jueves, abril 10, 2008

Todos a la calle contra la privatización del petróleo

Pedro Echeverría V.
Rebelión

1. La iniciativa gubernamental de reforma energética entregada el martes 8 al Senado de la República es contraria a los intereses de la nación. En conjunto, las cinco propuestas apuntan a abrir al capital privado las labores de refinación y transporte (incluidos los oleoductos) de crudo, así como a ampliar el margen de discrecionalidad para que PEMEX efectúe contratos por asignación directa y contrate deuda. En cuanto a la antigua y procedente demanda de dotar a la paraestatal de autonomía administrativa para impedir que siga siendo saqueada por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, la iniciativa calderonista la reduce a una renovación del mecanismo de control presidencial sobre PEMEX, con la propuesta de que la empresa quede bajo un consejo de administración de 15 integrantes,10 serían nombrados desde Los Pinos, uno más sería el secretario de Energía en turno y los cuatro restantes, designados por el sindicato petrolero. (Ver La Jornada)

2. Ante esta iniciativa privatizadora la consigna no puede ser otra: todos a la calle para evitar el saqueo de nuestra principal riqueza. Durante 25 años, desde que se impuso en 1982 el neoliberalismo, el pueblo sufre más miseria y hambre; por el contrario, en el país hay más millonarios y con más propiedades y riquezas. La llamada iniciativa presentada por el presidente ilegítimo, Felipe Calderón ante el Senado, abre todos las posibilidades para que los particulares intervengan con su capital y que sean ellos mismos los que desde el consejo de administración determinen las políticas. Por más vueltas que quieran darle y por más veces que repitan que no hay privatización, la realidad es muy otra: la privatización va si desde la calle las movilizaciones no logran pararla. Los arreglos entre el gobierno y el PRI se han ido consolidando; presentaron la iniciativa cuando las cosas han sido amarradas entre el ilegítimo Calderón y el PRI de Manlio Fabio Beltrones.

3. Por otro lado hay que darse cuenta que si el debate fuera ampliamente difundido para que la población comprenda todos los argumentos y si éste sirviera para un referéndum o un plebiscito, es decir, para que los habitantes voten, aprueben o rechacen, pienso que sí valdrían la pena. Pero si por el contrario, el debate se realiza como los presidenciales que sólo son para consumo de gobierno, especialistas, políticos y medios de información, entonces sólo sirven para engañar, para justificar y legitimar todas las maniobras que los controladores del dinero y el poder acordaron antes. Los legisladores del FAP deben usar esos espacios para denunciar con gran rigor los que ha hecho la burguesía con el petróleo, enseñar datos para demostrar el gran saqueo a que ha sido sometido el país; pero lo importante no será eso sino las acciones de lucha en las calles, carreteras e instituciones. Ese es el único argumento que vale ante la entrega y privatización de las riquezas del pueblo.

4. En los llamados debates sucede siempre más de lo mismo: los del PAN a aplauden a los del PAN, los del PRI a sus oradores y los del PRD a sus representantes. Los medios de información y los empresarios sólo apoyarán y difundirán lo que les conviene como clase dominante. El día de las votaciones en las cámaras, después de “correcciones a la propuesta original”, los legisladores depositarán su voto de acuerdo al estado de las negociaciones. Mientras los oradores de partido pergeñan datos para armar un discurso y en las cámaras se aplaude para que se eleven los ánimos, los jefes de las bancadas se pasarán el tiempo en negociaciones de “recámara”, “entre bambalinas”, para llegar a acuerdos. Al parecer no hay nada más que discutir porque los argumentos básicos de la propuesta son ya muy conocidos: privatización real, aunque se busque ocultar o conservar petróleos como patrimonio nacional.

5. No es un asunto de quién tenga los “mejores argumentos”. Podrán exponer López Obrador y Cuauhtémoc Cárdenas, los técnicos y especialistas de PEMEX, los funcionarios del actual gobierno, cualquier Juan de los Palotes y se podrán decir los discursos más convincentes y más aplaudidos; sin embargo, la realidad es que el voto de los legisladores responderá a quien tenga más ofertas para intercambiar. Un gobernador por tres senadurías, seis diputaciones y tres obras millonarias en algún estado. Pero si, por el contrario, hay un poderoso movimiento de protesta en las calles, si los bloqueos son realmente efectivos, si la ciudad de México queda paralizada, de tal manera que el gobierno no pueda dar órdenes de represión porque el movimiento pueda hacerse más grande, entonces el PRI (que es un partido sin principios y sin convicciones éticas) para seguir buscando votos, podrá cambiarse del lado de la gente.

6. Compañeros estudiantes de Acatlán, UNAM, me han escrito apoyando los argumentos que escribí sobre la necesidad de “que las acciones de la resistencia civil sean contundentes y no simples protestas de las que la clase dominante se ríe y se burla”; pero me preguntaban acerca de mi insistencia en tomar en cuenta al PRD y a López Obrador en los que no se podía confiar por ser parte del mismo aparato de dominación. Les respondí que aunque podrían tener razón porque la historia de las luchas sociales estaba llena de traiciones de dirigentes, para realizar acciones contundentes es necesaria la participación de grandes masas que con su fuerza impida que el gobierno ordene reprimirla. La realidad es que no nos queda más que buscar alianzas con otras fuerzas dispuestas a luchar (aunque transitoriamente) contra un enemigo común o por un objetivo concreto.

7. El “debate” será controlado por los medios de información y sus dueños. Ellos invitarán a quien quieran y escogerán las preguntas que a ellos conviene. Las entrevistas serán seleccionadas para beneficiar a los propagadores de la privatización. Los conductores de radio y TV buscarán la forma de contradecir (al estilo del mafioso Loret de Mola) a aquellos que se opongan. Confiar en el debate es una bobada. Hay que denunciar a fondo al gobierno de Calderón, a la clase empresarial y el papel que ha jugado el PRI. Hay que llegar a acuerdos con la APPO oaxaqueña denunciando a los perredistas que se han aliado al gobierno de Ulises Ruiz. Los zapatistas no deben cometer el error del proceso electoral de 2006. No se qué tipo de oposición estuviéramos haciendo si AMLO hubiera triunfado, pero pienso que tendríamos más espacios para movilizarnos y presionar para hacer avanzar el movimiento.

8. Que Calderón esté gobernando con el ejército en las calles, siendo una permanente amenaza contra la lucha social, es algo que no debería permitirse. Que haya cambiado leyes dándole al ejército y a la militarizada policía derechos para golpear al pueblo y a las fuerzas sociales es gravísimo. Hay gobiernos que se han dicho de izquierda que resultan tan represivos como la derecha, pero también por eso hay que aprovechar todas las coyunturas para extender la concientización y la participación política. Mientras se desarrolla un gran movimiento social independiente de los trabajadores, que resulta muy difícil, tenemos que aprovechar lo que tenemos. Por ahora lo más urgente es defender el petróleo, la electrizad, evitar las reformas a la ley del trabajo y defender del TLC. ¿Cómo lograr movilizar a decenas de miles de trabajadores para frenar a la burguesía esa acometida internacional del capitalismo?

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