viernes, mayo 02, 2008

Lozano no sale de una cuando ya está en otra

Alvaro Cepeda Neri

Lo de “las manos limpias”, el slogan electoral del señor Calderón, no está funcionando en algunos casos en términos de presuntos responsables, concretamente nos referimos a que el belicoso secretario del Trabajo (y cada vez menos de Previsión Social: la inseguridad en las minas, la explotación de niños y jóvenes en los supermercados, los horarios de hasta 10 horas con pago de 8, etc.) la verdad que no sale de un problema con visos de corrupción, cuando ya está en otra situación similar. El periodista de la caricatura, Pedro Sol, puso frente a la figura de Lozano la de un interlocutor que dice: “A Lozano su pasado priísta lo condena” (El Financiero: 16/IV/08).
Y es que el converso al panismo (simultáneamente en los días que lo hizo Creel para darse de alta como militantes de la derecha), fue connotado priísta. Y desde el sexenio salinista, no se diga durante el zedillato, tuvo cargos cada vez más relevantes. Ascendió como de rayo, y hasta le disputó, primero a Melquíades Morales y después a Mario Marín, la candidatura del PRI a la gubernatura de Puebla, logrando ser representante de este último en la capital del país. Pero el haber estudiado en la Escuela Libre de Derecho (cuyo rector es otro ex priísta: Ignacio Morales Lechuga, ahora asesor en Los Pinos) lo hizo conservar amistad con Calderón. Y en cuanto éste empezó a escalar durante el foxismo, Lozano buscó a su condiscípulo. Y se hizo panista de nuevo cuño.
Lo designaron, pues, titular de la STPS, donde ha provocado más de una bronca, como lo de poner, como cualquier tianguista, una manta en las afueras de su oficina, para decir a las viudas de los mineros (que siguen en pie de lucha para rescatar los restos de los 66 mineros sepultados por la inseguridad laboral), que esa dependencia no era oficina de trámites penales. Y no acaba de sentarse en su elegante despacho (él mismo es un dechado de lujo con sus trajes y demás utensilios, así como muy bien perfumado que hasta da el tufo), cuando el chino Ye Gon lo involucró en tremendo lío del que no acaba de salir.
Y ya entrado en gastos, se puso de francotirador contra Ebrard y todos los bultos que se le atravesaban en su huída hacia adelante. Tiene entre ceja y ceja la aspiración (el recién defenestrado Arturo Núñez, ex priísta y ya casi ex perredista, acuñó la frase: “el que aspira... expira”) de sustituir a Mouriño en Gobernación, compitiendo a la sorda contra Germán Martínez y el ex priísta pero ya panista Diódoro Carrasco. Pues bien, ahora Lozano anda en camisa de once varas por una disputa de más de 56 millones de pesos por su paso en la Secretaría de Comunicaciones, con relación al reclamo de COFETEL (y TV-Azteca, la insolente televisora del Berlusconi Salinas Pliego). El dice que tiene las “manos limpias”, pero le imputan actos y negligencias que podrían, ahora sí, obligarlo a renunciar o cuando menos pedirle permiso a Calderón, como cuando lo hizo para enfrentar a Ye Gon.
cepedaneri@prodigy.net.mx

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