Ricardo Monreal Avila
La “toma de Tribunas” por parte de legisladores del Frente Amplio Progresista (FAP) concluyó en las Cámaras de Diputados y Senadores. Es importante hacer un balance de las causas, efectos y alcances de esta acción. Comentaré las preguntas más frecuentes que generó esta acción.
1) ¿Por qué se acudió a esta medida? Fue una acción de protesta parlamentaria ante la inminente aprobación por parte del PAN, PRI y otros partidos de la reforma energética del gobierno federal. Se pretendía aprobar en un máximo de dos a tres semanas lo que será determinante para las siguientes dos o tres generaciones de mexicanos.
2) ¿Por qué no debatir en el Congreso y tratar de modificar en las Cámaras la iniciativa del gobierno? Porque en este tipo de iniciativas el debate carece, desafortunadamente, de influencia real. Frente a arreglos cupulares y de élite, el debate parlamentario resulta estéril. Se puede ganar la discusión con argumentos técnicos y científicos, pero se pierde la votación. No cuenta la mayoría calificada de razón, sino la mayoría cuantitativa de número.
¿Por qué no aceptar la decisión y el acuerdo de la mayoría legislativa representada por el PAN y el PRI? Por tres razones: a) Porque esa mayoría parlamentaria no se corresponde con la mayoría ciudadana (la sociedad mexicana está dividida casi en dos partes iguales sobre este tema); b) porque los temas trascendentales para el país no deben decidirse únicamente por los legisladores, deben participar también los ciudadanos; c) porque la esencia de las democracias modernas no es imponer la voluntad de una mayoría al conjunto de la sociedad, sino el respeto a las minorías (parlamentarias y sociales) y la integración de la mayoría ciudadana en la toma de decisiones legislativas, a través de figuras de la democracia participativa directa como el referéndum, el plebiscito y la iniciativa ciudadana.
3) En caso de que PRI, PAN y otros partidos hubiesen aprobado esa iniciativa, ¿por qué no acudir posteriormente a la Suprema Corte de Justicia para su impugnación? Porque existen indicadores y ejemplos encontrados de su desempeño en asuntos sensibles para la sociedad. En algunos casos la SCJN ha dado ejemplo de fallos innovadores (derechos humanos, militares enfermos de SIDA, Ley de medios). Pero en otros, en cambio, ha tenido fallos controversiales, favorables a los actores y factores de poder (Mario Marín, Ulises Ruiz). Y detrás de la reforma energética hay de ambos: actores y factores de poder reales. De cualquier manera, no está descartado en lo absoluto el recurso de una controversia constitucional ante la SCJN, en caso de que la iniciativa persista en contravenir diversos artículos de la Constitución (de manera notable, el artículo 27).
4) ¿Se secuestró al Congreso?: La tribuna del Congreso de la Unión no es el Congreso de la Unión. Por lo tanto, tomar la tribuna no es secuestrar el Poder Legislativo. Por otra parte, el Congreso no se paralizó en ningún momento, ya que durante las dos semanas que estuvieron tomadas las tribunas se aprobaron 21 iniciativas de ley. Algunas de ellas, sin dictamen ni votación en comisiones, en flagrante violación del procedimiento legislativo, como el caso de la ley de adquisiciones del gobierno federal y del Estatuto del Gobierno del Distrito Federal.
5) ¿Fue un “golpe de Estado” que dañó al país?: Ni la opinión pública ni los mercados financieros percibieron un “golpe de Estado” en la toma de tribunas. Un estudio de opinión del grupo parlamentario del PRD en el Senado, reporta que 48% de los ciudadanos considera la demanda del FAP (debate y consulta) como un planteamiento justo, contra un 34% que lo considera injusto. En otro estudio, aunque la mayoría ciudadana rechaza la toma de tribunas, 53% considera que es una exageración compararla con los golpes de Estado propinados en su momento por Hitler, Mussolini, Pinochet y Victoriano Huerta (Excélsior, 27 de abril 2008). Un sector estratégico, sensible a los golpes reales, los mercados financieros, ni siquiera se inmutó ante la medida de protesta. El peso se revaluó y los Cetes a 28 días bajaron unas décimas en las dos semanas “golpistas” del FAP.
6) ¿AMLO y el PRD pagarán un alto costo político por la toma de tribunas?: Muy preocupados por el “costo político” para AMLO y el PRD estuvieron en estas dos semanas los adversarios y malquerientes de ambos. “¡Qué bárbaros, qué manera de inmolarse y autodestruirse!”. Un estudio de opinión reveló que el 32% de los costos políticos de la toma de tribunas será para el gobierno de Calderón, mientras que sólo 6% cree que serán para AMLO (Reforma, 17 de abril 2008). Por último, la primera encuesta preelectoral para el Congreso 2009, levantada después de la toma de tribunas y del aquelarre electoral interno, ubica al PRD en el mismo porcentaje electoral ¡de hace tres meses, 21%! (El Universal, 28 de abril 2008), cuatro puntos arriba de la preferencia media del 2007 (17%). Por supuesto que AMLO, el PRD y los legisladores del FAP no estamos exentos de errores, costos y ridiculeces políticas. Pero en el lance de la toma de tribunas, el ridículo y los golpes a la Constitución estuvieron en otro lado.
7) ¿No habrá otros recursos de protesta menos aparatosos? Dentro de la gama de recursos de protesta legislativa o parlamentaria, la toma de tribuna se puede ubicar en un punto intermedio entre la flemática práctica del “filibusterismo” del sistema presidencial norteamericano (mediante la cual un congresista obstruye la aprobación de una iniciativa tomando la tribuna para leer libros de poemas o recetas de cocina de manera ininterrumpida y sin sentarse), y la disolución del Parlamento en las democracias europeas; ésta, sí, una medida radical y de crisis política. En los últimos 10 años una tercera parte de las entidades federativas ha registrado al menos una toma de tribuna en sus Congresos, donde los protagonistas han sido por igual panistas, perredistas y priístas. Los primeros en tomar la tribuna federal fueron priístas, en 1988, para leer el dictamen que declaraba presidente electo a Carlos Salinas. En noviembre de 2006, los panistas la tomaron para que Felipe Calderón pudiera rendir protesta del cargo que ahora detenta y ostenta.
8) ¿Se logró algo? Sí. Detener el “albazo” legislativo y realizar en tiempo y forma un verdadero debate nacional. Después de esto, el FAP insistirá en que los legisladores no voten a espaldas de los electores y que la iniciativa petrolera sea sometida a una consulta ciudadana. Sólo después de este proceso la votación legislativa tendría un verdadero sentido democrático.
ricardo_monreal_avila@yahoo.com.mx
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