Omar Pérez Salomón
Las operaciones encubiertas organizadas desde Washington contra Cuba comienzan en el verano de 1959, algunas semanas después de la firma de la Ley de Reforma Agraria, el 17 de mayo de ese año.
Infinidad de hechos hostiles y agresivos, imposibles de enumerar de forma pormenorizada, vendrían en los años posteriores. El Inspector General de la Agencia Central de Inteligencia reconoce que en enero de 1960, el centro de la CIA en Miami, dedicado a las actividades contra Cuba, contaba con 40 personas, y se expandió a 588 para el 16 de abril de 1961, para convertirse en uno de los más grandes de los servicios clandestinos.
Una de las modalidades del terrorismo empleado contra Cuba es la constante instigación a elementos subversivos, a través de emisoras de radio y televisión, para realizar actos de esa naturaleza contra los centros de producción y servicios, para indicarles, incluso, la forma de hacerlo.
Durante estos 49 años de Revolución nuestro país ha sido un blanco incesante de acciones terroristas, y es en el año 1961 cuando se inician con mayor sistematicidad, como consecuencia del programa de acción encubierta contra Cuba, aprobado el 17 de marzo de 1960 por el presidente de Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower, y que después prosiguió el presidente Kennedy. Este precisa:“El método para lograr este fin consistirá en incitar, apoyar y, en lo posible, dirigir la acción, dentro y fuera de Cuba, por parte de grupos selectos de cubanos que pudieran realizar cualquier misión por iniciativa propia.”
El 17 de mayo de 1960 salió al aire una estación de radio subversiva con cobertura comercial, nombrada Radio Swan, para realizar transmisiones de onda corta y media, y alentar a los bandidos que operaban en territorio cubano contra el Gobierno Revolucionario.
Luego de la invasión que culmina con la humillante derrota en Playa Girón, la comisión designada por el presidente Kennedy, recomienda emprender nuevas medidas político-militares, económicas y propagandísticas contra la Revolución.
La guerra contra Cuba continúa con su escalada de secuestros de buques pesqueros, ataques piratas, sabotajes y la utilización de emisoras de radio para promover la subversión y la agresión contra nuestro país.
Con el inicio de la administración Reagan y la aprobación del llamado Documento de Santa Fe los peligros y amenazas contra el país aumentaron y es precisamente en esta década de los ochenta en que se ponen en el aire las mal llamadas Radio y Televisión Martí.
La mal llamada Radio Martí, aprobada como un servicio de la Voz de América (VOA), contraviene la propia ley norteamericana. Realmente, por sus características, su sistema de corresponsales, su estructura interna, sus horas de transmisión, el contenido y desarrollo de su programación, se comporta no como un servicio adjunto a otra emisora, sino como una poderosa estación radial destinada a la desestabilización en Cuba.
La televisión que no se ve, daña y viola los principios generales del derecho internacional y de los medios de difusión masiva, las regulaciones de la Unión Internacional de Telecomunicaciones y del Derecho Espacial.
En mayo de 2004 se presenta el Informe de la llamada “Comisión para asistir a una Cuba Libre” donde se precisan detalles que demuestran el delirio anexionista del imperio, violaciones a las normas internacionales, entre ellas las que están contenidas en el propósito de utilizar un avión militar para efectuar trasmisiones radiales y televisivas contra nuestro país, y sirve de base para el nuevo documento expuesto por esta administración en julio de 2006, donde amplían las irrespetuosas medidas contra Cuba. Se trata de un plan para destruir a la Revolución y poner fin a la existencia de Cuba como una nación independiente y se explica en detalles cómo derrocar al gobierno cubano y cómo organizar la sociedad bajo la ocupación norteamericana.
Entre las tareas de este plan que tienen como componentes principales el desarrollo de la actividad subversiva dentro del territorio nacional está desarrollar nuevos métodos para la realización de las transmisiones ilegales de radio y televisión, organizar una amplia campaña de desinformación en el exterior y fomentar el aislamiento internacional de la Revolución mediante esfuerzos multilaterales para sumar otros países a esa política. El despliegue de aviones para las trasmisiones ilegales constituye una de las acciones más provocativas y peligrosas. Una medida como esta solo se ha tomado anteriormente durante situaciones de guerra, y significa una clara violación de la soberanía cubana.
En este plan anticubano se destina un total de 59 millones de dólares al Departamento de Estado, USAID y otros organismos pertinentes del gobierno de Estados Unidos con vista a ordenar el despliegue inmediato de plataformas aérea dedicadas a la transmisión hacia Cuba de Radio y Televisión Martí, entre ellas el moderno avión Gulfstream G-1 * ; promover esfuerzos diplomáticos multilaterales para retar a Cuba en las organizaciones internacionales, proporcionar 5 millones de dólares adicionales para las iniciativas de diplomacia pública de las embajadas de Estados Unidos de terceros países y diseminar información en el extranjero sobre la política exterior estadounidense sobre Cuba.
El documento complementario del Plan Bush, emitido en junio de 2006, enriquece el plan del 2004, adicionando medidas que refuerzan la política de guerra contra Cuba.
Se aumenta el financiamiento a la subversión interna y las campañas propagandísticas contra nuestro país, para ello se crea el “Fondo Cuba para un Futuro Democrático”, al cual se asignan 80 millones de dólares, a ser provistos en dos años, que incluye 24 millones de dólares para la propaganda contra nuestro pueblo, incluida a través de Internet y 15 millones de dólares en apoyo a los esfuerzos internacionales para la subversión contra Cuba y la “planificación de la transición” al capitalismo neocolonial.
En el campo de la guerra radio-electrónica propone financiar las transmisiones de Televisión Martí hacia Cuba vía satélite (estas trasmisiones comenzaron el lunes 18 de diciembre del 2006 y se utilizan dos sistemas satelitales) , suministrar equipamiento a la contrarrevolución interna para recepcionar transmisiones internacionales, expandir las transmisiones contrarrevolucionarias hacia Cuba desde terceros países, diseñar programas especiales hacia la juventud cubana y celebrar reuniones trimestrales entre agencias del gobierno de Estados Unidos para coordinar la estrategia sobre estas transmisiones.
Las transmisiones de “Radio y TV Martí” desde una aeronave comienzan en agosto de 2004, una vez por semana por espacio de cuatro horas y media y a partir de agosto de 2006 se realizan diariamente.
Las Emisoras del Sur de La Florida mantienen sus transmisiones hacia nuestro país destacándose “La Poderosa”, “La Cubanísima” y “Radio Mambí”. En estas emisoras existe un incremento de la incidencia e influencia de las organizaciones contrarrevolucionarias radicadas en Miami, al ser utilizadas por éstas para transmitir y hacer llegar a nuestro país sus planes, alentar, promover y estimular a los grupúsculos contrarrevolucionarios afines e incitar a la población. Existe una coincidencia en la dirección de la propaganda con Radio Martí.
En este sentido continúan las transmisiones de la Voz de los Estados Unidos, en su programa dirigido especialmente contra Cuba “Ventana a Cuba”, espacio que aumentó su duración de 30 minutos a una hora y que está destinado principalmente a servir de tribuna a los llamados periodistas independientes y voceros de los grupúsculos.
En la actualidad trasmiten contra Cuba un total de 15 emisoras, a través de 34 frecuencias, la labor subversiva a través del canal radial y televisivo enemigo suma un total de 2 348 horas semanales.
Radio y TV Martí fueron causa de varios escándalos en los últimos años. Se reveló, entre otras cosas, cómo estas emisoras pagaron a un mínimo de 10 "periodistas" del sur de la Florida, "incluyendo a tres del Nuevo Herald", por sus contribuciones a programas de propaganda en esa maquinaria concebida como arma de la guerra sucia contra Cuba. Ambas ya superaron los 500 millones de dólares en presupuestos gastados por los contribuyentes estadounidenses, solo el funcionamiento de TV Martí, que no se ve en Cuba, les cuesta a los ciudadanos de Estados Unidos más de 20 millones de dólares por año en impuestos.
* El Gulfstream G'1 efectuó en el 2007 un total de 297 vuelos. En 27 oportunidades durante ese año voló junto al EC 130, otro de los aviones dedicados a las transmisiones contra Cuba. Las transmisiones de las mal llamadas Radio y TV Martí desde una aeronave comienzan en agosto de 2004, una vez por semana por espacio de cuatro horas y media y a partir de agosto de 2006 se realizan diariamente.
Y claro, después de esto, la gente mal informada y mal intencionada inventa una serie de patrañas contra el único país del mundo que ha tenido la dignidad de enfrentarse solo contra el Imperio defendiendo su revolución y su soberanía con su líder Fidel Castro que por mucho es el gran estadista del siglo 20.
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