viernes, mayo 02, 2008

Arrastra Pemex deuda por Pidiregas que supera en 30% el valor de la empresa

Ese débito está en el fondo de la prisa por privatizar, afirma Antonio Ortiz Salinas

El problema no son los recursos que van a entrar, sino los que pasaron por debajo de la puerta

Juan Antonio Zúñiga e Israel Rodríguez

Petróleos Mexicanos (Pemex) arrastra un endeudamiento contratado con empresas privadas bajo la figura de proyectos de inversión financiada con impacto diferido en el gasto, mejor conocidos como Pidiregas, valuado en más de un billón 618 mil millones de pesos y el cual supera en 30 por ciento el valor actual de la propia empresa.

De acuerdo con el reporte enviado a los inversionistas a principios de esta semana, los activos totales de Pemex ascen dieron a un billón 247 mil 200 millones de pesos, al término del primer trimestre de 2008, por lo que el endeudamiento contratado con empresas privadas es mayor en casi 371 mil millones de pesos que el valor total de la compañía petrolera.

Esta deuda está en el fondo de las prisas del Ejecutivo federal y sus aliados en el Poder Legislativo para aprobar las iniciativas de privatización de la paraestatal y sus tareas sustantivas, apunta el economista Antonio Ortiz Salinas, ex secretario de Finanzas del primer gobierno electo del Distrito Federal, que fue encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas.

“El problema no es de Pemex, es de finanzas públicas”, resume. Por concepto de intereses y amortizaciones tienen que pagarse 730 mil millones de pesos entre 2008 y 2012; esto es, 45 por ciento del monto del endeudamiento asumido por los Pidiregas.

“Son muchos, muchos millones de pesos involucrados en cada contrato en poder de contratistas internacionales. ¿Cuánto le han entregado ya al capital extranjero?” –pregunta el economista que sentó las bases de recaudación y gasto de la administración pública capitalina a partir de 1997. “Desde 1995 empezaron a enajenar a Pemex, y ahora quieren formalizar lo que ya hicieron. El problema no son los recursos que van a entrar para compartir la renta petrolera, sino los que entraron ya por debajo de la puerta”, define.

De acuerdo con informes de la secretarías de Hacienda y de Energía, la inversión en Pidiregas creció a una tasa promedio anual de 33.9 por ciento real en los últimos 10 años, mientras la inversión presupuestal que proviene de los impuestos que paga la población ha sido desplazada por el endeudamiento, al reducirse en una tasa anual de 9.6 por ciento en términos reales.

En promedio, cada uno de los contratos de los Pidiregas de Pemex implica una inversión de casi 5 mil millones de dólares, financiados con deuda asumida por la paraestatal, no exentos de excesos, como documenta la Auditoría Superior de la Federación.

El predominio de contratistas extranjeros en obras de Pemex es evidente. Sólo las transnacionales Schlumberger y Halliburton detentan más de 500 contratos vigentes con la paraestatal. No sólo sobresalen por su número, sino que además son las contrataciones con los mayores montos implicados en las obras y servicios encargados. Schlumberger detenta 274 contratos, mientras Halliburton maneja 228, revelan informes proporcionados por el Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI).

Por su parte, Víctor Rodríguez Padilla, consultor e investigador del Instituto de Ingeniería de la Universidad Autónoma de México (UNAM), consideró que aun cuando los Pidiregas fueron relativamente exitosos en movilizar inversión privada en un sector reservado para el Estado, su uso ha permitido posponer las reformas en la hacienda pública y no resuelve los problemas fiscales, ni tampoco corrige los problemas de eficacia de las políticas públicas.

En su estudio Panorama del sector energético en México: grandes problemas, complejas soluciones, realizado para la Comisión Económica de América Latina y el Caribe, Rodríguez Padilla asegura que el mecanismo Pidiregas ha introducido distorsiones para poner en su justa dimensión la debilidad de las finanzas públicas, pues ha permitido ocultar el aumento en el déficit de las operaciones del gobierno federal, compensándolo con un superávit obligatorio en caja de Pemex.

Apunta: “las autoridades fiscales consideran que los Pidiregas hoy día ya no representan ninguna ventaja en términos presupuestarios, dado que la amortización y pago de intereses han llegado a ser tan importantes como la nueva inversión, precisamente por haber sido utilizados en exceso”.

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