Carlos Fernández-Vega
Faltan en el “diagnóstico” 410 mil mdd
Como si se tratara de un campeonato mundial de su deporte favorito en el que México reporta peores resultados que Hugo Sánchez y sus ratoncitos verdes, el inquilino de Los Pinos, ahora sí platicador de temas petroleros, resumió por qué debe privatizarse el sector energético nacional: “es quizá, si no la última, una de las últimas naciones que no ha hecho adaptaciones que permitan modernizar su industria petrolera”.
Con esa misma visión, muchos son los sectores que se han “modernizado” en los últimos 25 años, pero con resultados que más corresponden a un concepto medieval de nación y no al del “México del futuro” que tanto prometen, amén que la tendencia internacional va en sentido contrario de la propuesta calderonista, hoy oficial y obligadamente trasladada a los legisladores blanquiazules, muchos de los cuales tampoco quieren pagar las consecuencias.
Supuestamente “liberado” del costo político por una iniciativa de “reforma” energética abiertamente lanzada desde Los Pinos, el michoacano ahora sí anda muy platicador de temas petroleros, pero no se aparta un milímetro del guión elaborado, que un día sí y el otro también repiten sin cesar los funcionarios adscritos a la defensa del plan medieval disfrazado de “modernidad”.
El centro del problema son los recursos que genera Petróleos Mexicanos (en volúmenes por demás considerables) y la esquilma institucionalizada que puntualmente le aplica la Secretaría de Hacienda, no el supuesto campeonato mundial pretextado por Calderón en el que el país ocuparía “una de las últimas posiciones”. Se trata de una reforma fiscal real, de fondo que cobre a quienes tienen que pagar, que elimine regímenes especiales y demás canonjías para los grandes corporativos, y que amplíe el padrón de causantes, con el fin de liberar a la paraestatal del pesadísimo fardo llamado gobierno federal. Si no se empieza por allí, la “modernización” de Pemex tendrá el mismo resultado que tantas otras “modernizaciones” que sólo trasladaron los monopolios del sector público al sector privado, y cuyos costos siguen pagando los mexicanos.
Y como de recursos se trata, de nueva cuenta va el recuento de los ingresos petroleros en tiempos panistas, “cambio” con “continuidad”, y el despilfarro que de ellos han hecho, porque en ningún gobierno, desde la expropiación de 1938, se había registrado tal bonanza, ni la Secretaría de Hacienda había hecho tan poco esfuerzo para recaudar.
Así, con base en el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados, e información de la Secretaría de Hacienda y Petróleos Mexicanos, el balance aporta los siguientes datos: del primer año de Fox al primero de Calderón el ingreso petrolero acumulado representó alrededor de 45 por ciento del producto interno bruto (a precios de 2007), o lo que es lo mismo más de 410 mil millones de dólares (casi cuatro tantos el Fobaproa para dar una idea de la magnitud), con un incremento de 182 por ciento de 2001 a 2007. Este monto podría superar los 500 mil millones de billetes verdes al cierre de 2008, con lo que se rebasaría 50 por ciento del PIB.
Ese es el tamaño de la bonanza petrolera durante la estancia panista en Los Pinos, una fortuna despilfarrada por los mismos que ahora gritan, a los cuatro vientos, que “no hay dinero”, que es urgente la “modernización” y que “es necesario” recurrir al capital privado para poder tener un Pemex “a la altura” y pagar la correspondiente factura.
En el recuento, salvo en 2001, cuando la diferencia apenas fue 3.4 por ciento mayor al pronóstico gubernamental, en todo el sexenio foxista y el primer año de Calderón el precio de la mezcla mexicana de exportación fue mucho mayor al originalmente estimado en los Criterios Generales de Política Económica y el autorizado por la Cámara de Diputados, con diferencias favorables al erario que fluctúan de 35 a 85 por ciento en el periodo (si se incluyen los tres primeros meses de 2008).
Para el primer año de Fox en Los Pinos, el gobierno estimó captar ingresos petroleros por un total de 289 mil millones de pesos, pero en los hechos se embolsó más de 386 mil millones. En el primero de Calderón el cálculo original fue de 815 mil millones, pero en realidad superó los 863 mil millones. Y esa fue la constante en el periodo 2001-2007. Para 2008 se espera obtener más de 865 mil millones, pero el precio internacional de la mezcla mexicana no deja de subir, por lo que se captará mucho más.
De esos 410 mil millones de dólares por ingresos petroleros, alrededor de 70 por ciento fueron a parar al gobierno federal, por medio de la Secretaría de Hacienda, y el 30 por ciento restante a la chequera de Petróleos Mexicanos. En ese lapso, los dineros destinados al primero crecieron 182 por ciento y 235 por ciento a Pemex, y ambos aseguran que no hay recursos para invertir en la modernización (la real) de la industria petrolera nacional, por lo que “se hace necesario” recurrir al capital privado (extranjero y nacional, en ese orden).
En el “diagnóstico” divulgado por el gobierno federal, ni una sola referencia se encuentra en torno al paradero de esos 410 mil millones de dólares, un monto más que suficiente para atender los requerimientos presupuestales y las urgencias de la paraestatal (la construcción de refinerías, por ejemplo). Menos aún se ubica a los responsables del despilfarro, aunque todos sabemos quiénes son y dónde despachan.
De campeonato mundial es el dispendio, que pretende disfrazarse de urgencia “modernizadora”.
Las rebanadas del pastel:
Más elementos para el “catarrito” (efectos en México por la recesión que viene del norte) diagnosticado por el doctor Agustín Carstens: el Fondo Monetario Internacional redujo a un terrorífico 0.5 por ciento la proyección de crecimiento económico en Estados Unidos para el presente año, de tal suerte que sufrirá más el ya de por sí recortado pronóstico mexicano de 2.8 por ciento.
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