Condenan en el Zócalo los estragos que ha causado
Carolina Gómez Mena
Con la condena a los “estragos” que ha causado en el mundo el neoliberalismo, el avance de las privatizaciones y la “dominación de las trasnacionales”, y con la convicción de que “otro mundo es posible”, comenzó ayer el Foro Social Mundial (FSM), en cuya inauguración Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno del Distrito Federal (GDF) se pronunció contra la privatización de Petróleos Mexicanos (Pemex) y de la industria eléctrica.
“Debemos estar atentos, preparados; lo que sigue es el intento de modificar el estatus legal del sector energético en México. Pemex es el siguiente objetivo; hay que estar alertas y defender nuestros activos”, comentó el mandatario local al resaltar que los temas prioritarios del GDF son los mismos que plantea el FSM.
Aprovechó para expresar que su gobierno “nunca se va a doblegar a un programa ajeno al mandato que tenemos, que es de izquierda”, y subrayó que la filosofía política del GDF es “luchar por otro mundo que sí se puede lograr, aquí y ahora”.
Antes, Leo Gabriel, periodista y miembro del consejo internacional del FSM, señaló que el foro no sólo es una instancia de diálogo, sino también de lucha, e insistió en que es posible confluir para dar vida a una resistencia a la globalización del neoliberalismo. “Hay que sumar fuerzas más allá de un acto único; tenemos que convertir el planeta en un gigantesco foro social, dando muestras y diciendo que sí se pueden construir resistencias y luchas, así como sacar reflexiones, propuestas y estrategias”, indicó.
En tanto, Óscar González, integrante de la coordinación del foro, refirió que, ante el embate del capitalismo y neoliberalismo, la respuesta debe ser la “construcción del poder popular”, y criticó la intención de privatizar Pemex y la carga que ha impuesto el alza a las gasolinas a los que menos tienen.
Explicó que el “modelo de globalidad neoliberal, por ser desigual e injusto, carece de toda legitimidad”, y criticó que este esquema fomente el “inequitativo acceso a los recursos naturales y bienes”, razón por la cual genera problemas “de abuso de la tierra, del agua, del aire, de la energía, pero sobre todo genera los problemas derivados de un modo de organización de la economía y de la política que ha dado al traste con las inmensas posibilidades de acceder al bienestar social que el progreso tecnológico parecía traer consigo”.
En opinión de González, el sistema capitalista “nos ha llevado a una crisis civilizatoria de grandes proporciones, que con toda evidencia ha llegado punto de desgaste tal que ya anuncia su fin”.
En un lugar acondicionado para el encuentro, en la plancha del Zócalo capitalino, cientos de integrantes de organizaciones sociales y civiles, así como algunos sindicatos, entre ellos la Alianza de Tranviarios de México y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, la senadora Rosario Ibarra también insistió en que es posible crear un movimiento que ponga freno a estas políticas, e instó a defender el “suelo mexicano” .
Remarcó que es viable crear una resistencia, porque “somos muchos los que estamos por debajo, los que trabajamos y luchamos, en cambio los que disfrutan del dinero son poquitos. Siempre he dicho que las fábricas pueden funcionar sin los patrones, pero jamás sin los obreros”.
Poco antes de la develación de la diosa nahua Tlaltecuhtli, divinidad de la tierra o boca de la tierra, a la cual en la última jornada del foro se le hará una ofrenda de maíz en rechazo al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), Víctor Suárez, integrante de la campaña Sin maíz no hay país y sin frijol tampoco, refirió que debido al modelo impuesto y la política agropecuaria, así como al tratado, México es un país de “malnutridos”, y en este tenor invitó a la marcha del 31 de enero contra el acuerdo comercial.
Apuntó que con la reciente liberalización se dio el “golpe de gracia” al agro nacional y a la economía campesina, y sostuvo que es una “falsedad que la política neoliberal y el TLCAN hayan sido beneficiosos para México”, pues sólo han generado migración y dependencia alimentaria.
El FSM se define como espacio de debate democrático de ideas, profundización de la reflexión, formulación de propuestas, intercambio de experiencias y articulación de movimientos sociales, redes, ONG que se “oponen al neoliberalismo y al dominio del mundo por el capital y por cualquier forma de imperialismo”. La primera vez que se realizó el foro fue en 2001.
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