegimos en nuestra tierna infancia estar de este modo en el mundo.

Desearía con todo mi ser aprender el arte de la paciencia para que juntos, tu y yo, sin importar el tiempo que tomase, pudiésemos volver a sentirnos y vernos de nuevos modos. Que esta vez no impliquen urgencias, tensión, temor, ningún tipo de violencia tácita o explícita ni segundas intenciones, que nos posterguen nuevamente en aras de otros intereses.

Entonces en esa alegría renovada de estar juntos, sin otro motivo que compartir lo que somos, seguramente brotarán las imágenes de un nuevo mundo, que no serán sino expresión de esa alegría y cercanía del compartir sin temor. Si no te temo ya no puedes ser mi enemigo. Si no eres mi enemigo ya no hacen falta competencias ni defensas preventivas.

Brindo por ese mañana que valga la pena construir, que despierte nuestras mejores fuerzas y creatividad, que pueda darle sentido a la desorientación de la vida aunque todo parezca negarlo y oponerse hoy. Brindo por esa fe inquebrantable, por esa dirección de acción irreducible. ¡Por ti y por mí! Seas quien seas. ¡Por nosotros!


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