Hermelinda Ochoa, una historia de lucha
Foto: benjamín flores
México, D.F., 31 de marzo (apro-cimac).- El alargamiento de la huelga en la Universidad Autónoma Metropolitana, y la cada vez más lejana posibilidad de un acuerdo con las autoridades, comienza a repercutir en el seno personal y familiar de la secretaria general del Sindicato Independiente de Trabajadores de esa casa de estudios (SITUAM), Hermelinda Ochoa Guzmán.En entrevista, la segunda mujer en dirigir las riendas del Sindicato de la UAM y primera en encabezar el movimiento de huelga más largo confiesa que no ha sido fácil para ella combinar las negociaciones contractuales y las nada tersas sesiones del comité de huelga con su vida personal y familiar.Cuenta, por ejemplo, que hace unos días el menor de sus tres hijos, Santiago, de 5 años de edad, la cimbró emocionalmente cuando le pidió que renunciara al Sindicato. “Me dijo que dejara todo, quería a su mamá de vuelta en casa”.Hermelinda dice que, como pudo, le hizo ver a su hijo que no podía hacer eso, que la situación se normalizaría pronto. Abunda: “Sería frustrante no conseguir lo que quieres, sería frustrante que mis hijos vieran que su mamá declina seguir adelante. Pienso que, con mi militancia, estoy educando y estoy enseñando que, las cosas tienen que cambiar”.La secretaria general del SITUAM no es una improvisada en la lucha social. Su primer acercamiento con un “movimiento democrático”, dice, fue en los años setenta, cuando estudiaba en el plantel número 7 del Colegio de Bachilleres, ubicado en la delegación Iztapalapa. En ese entonces, formó parte del movimiento estudiantil que “peleó para impedir que se nos dejara en el nivel técnico y pudiéramos seguir hasta la licenciatura”.Sin interrumpir sus estudios, también ha participado en movimientos sociales en defensa de los trabajadores y del magisterio. De igual forma, fue parte activa en La Otra Campaña y en la campaña que emprendió Andrés Manuel López Obrador en defensa del voto, luego de la elección Presidencial de 2006.
“He participado en muchas marchas, sobre todo cuando se trata de defender las injusticias”, dice.Originaria de Acatlán, Hidalgo, Hermelinda tiene 46 años de edad y 26 de pertenecer al SITUAM. “Fui caballito de batalla, he estado en huelgas día y noche. Quiero mucho al Sindicato, por eso me duele lo que está pasando actualmente”.Empezó como trabajadora temporal y, tres años más tarde, consiguió la base. Dice que en la universidad encontró una manera más “ligera”, “distinta”, de hacer política: el chiste era sólo asistir a las asambleas.En esa etapa, experimentó uno de los trances más difíciles de su carrera sindical: en una asamblea, pidió el uso de la palabra y un compañero la agredió verbalmente. “Ya va a hablar esa vieja pendeja”, le dijo.Apunta que ese incidente la marcó definitivamente.Aún así, prosigue, siguió adelante, siempre con la idea de mejorar las condiciones laborales de los trabajadores de la universidad. “Yo era de las mujeres de brocha, pintura y papel kraft, escribiendo las consignas de la lucha en turno”.Uno e los episodios que más recuerda fue cuando las autoridades universitarias cerraron el centro de Desarrollo Infantil número 3. “Santiago tenía un año, me lo llevaba de oficina en oficina a trabajar. Le propuse a 150 compañeras que hicieran lo mismo, pero fui la única. Lo tuve un año en mi área de trabajo”.Menciona, así mismo, que esa lucha la llevó hasta la Cámara de Diputados y logró que el Poder legislativa emitiera un exhorto a la UAM, cuyas autoridades, dice, se ampararon en la autonomía para desentenderse de la llamada de atención que le hizo la Cámara de Diputados.“El entonces dirigente sindical, Rodolfo Pérez Ruiz, nos dejó solas. Luego vino, Jorge Ramos, y pasó lo mismo”, lamenta.Profesora de la materia de Producción Audiovisual, con diplomados en TecnologíaEducativa, Cine, Producción Sonora y Educación de la Voz entre otros, Hermelinda confía a la reportera que la secretaría general del Sindicato le llegó sin buscarla. “Nunca aspiré a ese cargo”, aclara.Sin embargo, asume, con entereza, la responsabilidad. “Creo que una característica de las mujeres es la firmeza, cuando tenemos una convicción de lo que estamos haciendo es lo correcto”.A pesar de dirigente un sindicato en el que 56% de los trabajadores son mujeres, Hermelinda no ha escapado a la discriminación de género, sobre todo dentro del Comité de Huelga. “Me he topado con un ambiente sumamente hostil, de violencia física y psicológica”, dice. En una de las últimas asambleas fue golpeada por el exsecretario general del Sindicato, Jorge Ramos. Le dio un codazo y Maximina Gómez la golpeó en el hombro. “Son cosas que me tengo que aguantar si quiero seguir aquí, si no van a decir que soy una chillona, que no aguanto nada”.Aún así, la licenciada en Ciencias de la Comunicación no se arredra. Advierte que “mientras esté aquí, nadie va a tocar a las compañeras. Tenemos que abrirnos espacio”.Hasta ahora, asegura que su mayor logro es “conservar todavía la sensibilidad para creer que, todos juntos, podemos conseguir algo mejor”.Completa la idea:“Me duele lo que está pasando en la Universidad, pero también tengo claro que la crisis no la provocamos nosotros, es responsabilidad del sistema político y de las autoridades federales que han reducido el presupuesto a la educación superior”.
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